El Señor del Cementerio de Granada


PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL EN CEMENTERIOS: TRADICIONES Y EXPRESIONES DE LA RELIGIOSIDAD EN ESPAÑA E IBEROAMÉRICA
PGIL TÉBAR

 El Señor del Cementerio. Cementerio de San José (Granada, España)


En la Dehesa del Generalife, con vistas a la Vega granadina y a Sierra Nevada, se encuentra el cementerio de San José, integrado en el conjunto histórico-monumental y paisajístico de la Alhambra que, a su vez, fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984. Construido en 1805, es el segundo cementerio municipal más antiguo de España. Su patrimonio histórico-artístico funerario, los restos arqueológicos del palacio nazarí de Los Alixares (siglo XIV) y las canalizaciones de agua instaladas por los franceses en el siglo XIX, han supuesto su inclusión en la lista de Bienes de Interés Cultural (BIC) de laciudad, así como su inscripción como monumento en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz en 2014. Ese carácter singular se ve reforzado por un patrimonio funerario inmaterial de gran valor social y simbólico que contiene.


Este cementerio, el único municipal de la ciudad, se construyó a partir de uno anterior (conocido como el de las Barreras, localizado en el Patio Primero), a consecuencia de una epidemia de fiebre amarilla que asoló Granada. Su superficie, de unos 11.000 m2, se distribuye en 19 patios. En uno de ellos, el de San Cristóbal, se conservan restos del palacio de Los Alixares, destacando la alberca rehabilitada en 2006 y la recreación del huerto- jardín. A este patrimonio se suman los panteones de familias y personajes ilustres, entre los que cabe reseñar el panteón de Melchor Almagro (obra de Agustín Querol y Subirats, 1839), el panteón de la familia Góngora Carpio (obra de F. Nicoli, 1911) o la tumba del pintor José María Rodríguez Acosta (obra de E. Butti, 1900) cuya escultura del Ángel obtuvo el segundo puesto en el II Concurso de cementerios de España, en al año 2015. A ellos se suman zonas ajardinadas o recintos religiosos como la capilla neorromántica construida en 1908.

En cuanto a su patrimonio inmaterial, fundamentalmente rituales funerarios y otras creencias y prácticas, destacan dos casos por su interés. Uno de ellos es el panteón de Dolores Mirasol de la Cámara (fallecida en 1881), más conocido como el de la “Bella Durmiente” por el modo en que la escultura del mismo representa a la difunta. Según cuenta la leyenda popular, Doña Dolores murió el mismo día de su boda. Por esa razón, y para conjurar la mala suerte, muchas jóvenes parejas depositan un ramo de flores en su tumba antes de contraer matrimonio. El segundo caso es el del Señor del Cementerio que es como se conoce al Cristo esculpido en el panteón de un médico y filántropo perteneciente a la familia Rodríguez-Vita (fallecido en 1907). Con el transcurso del tiempo, esta estatua neoclásica se ha convertido en destino de una peregrinación popular al difundirse la creencia en su carácter milagroso. La familia donó el panteón a la ciudad en el año 2002. Tres años después, la imagen ha sido restaurada y protegida con una urna de metacrilato, con el fin de evitar el deterioro provocado por el continuo roce de las manos de los devotos.

Si bien comenzó siendo un culto minoritario y marginal, tanto por la extracción social de los fieles como por la relación con la iglesia oficial, actualmente está tan extendido que la escultura del Señor, a pesar de la humildad de su factura, es la más visitada del cementerio16. Son variadas las versiones que corren acerca de cómo se originó la devoción que se le rinde, aunque coinciden que sucedió en los años 60 del siglo XX. Para unos, parte del milagro concedido a una mujer que, por rezarle con gran fervor, evitó el desahucio inminente de su vivienda; para otros, fue otra mujer que tras ir continuamente a limpiar y cuidar la tumba fue favorecida con otro hecho milagroso. Para otros, fue una familia completa la agraciada (Briones, 1982:2). Otra versión habla de alguien, de modo indefinido, que le pidió al Cristo con mucha pasión en un momento duro de su vida y, por ello, fue bendecido con un milagro. La noticia se expandió rápidamente por Granada y la escultura se convirtió en lugar de peregrinación.


En torno a la escultura, los devotos dejan flores frescas, velas, oraciones y, antes de que se protegiera con la urna, también colocaban exvotos sobre ella. Y también antes de su colocación, los fieles al hacer sus peticiones, siempre relacionadas con problemas de salud, abrazaban la escultura, la besaban, la acariciaban con una flor que luego se llevaban y con la que tocaban en la parte del cuerpo que le dolía, pues “se supone que el objeto sagrado está impregnado de una fuerza sobrenatural, que se comunica al fiel y a todo lo profano por el contacto” (Briones, 1982:4). La urna actual deja una abertura en la base “para que le toquen las faldillas y como es tan milagroso, también funciona”17. Aunque recibe visitas todos los días, durante mucho tiempo los viernes18, a las cinco de la tarde, un grupo de personas se reúne para acompañar en el rezo del rosario al oficiante, un seglar que lo lleva haciendo desde años atrás. A pesar de tratarse de un ritual católico, se mantiene la distancia con la institución eclesiástica y no hay muestras de colaboración alguna con el sacerdote que oficia las misas en el cementerio.

Pero, ¿quién está enterrado en este panteón? Son también variados los relatos al respecto, aunque según la versión más certera se considere que son miembros de la familia Rodríguez-Vita, unos dicen que es una señora santa, aunque después se vio que no lo fue tanto; otros que una mujer que descubrió un remedio para los granos; otros que un cura y una monja... (Briones, 1982:3). También se dice que fue un médico de gran bondad que curaba a los pobres sin cobrarles nada, especialmente, a las familias con niños. Cuando falleció, a principios del siglo XX, toda la ciudad le acompañó para darle el último adiós y cada vez que los granadinos iban a visitar a sus parientes fallecidos, también se pasaban por la tumba del bondadoso médico para dedicarle unas oraciones. Transcurriendo el tiempo, esas oraciones se irían derivando a la figura del Cristo, siendo su escultura el destino de la nueva devoción y su posterior peregrinación19.


Para dar a conocer los bienes histórico-artísticos, así como los inmateriales, la empresa de servicios funerarios municipal, EMUCESA, creada en 1991 para gestionar el cementerio de San José, está desplegando una intensa actividad patrimonial y turística, siendo uno de sus ejes prioritarios la preservación de los espacios histórico-artísticos para integrarlos en los circuitos turístico-culturales de la ciudad. Así, entre 2003-2008, con financiación de los fondos FEDER, se puso en marcha un proyecto pionero en Europa: el Proyecto de Reforma y Rehabilitación de los Espacios Históricos del Cementerio Municipal de Granada. Finalizado ese proyecto se continúa en la conservación, salvaguarda y difusión de su patrimonio funerario -material e inmaterial- así como en la consolidación de su integración en los circuitos turístico-culturales de la ciudad, lo que resulta en que el turista que lo visita es tanto nacional como internacional. Entre las diversas actividades que se ofrecen, todas ellas realizadas en español e inglés, destacan las visitas guiadas (que representan al cementerio como un “lugar de vida”, en las que el Señor del cementerio es uno de los puntos seleccionados); visitas nocturnas teatralizadas durante los meses de verano (en las que se recrea la vida a principios del siglo XIX); y los paseos guiados o paseos en segway.

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