«la pérdida de la religión desestabiliza un país».
El escritor alemán Martin Mosebach observó que «la pérdida de la religión desestabiliza un país». Cuando una sociedad ya no sabe darse a sí misma una razón de ser, otros encuentran una y el vacío dejado por el cristianismo se llena pronto. Incluso un ateo como Richard Dawkins reconoció que «el sonido de las campanas [de la iglesia] es mejor que el canto del almuédano [en la mezquita]».
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