Somos animales con deseo a la trascendencia ¿religiosa y otra manifestación?

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Contesta Nogués

De lo que no cabe tanta duda es de que la dimensión religiosa constituye un hecho antropológico indudable y que, entre otras cosas, descansaría sobre una experiencia fundante, que pertenece al homo sapiens y aceleraría su evolución filogenética: la experiencia de transcendencia. Una experiencia de transcendencia que tú sueles interpretar como “exceso” o “lujo” superpuesto a las necesidades puramente biológicas de reproducción o supervivencia. Dicha experiencia no desemboca única y exclusivamente en la experiencia religiosa, sino que adopta otras expresiones que culturalmente nos constituyen. Es decir, podríamos decir que somos animales con un anhelo de trascendencia que ha cristalizado en formas culturales religiosas y no religiosas. ¿Nos puedes hablar de esas dimensiones fundantes de lo antropológico? 

Estas son aquellas dimensiones que hoy tendemos más a denominar espirituales en general y que no son específicamente religiosas. Aquí por ejemplo, yo citaría un par de ellas, sobre todo entre las tradiciones espirituales de Oriente, algunas de las cuales no son originalmente religiosas. Estoy pensando en el confucionismo, que es la experiencia de lo armónico, una experiencia que también está en la cultura griega, la armonía total del cosmos y nuestra participación en esta armonía. Correspondería a la situación de admiración  ante la grandiosidad de la realidad. Einstein en la cultura moderna europea puede ser una buena muestra de esta actitud.  

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