Espiritualidad líquida.

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Eduardo Vizcaino Cruzado ha publicado el artículo  Espiritualidad líquida. Secularización y transformación de la religiosidad juvenil en Revista de Ciencias Sociales. 2015, 10(2): 437-470. 

El resumen: El objeto de este artículo es investigar las creencias religiosas juveniles en un nuevo contexto de tardo-posmodernidad y tras determinados procesos secularizadores, para determinar en qué creen nuestros jóvenes, cómo viven y construyen sus creencias y qué características tiene el objeto de su fe. Nos interesa saber cuáles son los principales posicionamientos de los jóvenes ante la Trascendencia, así como conocer qué imagen o representación de Dios tienen estos jóvenes. Por último, es preciso saber si estos grupos de creyentes son homogéneos en sus cualidades o bien presentan cierta pluralidad en relación a la moral, los ritos, los dogmas/creencias, cuestiones comunitarias/eclesiales, etc. 
Las conclusiones son:

Las creencias de nuestros/as jóvenes son tan abiertas, flexibles y débiles que no están preocupados porque otras las nieguen. Mientras que algunos autores hablan de una religión que crece o renace de una forma intolerante y radical, causando múltiples conflictos (11S, talibanes, israelíes y palestinos, los neocons cristianos estadounidenses...), nosotros hablamos de una religiosi- dad más flexible, que acepta al diferente, quizá no tanto por tolerancia (como hemos dicho antes) sino por “indiferencia” o por falta general de radicalismo. No son tolerantes en un esfuerzo moral (los ateos y los creyentes instituciona- lizados sí lo son). Son tolerantes porque son posmetafísicos, porque reconocen que no se puede llegar a un Absoluto y, en consecuencia, flexibilizan sus pers- pectivas. No son mejores personas que los otros. La tolerancia, aquí, no es una cuestión moral, sino la consecuencia de una cualidad de sus posiciones.
Vemos, por tanto, dos grandes grupos: uno metafísico y otro posmetafísi- co. Los primeros (tanto los creyentes institucionalizados como los ateos) bus- can argumentos racionales para convencerse. Y en eso centran su diálogo: en convencer al otro. En esto radica la violencia metafísica de la que habla Girard (Vattimo y Girard, 2011): cuando un grupo convence al otro lo que realmen- te hace es eliminar la otra posibilidad. No hay victoria sin esta anulación, sin la aceptación de la verdad que cada uno lleva.
Los posmetafísicos son más emocionales, solo tienen un criterio racional (entendida como acción con respecto a fines): si creer te hace sentir bien, es bueno; si no creer te hace sentir bien, también es bueno. No hay mayor proble- ma. Su espiritualidad se adapta mejor a la sociedad plural en la que viven. Es una fe más acorde a los tiempos, una espiritualidad líquida, débil, difusa y pos- metafísica, que se mueve bien en el ambiente de pos o tardomodernidad en el que conviven nuestros/as jóvenes y con la que logran dar un sentido a sus vidas. 

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