Espíritu Santo y ecumenismo
Por último, la fe en el Espíritu Santo, inspirador del diálogo (Fitzgerald, 129-142), Espíritu de verdad que conduce la historia, nos abre con esperanza hacia la plenitud de la verdad a través del encuentro y del diálogo con las grandes tradiciones religiosas de la humanidad. La revelación cristiana es definitiva y puede considerarse concluida, pero el Evangelio recuerda que Jesús tenía todavía muchas cosas que decir, que sus discípulos no podían entonces acoger, y que sería el Espíritu Santo quien les hiciera acceder gradualmente a la verdad toda entera (cf. Jn 16, 12-13). Nadie puede excluir que este acceso gradual a la verdad puede ocurrir por el encuentro con otras religiones. Y esto incluso en el conocimiento del misterio de Dios. El avance en el conocimiento del mismo patrimonio de la revelación puede realizarse, de hecho, gracias también a las aportaciones, purificaciones y estímulos que pueden venirle a la comunidad cristiana por parte de las grandes religiones mundiales. Po