¿Donde se enseña teología?

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Razón y Fe, 2018, t. 278, no 1434, pp. 21-29, ISSN 0034-0235 

PREGUNTA (P): El origen de las universidades en Europa se remonta a las escuelas monásticas y catedralicias, donde la teología ocupaba un lugar central. Con el paso del tiempo, la universidad  21 tomó vida propia y, en la mayoría de los saberes, las referencias a la teología desaparecieron. ¿Qué se ha perdido en esa larga y compleja evolución histórica? ENRIQUE SANZ (ES): En toda esa larga historia quiero recoger tres hitos. Primero, cuando nace la universidad la teología ocupa un lugar central porque era una de las ciencias que mediaba o facilitaba la integración de los saberes. La palabra universitas habla de “saberes integrados”. En estos momentos,

Entrevista

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las universidades y las sociedades buscan también la integración de saberes. Evidentemente, la teología hoy no cumple esa función mediadora, pero el hecho de que la teología ya no esté en la universidad pública nos recuerda que la teología podría colaborar también en ello –aunque no con una función de liderazgo–.
“La salida de las facultades de teología de la universidad española dejó a la teología en una situación de aislamiento que, en parte, ha dificultado el diálogo con el mundo de la cultura, aunque en su momento es cierto que ganó en autonomía respectoa la injerencia del Estado. 


En segundo lugar, muchos siglos después, en España, hasta el año 1868, las universidades estatales tenían alguna facultad de teología.

 En 1700 había en torno a 30 facultades de teología y en 1868 desaparecen. 

Décadas después, tendrá lugar el Vaticano II, que no se ha conocido suficientemente en nuestra sociedad, quizás, entre otros factores, porque la teología no estaba en las universidades.

También me gustaría destacar un tercer elemento, o más bien un deseo. Tenemos algunas facultades de teología anteriores al Concilio: Comillas, Granada, la Pontificia de Salamanca. Después del Vaticano II fueron surgiendo otras y se multiplicó la enseñanza en los seminarios. 

Una personalidad del ámbito teológico español como Olegario González de Cardedal ha señalado que en ese momento se quiso dar un papel relevante a las facultades de teología aunque, quizá, no se acertó en identificar las necesidades, y por eso la vuelta de la teología al espacio público no se organizó de la manera más adecuada. 

Hoy día, sin embargo, se podría hacer, invitando a las facultades de teología a profesionalizarse aún más. La de Comillas, bajo el amparo de la universidad, camina en paralelo con otras áreas del saber y en consonancia con los criterios de calidad establecidos.