El pecado produce división
La división que se produjo en el hombre por el pecado es un hecho fundamental en la antropología teológica. El hombre ha sido creado por Dios a imagen y semejanza de Dios en Cristo. Al rebajarse o alinearse por el pecado, no puede tener relación con Cristo, que es el que le da sentido a la vida. Y aunque todo hombre está proyectado a Cristo, cuando está en estado de pecado original sólo lo está ontológicamente, y se encaminará a otros fines, desviándose de su salvación. Esta alienación dialogal con Dios hace que se degenere el dialogo con el prójimo porque se convierte en parte del yo egoísta, busca sólo su propio bienestar.
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