Filosofía de la espiritualidad Espiritualidad tradicional 14
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El Búho No 17
Revista Electrónica de la Asociación Andaluza de Filosofía.D. L: CA-834/97. - ISSN 1138-3569.
Publicado en www.elbuho.aafi.es
Antonio Sánchez Millán
Antonio Sánchez Millán
14. Y respecto a la consideración de lo espiritual en la tradición filosófica moderna, hemos anunciado que no se trata estrictamente de una nueva espiritualidad, sino de recuperar la comprensión antigua de la misma, no incompatible sino hermanada a la actitud filosófica, algo que es tan necesario hoy día: aquella dimensión originaria del ser humano, de donde le vienen sus intuiciones básicas, su creatividad, que luego puede expresarse religiosa, estética, moralmente, inteligentemente, amorosamente... y también filosóficamente.
Quizás la mejor manera, como hemos dicho ya, de hacer de la espiritualidad una actitud abierta, más crítica y más consciente. A pesar del relato habitual de la historia de la filosofía, el pensamiento no renunció a la espiritualidad durante el paso del mito al lógos, sino que la reconoció.
Pero pretendió hacerla más filosófica, abierta, consciente, menos arbitraria, menos subjetivista o hermética. Podemos mirar a cualquiera de los pensadores clásicos. En realidad, puede decirse que la filosofía es la forma más intersubjetiva y comunicable de la espiritualidad humana. Esto fue lo que supuso lógos, ese lenguaje racional que derivó, con el correr de los siglos, en pura razón excluyente y calculadora. La fuerza cósmica, ananké, ese “azar necesario” que todo lo rige, ahora podía ser estudiada, investigada, darse razón deella, dialogar sobre ella, comunicarse entre las distintas escuelas filosóficas; no era ya algo arbitrario, inescrutable, esotérico, mistérico, iniciático, sino algo expresabley comunicable a través de la “palabra razonable” (lógos, una capacidad que vamucho más allá de la pura lógica deductiva y racionalizadora...). No rechazaron losprimeros filósofos -ni tampoco los auténticos filósofos, fieles a este “espíritu”- los mitos, sino que filosofaron con ellos. Así se dice que filosofaron con/contra el mito, para investigar de otro modo (filosófico) lo que ya buscaban los mitos. Entender y entendernos. Así fueron los mitos, y siguen siendo, una fuente inagotable de sentido humano.
La filosofía -el filosofar, la “filosofía practicada”- nació en Grecia como una de las maneras humanas más eficaces de expresar el ser y desarrollar lo que ya somos, llamémoslo dimensión profunda o espiritual del ser humano. Aquello de donde emerge todo lo que expresamos, nuestro fondo o centro espiritual (para distinguirlo de lo corporal y mental).
Este ha sido el esfuerzo filosófico desde Tales de Mileto. Sin embargo, el problema que nos aparece en el ámbito filosófico -desde hace algunos siglos- consiste en que la filosofía tradicional ha establecido su casa no mucho más allá de lo mental. La apertura filosófica del mundo es una apertura de nuestra propia espiritualidad, junto a la apertura estética, moral, religiosa, etc., una manera de comunicar y trabajar nuestra conexión con el ser, cuando llegamos a ser conscientes de ella.
Resumiéndolo en una rápida secuencia: conexión con nuestro fondo de ser, consciencia sentida de ese fondo (intuición), expresión desde nuestra creatividad a través de la actividad diaria, el arte, nuestras decisiones(moralidad), religiosamente... y filosóficamente. Ahora bien, este modo filosófico deexpresión de nuestro fondo espiritual -no exclusivamente-, puede aportar además
Quizás la mejor manera, como hemos dicho ya, de hacer de la espiritualidad una actitud abierta, más crítica y más consciente. A pesar del relato habitual de la historia de la filosofía, el pensamiento no renunció a la espiritualidad durante el paso del mito al lógos, sino que la reconoció.
Pero pretendió hacerla más filosófica, abierta, consciente, menos arbitraria, menos subjetivista o hermética. Podemos mirar a cualquiera de los pensadores clásicos. En realidad, puede decirse que la filosofía es la forma más intersubjetiva y comunicable de la espiritualidad humana. Esto fue lo que supuso lógos, ese lenguaje racional que derivó, con el correr de los siglos, en pura razón excluyente y calculadora. La fuerza cósmica, ananké, ese “azar necesario” que todo lo rige, ahora podía ser estudiada, investigada, darse razón deella, dialogar sobre ella, comunicarse entre las distintas escuelas filosóficas; no era ya algo arbitrario, inescrutable, esotérico, mistérico, iniciático, sino algo expresabley comunicable a través de la “palabra razonable” (lógos, una capacidad que vamucho más allá de la pura lógica deductiva y racionalizadora...). No rechazaron losprimeros filósofos -ni tampoco los auténticos filósofos, fieles a este “espíritu”- los mitos, sino que filosofaron con ellos. Así se dice que filosofaron con/contra el mito, para investigar de otro modo (filosófico) lo que ya buscaban los mitos. Entender y entendernos. Así fueron los mitos, y siguen siendo, una fuente inagotable de sentido humano.
La filosofía -el filosofar, la “filosofía practicada”- nació en Grecia como una de las maneras humanas más eficaces de expresar el ser y desarrollar lo que ya somos, llamémoslo dimensión profunda o espiritual del ser humano. Aquello de donde emerge todo lo que expresamos, nuestro fondo o centro espiritual (para distinguirlo de lo corporal y mental).
Este ha sido el esfuerzo filosófico desde Tales de Mileto. Sin embargo, el problema que nos aparece en el ámbito filosófico -desde hace algunos siglos- consiste en que la filosofía tradicional ha establecido su casa no mucho más allá de lo mental. La apertura filosófica del mundo es una apertura de nuestra propia espiritualidad, junto a la apertura estética, moral, religiosa, etc., una manera de comunicar y trabajar nuestra conexión con el ser, cuando llegamos a ser conscientes de ella.
Resumiéndolo en una rápida secuencia: conexión con nuestro fondo de ser, consciencia sentida de ese fondo (intuición), expresión desde nuestra creatividad a través de la actividad diaria, el arte, nuestras decisiones(moralidad), religiosamente... y filosóficamente. Ahora bien, este modo filosófico deexpresión de nuestro fondo espiritual -no exclusivamente-, puede aportar además
una serie de sabrosos frutos, provenientes de lo que llamamos la actitud filosófica. Una búsqueda de saber, racional, reflexiva, crítica y dialógica.
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