El término hebreo shalom posee una riqueza semántica que no se refleja adecuadamente en la eirene griega, la pax latina o los términos respectivos de nuestras lenguas. Shalom no significa la simple ausencia de guerras; expresa, más bien, “una vivencia colectiva sazonada de bienestar, de serenidad, de salud corporal, de sosiego espiritual y de comprensión interhumana” (Salas, en Varios, 1991, 33). Remite a un clima de plenitud, justicia, vida, verdad, que incide en el conjunto de las relaciones humanas: políticas, sociales, familiares, económicas, religiosas, etc. Posee, además, un compromiso ético, ya que exige un comportamiento humano íntegro, sin tacha. Esta riqueza semántica explica que shalom se empleara en la religión hebrea como saludo y bendición. La verdadera paz nunca está disociada de la justicia. Sin la realización de esta no es posible la paz. “La obra de la justicia será la paz –dice Isaías–, el fruto de...