Selección de textos sobre " Masculinidad hegemónica"
En Revista Iberoamericana de Educación, vol. 68 (2015), pp. 79-98 Enrique Javier Díez Gutiérrez, escribe un artículo interesante para potencial la igualdad. he seleccionado estos textos que nos introducen en este concepto. Enhorabuena al autor
Siguiendo el análisis de Lomas (2007), podemos constatar cómo el arquetipo tradicional de la masculinidad hegemónica sigue inspirando la conducta de unos niños y adolescentes que ven en el ejercicio competitivo del poder y en el desprecio y rechazo al ámbito escolar una manera de afirmar su identidad masculina frente al orden femenino de la escuela.
Jugar muy bien al fútbol, sobresalir en fuerza y en habilidad en los juegos 85
de carácter competitivo, «tener éxito» con las chicas, aunque ello no sig- nifique apreciar su amistad ni tener en cuenta sus ideas y sentimientos, hacer gamberradas evitando el castigo y utilizar palabras y expresiones vulgares y obscenas, constituyen en este contexto algunas de las acciones cotidianas de los chicos en las escuelas y en los institutos, que contribuyen a convertir la cultura masculina del patio y del aula en una cierta ética (y en una cierta épica) masculina de la transgresión y de la resistencia con respecto al orden escolar femenino (Lomas, 2007, p. 94).
En esta configuración de la masculinidad en la escuela influyen multitud de variables. La etnia, la clase social, el contexto cultural, la cul- tura familiar, la cultura escolar, la edad y la orientación sexual actúan como factores que hacen de dicha construcción un proceso no lineal y con muchas extensiones y efectos colaterales (light y kiRk, 2000; MaC an ghaill, 1996; MaRtino, 1999; Pallotta-ChiaRolli, 2006; nilan, 2000; skelton, 1997; swain, 2004).
También hay que tener en cuenta la situación contextual, ya que no todas las escuelas operan con idénticos parámetros, pues cada colegio dispone de su propio régimen de género (Connell, 1998), que está formado por expectativas, reglas, rutinas y un orden jerárquico. Todo ello crea diferentes repertorios de acción con profundos efectos en el proceso de construcción de la masculinidad (RedMan, 1996; skelton, 1996, 1997; swain, 2002, 2003, 2004). Como explica Swain (2004), el conjunto de recursos y habi- lidades de interacción que son precisos para alcanzar un estatus dominante en la jerarquía masculina de una escuela, no son necesariamente los mismos que lo facilitan en otra.
Lejos de estar en declive, lo que parece es que el arquetipo tra- dicional de masculinidad se ve hoy reforzado por un contexto escolar que sigue menospreciando la cultura y el saber de las mujeres en sus contenidos escolares, en el uso del lenguaje y en sus estilos de relación y de convivencia; que potencia unos deportes y juegos de competición física en los que se justifican estrategias poco solidarias y cooperativas, si sirven para derrotar
E. J. DÍEZ GUTIÉRREZ

Códigos de masculinidad hegemónica en educación
al enemigo y vencer, de acuerdo con un orden simbólico en gran medida equivalente al orden simbólico de las guerras y del sometimiento de quienes fracasan en el combate (loMas, 2007; Peña y Ríos, 2011; Connell, 2012; suRovikina, 2015). Se construye así un arquetipo viril que se traduce en un varón joven, arriesgado, duro, valiente, contundente y firme, que reprime la empatía y las reacciones demasiado afectivas hacia otras personas, mostran- do una inusitada intolerancia con otras formas de masculinidad. Como dice Lozoya (2015), puede que la virilidad haya perdido su carácter monolítico pero ha ganado profundidad.
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