Empoderar a los estudiantes universitarios
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En la Universidad de Alicante, en las jornadas de XIII de Redes de investigación en Docencia Universitaria.Nuevas estrategias organiativas y metodológica en la formación universitaria para responder a la necesidad de adaptación y cambio se ha presentado un Programa mu interesante Descripción en un programa de empoderamiento para el desarrollo de competencias socioemocionales en Educación Superior por R. Gilar (Coord.), T. Pozo-Rico1, M. C. González, A. Veas1, V. Ostafii, Ma J. Blanes, D. Aparisi1, F. Fernández1, M. González, M. P. López, R. Poveda, I. Navarro1 y P. Poveda del Departamento de Psicología Evolutiva y didáctica.
Entre los motivos que exponen es que las empresas hoy no solo buscan para sus directivos conocimientos técnicos sino una serie de competencias emocionales que se adquieren trabajando la inteligencia emocional
En el artículo se lee:
La inteligencia emocional es un constructo complejo. Fue definida por primera vez en 1993 por Mayer y Salovey como “la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual" (Mayer & Salovey, 1993). Cinco años después, Goleman popularizó el término con varias de sus investigaciones que reforzaban la idea de la inteligencia emocional como clave en el éxito, tanto en entornos profesionales como personales (Goleman, 2013; Goleman & Boyatzis, 2008; Cherniss, Extein, Goleman, & Weissberg, 2006; Goleman, 2004; Mayer et al., 2004b; Goleman, Boyatzis, & Mckee, 2001; Goleman, 2000; Goleman & Reich, 1999; Goleman, 1998; Salopek & Goleman, 1998).
De esta manera, se entiende la IE incluye la capacidad para percibir con precisión las emociones, para acceder y generar emociones positivas que permiten el empoderamiento, la creatividad y el pensamiento divergente. Integra, además, la comprensión de los estados de ánimo y la transformación de los mismos en fuerzas productivas y poderosas, de máximo rendimiento y eficacia. Permite, en la misma línea, regular reflexivamente emociones con el fin de promover el crecimiento emocional e intelectual (Chew, Zain, & Hassan, 2015; Keefer, 2015; Cadamuro, Versari, Vezzali, Giovannini, & Trifiletti, 2015; Cheung, Cheung, & Hue, 2015; Wurf & Croft-Piggin, 2015; Costa & Faria, 2015; Lopez-Fernandez, Lapuerta, & Casado, 2015; Lanciano & Curci, 2014; Curci, Lanciano, & Soleti, 2014; Poropat, 2014; Corcoran & Tormey, 2013; Nightingale et al., 2013; Mateu-Martinez et al., 2013).
Desde la introducción del proceso de Bolonia, la meta de una educación universitaria completa, no sólo las habilidades técnicas adscritas a cada campo de conocimiento, sino también a otras competencias, como el trabajo en equipo, la comunicación, la presentación de proyectos y la gestión del tiempo (Satrustegui, 2011).
En la Universidad de Alicante, en las jornadas de XIII de Redes de investigación en Docencia Universitaria.Nuevas estrategias organiativas y metodológica en la formación universitaria para responder a la necesidad de adaptación y cambio se ha presentado un Programa mu interesante Descripción en un programa de empoderamiento para el desarrollo de competencias socioemocionales en Educación Superior por R. Gilar (Coord.), T. Pozo-Rico1, M. C. González, A. Veas1, V. Ostafii, Ma J. Blanes, D. Aparisi1, F. Fernández1, M. González, M. P. López, R. Poveda, I. Navarro1 y P. Poveda del Departamento de Psicología Evolutiva y didáctica.
Entre los motivos que exponen es que las empresas hoy no solo buscan para sus directivos conocimientos técnicos sino una serie de competencias emocionales que se adquieren trabajando la inteligencia emocional
En el artículo se lee:
La inteligencia emocional es un constructo complejo. Fue definida por primera vez en 1993 por Mayer y Salovey como “la habilidad para percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, la habilidad para acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento; la habilidad para comprender emociones y el conocimiento emocional y la habilidad para regular las emociones promoviendo un crecimiento emocional e intelectual" (Mayer & Salovey, 1993). Cinco años después, Goleman popularizó el término con varias de sus investigaciones que reforzaban la idea de la inteligencia emocional como clave en el éxito, tanto en entornos profesionales como personales (Goleman, 2013; Goleman & Boyatzis, 2008; Cherniss, Extein, Goleman, & Weissberg, 2006; Goleman, 2004; Mayer et al., 2004b; Goleman, Boyatzis, & Mckee, 2001; Goleman, 2000; Goleman & Reich, 1999; Goleman, 1998; Salopek & Goleman, 1998).
De esta manera, se entiende la IE incluye la capacidad para percibir con precisión las emociones, para acceder y generar emociones positivas que permiten el empoderamiento, la creatividad y el pensamiento divergente. Integra, además, la comprensión de los estados de ánimo y la transformación de los mismos en fuerzas productivas y poderosas, de máximo rendimiento y eficacia. Permite, en la misma línea, regular reflexivamente emociones con el fin de promover el crecimiento emocional e intelectual (Chew, Zain, & Hassan, 2015; Keefer, 2015; Cadamuro, Versari, Vezzali, Giovannini, & Trifiletti, 2015; Cheung, Cheung, & Hue, 2015; Wurf & Croft-Piggin, 2015; Costa & Faria, 2015; Lopez-Fernandez, Lapuerta, & Casado, 2015; Lanciano & Curci, 2014; Curci, Lanciano, & Soleti, 2014; Poropat, 2014; Corcoran & Tormey, 2013; Nightingale et al., 2013; Mateu-Martinez et al., 2013).
Desde la introducción del proceso de Bolonia, la meta de una educación universitaria completa, no sólo las habilidades técnicas adscritas a cada campo de conocimiento, sino también a otras competencias, como el trabajo en equipo, la comunicación, la presentación de proyectos y la gestión del tiempo (Satrustegui, 2011).
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