El diario «El País» intenta intimidar a los que han descubierto su chapuza con los abusos sexuales y les sale el tiro por la culata




Juanjo Romero, el 3.12.23 a las 11:23 AM



Se veía venir pero no con tanta violencia. La mafia periodística ha acusado el golpe y se ha revuelto. En parte es buena noticia. Con su rabia han colaborado a que se conozca un poco más el montaje utilizando a las víctimas de abusos sexuales contra la Iglesia Católica y han demostrado el terror que tienen a que se sepa más. El diario El País pasa al ataque contra el Colectivo Sergio Gámez.

Una sola víctima es un horror, cada víctima es importante. Por eso mezclar víctimas falsas sin confirmar con las verdaderas es despreciar e insultar a las víctimas, revictimizarlas. El jueves pasado un grupo de católicos decidió crear la falsa historia de Sergio Gámez, para demostrar lo fácil que es inventarse unos abusos sexuales inexistentes. El testimonio del ficticio abusado aparece como auténtico en el informe del Defensor del Pueblo y en las informaciones del diario ‘El País’. Lo que llamaron la «Operación Bollycao». Aquello ha supuesto un antes y después en la triste historia de los abusos en España.





El espantoso e internacional ridículo del diario El País con su casposo ‘Spotlight‘ sería para troncharse si no estuviese cocinado con el dolor de las víctimas. La chapuza elaborada por Daniel Verdú, Julio Núñez, Paola Nagovitch, Lucía Foraster Garriga e Íñigo Domínguez no puede ser el hazmerreír porque está sustentada en casos inventados de abusos sexuales contra la Iglesia Católica, que como algunas verdaderas víctimas me han manifestado les ha causado mucho dolor.

Les ha dado igual que la consecuencia de su «trabajo» haya sido revictimizar a los verdaderos acusados aguando su dolor con casos falsos. Falsos porque no tuvieron la decencia profesional de comprobarlos tal como decían que habían hecho. Queda la duda de si ha sido por maldad o solo es que ellos son malos profesionales.

La chapuza de «investigación» por la que El País se autoconcede un premio ni siquiera dio los frutos esperados. Los casos, ya no se sabe el número de los que son verdaderos, habían estado por debajo de sus previsiones y tuvieron que agarrarse a otra chapuza, utilizar el Informe del Defensor del Pueblo y titular con una mentira, marca de la casa. El tal Iñigo Domínguez, periodista dicharachero, titula al día siguiente de la presentación del informe que en España hay 400.000 víctimas. Fuera de los primeros titulares conseguidos el ridículo le va acompañar el resto de su vida. La Defensora del lector del diario no sabía dónde meterse y tras ser cuestionada ha tenido que admitir que «El País no es una empresa de estadística y, por tanto, no debe ceñirse a los porcentajes», le ha faltado decir, «sed buenos, Iñigo Domínguez da lo que da». Ha sido tremendo.

La situación solo tenía dos salidas. La profesional y digna, que el diario reconociese que el trabajo era una chapuza. Un hecho por otro lado que está ya a la vista de todo el mundo y que no es de extrañar que provoque que la «investigación» del El País no se vuelva a mencionar cada vez que haya que tratar de los horribles casos de abusos. Aunque solo sea por vergüenza.

Y la otra salida, que es la que ha tomado el tal Iñigo Domínguez, periodista.

Esta vez sí ha querido investigar y ha intentado intimidar a una de las personas que está detrás de la «Operación Bollycao», Alfredo Fernández, que me ha enviado la descripción de cómo se produjo la interacción y que os comparto a continuación.

Llama la atención la preocupación del periodista de El País sobre si hay más casos que les hayan colado. Están aterrorizados, se les cae el chiringuito. La duda le corroe. Por lo que cuenta Alfredo la intimidación tiene ese objetivo, que no destape más casos.

El «periodista» intenta amenazar a Alfredo mostrando que «sabe cosas». ¡¡Oh terror!!, es un funcionario de un municipio madrileño, Pozuelo, y fiel del Opus Dei. Lógicamente el Opus Dei ha tenido que emitir una nota que empieza con un «quiere agradecer al diario la oportunidad de contribuir a la información con las aclaraciones». Era obvio, el artículo de El País estaba escrito por el periodista Íñigo Martínez.

Llama la atención que fuera del grupo PRISA solo webs extremistas y marginales se hayan hecho eco de la rabia de El País. El desprecio a las víctimas que destilan es muy conocido, lo han convertido en un modo de vida.

Uno de los «periodistas», excura, llega a preguntarse, literalmente, si Alfredo ha hecho esto «¿Sin consultar con su director espiritual un caso de conciencia y que estuvo preparando durante meses?» Que un sacerdote que piensa que la responsabilidad es de la institución a la que pertenezca el director espiritual, que ese sacerdote se haya secularizado es una noticia de la que tristemente hay que alegrarse. El mal que puede hacer a los escasos lectores es inferior al que podría haber hecho en el confesionario con su dirección de almas. Pero a uno le queda la duda de quién será su director espiritual, y si, según su retorcido modo de pensar, le consulta lo que tiene o no que escribir.

Os dejo con la interacción de Alfredo (el de la foto) con el tal Iñigo Domínguez, de El País.

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