Pensamiento de Inocencio III sobre Los Santos lugares

 

ACTITUD PROFÉTICA DE FRANCISCO DE ASÍS
ANTE EL ISLAM

por Giulio Basetti-Sani, OFM

 Selecciones de Franciscanismo, vol. VI, núm. 16 (1977) 93-105]

También Inocencio III conserva el tradicional lenguaje ofensivo: los musulmanes son enemigos de la Cruz de Cristo, pérfidos, pésimos, etc.; también él sigue siendo víctima de una ambigüedad que duraba ya dos siglos: la de creer que la presencia del Islam en Jerusalén constituía la mayor afrenta a Jesucristo, «expulsado del reino que se había comprado con su propia sangre». 

Si los cristianos no reivindican los derechos de Cristo reconquistando su patria de manos de los enemigos, ¿cómo podrán llamarse cristianos? La liberación del Santo Sepulcro es considerada como el premio que Dios reservará a una Cristiandad renovada espiritualmente. Siguiendo la visión de san Bernardo sobre el «soldado de Cristo» (miles Christi), el Papa exalta la Cruzada como obra salvífica asociada a la Pasión y Muerte dé Cristo.

Pero las esperanzas del Papa y de la Cristiandad sobre la ruina del Islam no se cumplieron. Las profecías se mostraron falsas, y la religión musulmana no fue destruida por la espada cristiana, ni tampoco las Cruzadas lograron que los musulmanes se acercaran al Evangelio. El haber asociado durante siglos la violencia de los cristianos cruzados al miles Christi de san Pablo y a la Pasión y Muerte de Cristo, constituía una desviación del auténtico espíritu del Evangelio. 

Precisamente con su Pasión y Muerte había querido Jesús renunciar a toda resistencia violenta para dejar a la Iglesia un ejemplo y una enseñanza. No permitió a Pedro el uso de la espada, cuando habría podido contar con legiones de ángeles para su legítima defensa. San Francisco, con su palabra y su ejemplo, debía recordar todo esto a la conciencia cristiana medieval.

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