Hora Prima. Libro: La música de silencio




Prima, Revista Criterio
se centra en la sala capitular, lugar donde los monjes se reúnen para tratar los asuntos prácticos de la comunidad.

 El trabajo se distribuye en comunidad. Aun cuando los monjes suelen trabajar la mayor parte del día en soledad, se trata de una tarea en común. 
Robert Frost lo expresa bellamente cuando sostiene que los seres humanos siempre trabajan en forma conjunta “ya sea que trabajen juntos o separados” … 

En Prima, el reparto de las tareas incluye tanto la bendición del trabajo como su distribución. Oramos para que Dios guíe nuestras acciones. Cuando trabajamos de esta manera, todo se transforma en oración. No se trata de una especie de idea religiosa devota y estrecha. 

Como dice Rilke “Básicamente, sólo hay oraciones”. Todo lo que hacemos, a los ojos de Dios, es oración. De esa manera nuestras manos se santifican, se bendicen. Ellas no pueden crear nada que no sea oración. “Ya sea que uno pinte o corte la hierba –continúa el poeta –, desde el movimiento de las herramientas se despliega el espíritu de oración” … 

Durante Prima nos comprometemos a hacer todo hoy siguiendo los mismos pasos que enseñamos a los niños para cruzar la calle: detenerse, mirar y luego avanzar … El trabajo, si no lo encaramos conscientemente, nos absorberá con sus exigencias. Así nos convertimos en esclavos, no importa el lugar que ocupemos en la escala. Sólo si comenzamos con deliberación, aprendiendo aquello de “detenerse, mirar, avanzar” podemos seguir siendo amos de nuestro trabajo, asumiéndolo intencionalmente según lo requiera la ocasión.”

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