Inicio de los franciscanos en la universidad



San Francisco visitó en dos ocasiones Bolonia (1220 y 1222), concediéndole en la segunda visita la calidad de Lector en Teología a San Antonio de Padua, quien se convirtió, de esta manera, en el primer profesor en Ciencia Sagrada de los franciscanos. 

Sin embargo, en la universidad no existía Facultad de Teología y, por lo tanto, los Frailes Menores estudiaban sólo en el Convento de Bolonia.

La presencia en la universidad, por parte de los franciscanos, comenzó enOxford, Inglaterra en 1224 (Merino, 1993, p. 25).

Por la práctica de la pobreza y el cultivo de la ciencia se ganaron rápidamente la simpatía de los estudiantes y especialmente del Canciller de la universidad, Roberto Grosseteste; esta autoridad -quien después será Obispo de Lincoln- creó cursos públicos en el Convento de los Frailes Menores en 1228, transformándose en el centro de la Facultad de Teología de Oxford; un rol importante desempeñó el Provincial de Inglaterra, fray Ángel de Pisa (Merino, 1993, p. 26). 

Diez años después, los propios franciscanos eran los profesores, destacándose Adán de Marsch y Tomás de York, discípulos de Grosseteste. De esta forma, se inició un movimiento teológico-filosófico de importancia, pues las enseñanzas se basaban en tratados árabes y traducciones recientes de Aristóteles y obras neoplatónicas, no usadas anteriormente. La situación es tal que, algunos autores como Dorothea Elizabeth Sharp (1930, p. 52), sostienen que Aristóteles llegó a Occidente no a través del dominico San Alberto Magno, como sostiene Mandonnet, sino que a través de la Escuela Franciscana de Oxford. Aquí sobresaldrán especialmente los dos ya mencionados -Adán y Tomás- y John Pecham, Ricardo de Middleton, Roger Bacon, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockam. 

Sin embargo, Merino (1993) afirma que es“la corriente agustiniana la que domina todo el pensamiento franciscano. El hombre puede conocer el mundo, la naturaleza humana y todos los seres de la creación, pero todo ello serviría de muy poco si no se descubre en la naturaleza el ‘vestigium Dei’, la huella de Dios, y en sí mismo la ‘imago Dei’, imagen de Dios, si no percibe la acción divina en el alma”.

Es necesario subrayar que Roberto Grosseteste es el gran impulsor de los filósofos franciscanos en Oxford y que, posteriormente, se trasladan a París, especialmente en la línea más científica de los mismos.




Al respecto, se afirma:“filósofo inglés, fuertemente influido por las ideas de Aristóteles, a quien leyó a través de comentaristas árabes y judíos. Se le considera el fundador de la tradición de pensamiento científico en el mundo intelectual británico medieval. Teorizó sistemáticamente sobre los diferentes aspectos de la ciencia experimental, distinguiendo entre los métodos inductivo, experimental y matemático” (Otero y Gibert, 2014, p. 122).




Franciscanos y Dominicos se instalaron en París, Francia; los primeros, en los suburbios, en el barrio de Saint-Denis en 1219; los segundos se habían instalado un año antes en pleno centro de la ciudad.




Comenzó así una rivalidad de ambas Órdenes respecto a la influencia que podían tener en la Universidad de París; los primeros estaban en desventaja por la distancia en que tenían su convento; el Provincial de Francia era fray Gregorio de Nápoles. Sin embargo, esta situación cambió cuando en 1231 se dieron dos hechos relevantes:




En primer lugar, el Papa Gregorio IX logró que los Frailes Menores pudieran instalarse en tierras de la abadía de Saint-Germain de Près, muy cerca del barrio universitario; en segundo lugar, uno de los más prestigiosos académicos tomó el hábito franciscano, fray Alejandro de Hales, quien había nacido en Inglaterra y había iniciado sus estudios en Oxford en donde conoce a Roberto Grosseteste. Alejandro organiza una Escuela que coloca en el primer plano de la universidad, transformando el Convento de los Franciscanos de París en el centro intelectual más importante de toda la Orden.




Le sucede Juan de la Rupella, discípulo del mismo Alejandro. En la primera mitad del siglo XIII, Eudes Rigaud, más tarde Arzobispo de Ruán, Guillermo de Meliton, y finalmente San Buenaventura fueron las lumbreras de la cátedra de que los Franciscanos eran titulares en la Universidad de París (Merino, 1993, p. 24); aquí también estuvo Roger Bacon.








Merino, J. A. (1993). Historia de la Filosofía Franciscana. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos- B.A.C.

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