Thomas Luckmann
Thomas Luckmann
Nacido en 1927 en Eslovenia, profesor de
Sociología en la Universidad de Konstanz, seguidor de la escuela de
Fenomenológica de sociología.
Sostiene que todo conocimiento se deriva, y
a la vez es mantenido, por interacciones sociales. Junto con Berger[1]
escribió el libro “La construcción social
de la realidad” una de las obras más importante y con más seguidores en la
sociología actual. Su idea fundamental es que la realidad se construye
socialmente y la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los
cuales esto se produce.
Parten de la definición de realidad y
conocimiento, expresando que la realidad es “la cualidad propia de los
fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición”, y el
conocimiento “la certidumbre de que los fenómenos son reales y que poseen
características especificas”.
Tomando ideas del pensamiento marxista, de
Nietzche, y del historicismo, constuyen su propia teoría. La vida cotidiana se
presenta como una realidad interpretada por los hombres, y tiene para ellos un
significado inter subjetivo, siendo el lenguaje el que marca las coordenadas de
la vida en sociedad, ya que es el sistema de signos más importante en la
sociedad humana junto al simbolismo.
Existe la interacción social bien cara a cara, alejándose
esas tipificaciones cuando se alejan de aquí y del ahora.
También hablan de la sociedad como realidad objetiva. Todo hombre interrelaciona con el ambiente.
Todo acto que se repite, crea una pauta que luego se reproduce, apareciendo la
institucionalización de ella, como
dada, inalterable y evidente. De esta forma se evidencia como objetiva y se
interioriza cuando ese mundo social objetivado se vuelve a proyectar en la
conciencia durante la socialización.
Luego, la sociedad es un producto humano y el hombre un producto
social. El lenguaje es el principal instrumento de legitimación de la sociedad.
Cuando las experiencias humanas se sedimentan, se estereotipan, pasan
a formar parte del recuerdo, y cuando se comparten, forman un depósito de
conocimientos comunes.
La conciencia retiene solamente una pequeña parte de la totalidad de
las experiencias humanas, una vez retenida es sedimentada, esas experiencias
quedan estereotipadas en el recuerdo como entidades reconocibles y memorables,
que se convierte mediante el lenguaje
en tradición. En ella se dan los roles, la división del trabajo y el
superávit económico, apareciendo sub-universos en la sociedad.
Problemas importantes de la sociología del conocimiento[2] es
descubrir el colapso de los
órdenes institucionales, de las sociedades segregadas y la marginación social.
La función de legitimación consiste en lograr que las objetivaciones
de primer orden ya institucionalizadas lleguen a ser objetivamente disponibles
y subjetivamente plausibles. La legitimación indica al individuo los motivos
para realizar una acción.
Los procesos simbólicos
son procesos de significación referidos a realidades que no son de la
experiencia cotidiana.
En la socialización primaria se construye el primer mundo del
individuo y en la secundaria se interioriza los submundos institucionales, los sub-universos de la
sociedad. Una sociedad se mantiene
por rutina, por el diálogo, pero es factible de
transformarse. Todos
los subsistemas de la sociedad
están vinculados directamente con el fenómeno de la inclusión universal, o sea, de todos
los individuos y en la
sociedad moderna fuertemente diferenciada, nadie vive en un sólo de los
subsistemas primarios en los que se diferencia la sociedad.[3]
Cuando Luckmann se plantea el tema de
la religión lo hace dentro de esta teoría y tanto Berger como Luckmann se proponen
buscar un encuadre para su análisis de la religión dentro de este marco mucho
más amplio y general. Hacen ese análisis dentro de la sociología del
conocimiento.
Las formas de religión familiares para Luckmann no son sino
expresiones históricas específicas de universos simbólicos. Son sistemas
socialmente objetivados y se
refieren a lo cotidiano y a la vez indican un mundo que se experimenta como
trascendiendo a esta vida.
“Son sistemas objetivizados que relacionan la
experiencia de la vida de cada día a un nivel de realidad transcendente”.[4]
Esta capacidad del
organismo humano de trascender su naturaleza biológica a través de los
universos simbólicos es lo que Luckmann llama religión. Considera la religión
como un fenómeno antropológico, la religión es todo y todo es religión; se
encarna en forma histórica mediante representaciones en una norma social
específica no institucionalizada, que después pasaría a un modelo oficial de
religión.
Hoy
hay una huída de la religión en la sociedad por la destrucción de los modelos
oficiales. Pierden relevancia los valores que favorecían la integración y la
legitimación de la vida de cada día y esto supone un indicio de un cambio revolucionario.
Es transformar la religión institucional por una forma social de religión no
institucionalizada: la religión invisible. De acuerdo con
Lukman,[5]
en todo sistema diferenciado y autorreferencial se dan tres tipos de relaciones
sistémicas:
1) la relación con la sociedad (función),
2) las relaciones con otros subsistemas
(servicios auxiliares),
3) las relaciones consigo mismo
(autorreflexión).
Estas relaciones han generado, respectivamente, tres grandes
áreas de especialización funcional
en el interior de las religiones cristianas, las cuales han sido
denominadas por Luhmann como la función espiritual (Iglesia), la función
auxiliar (Diakonía) y la dogmática religiosa (o Teología).
Según Luhmann, el problema central de esta
función espiritual en una sociedad secularizada es que la Iglesia no controla el área privada
y, los demás sistemas, economía, política, educación y ciencia no estimulan a
las personas a ir a la Iglesia, perdiendo su función espiritual y apareciendo
los servicios auxiliares, adquiriendo mayor actividad social. Para Luckman en las sociedades modernas la
religión se privatiza y cambia de significado, emigra del ámbito público al
privado, pero no necesariamente desaparece.
David Martín[6] al ocuparse de este tema observaba que
cuanto más organizada estuviera la religión mayor era la tendencia a la
secularización y que en un país pluralista en el ámbito religioso, la
secularización era menor.
Mediante
el proceso de socialización el hombre interioriza una visión histórica del
mundo, aquello que era objetivo se transforma en realidad subjetiva en un
proceso de individualización, dándose coherencia entre el cosmos sagrado y el
sistema internalizado. Esto sucedía en las sociedades simples, pero no en las
sociedades donde se ha dado una especialización institucional de la religión,
que en un momento determinado puede ser modelo oficial y cambiar ese modelo en
otra generación. En este momento, cuando se da estas circunstancias, la
religión tiende a convertirse en asunto privado, se hace sujetiva y privada. Es el hombre de la religión
invisible.[7]
[2] Hoy esta sociología está muy estudiada teniendo relaciones con múltiples
ciencias.
[3] J. M. GARCÍA BLANCO, «La exclusión social en la teoría a social
de Niklas Luhmann», en Século XXI Revista de Ciencias
sociales, 2 (2012) 43-71.
[7] Analisis realizado por QUIM
CASAL I BATALLER en RACO (Revistes Catalanes amb Accés Obert) www.raco.es Consultado 24/0572012.
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