¿Qué es la Ilustración?

Siguiendo a Kant en la respuesta dada a la pregunta que el mismo se formula, ¿qué es la Ilustración? se puede obtener una aproximación a este período racionalista.
Kant comenta que la Ilustración no es otra cosa que la salida del hombre de su minoría de edad de la que él mismo es culpable, es no tomar la iniciativa de su vida y dejarse conducir por los “tutores”, porque son incapaces de servirse del propio entendimiento.ž
El hombre individual es muy difícil que logre alcanzar esa mayoría de edad; sólo unos pocos lo consiguen por su propio esfuerzo, pero es inevitable que el público se ilustre a sí mismo si se deja en libertad, ya que acabaran pensando por sí mismos, incluso los “tutores”, aunque será un cambio lentož.

Jamás se logrará la reforma del modo de pensar por una revolución, porque aparecerán nuevos perjuicios, Se exige libertad de hacer un uso público de la propia razón aunque por todos lados surgen limitaciones a esa libertad. žEl uso público de la razón siempre debe ser libre y es el único que puede producir la Ilustración.
El uso público de la razón es el que alguien hace uso de ella en cuanto docto, ante la totalidad del público. žSería un crimen contra la naturaleza humana que un hombre docto no exprese públicamente sus razonamientos porque si no lo hiciera, las siguientes generaciones no podrían ampliar los conocimientos, purificarlos de errores y promover la Ilustración. E incluso, el monarca en nombre del pueblo puede hacerlo, deberá permitir que los súbditos hagan por sí mismos lo que consideran necesario para la salvación de sus almas.
Afirma que su época no es ilustrada, pero si de ilustración, porque se permite trabajar libremente para la salida del pueblo de esa minoría de edad.
Un príncipe que no encuentra indigno de sí declarar que tiene como deber no prescribir nada a los hombres en cuestiones de religión, sino que les deja en plena libertad, es un príncipe ilustrado. Pone el punto principal en la cuestión religiosa porque es la que ofrece mayores peligros y es la más deshonrosa. Ese príncipe tiene que permitir las críticas de la legislación por el uso del ejercicio de la razón.ž Pero sólo alguien que por estar ilustrado no teme las sombras y, al mismo tiempo, dispone de un ejército numeroso y disciplinado, que garantiza a los ciudadanos una paz interior, sólo él, podrá decir algo que no es lícito en un Estado libre: ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced!
Un mayor grado de libertad civil parecería ventajoso para la libertad del espíritu del pueblo y, sin embargo, le fija límites infranqueables. Un grado menor, en cambio, le procura espacio para la extensión de todos sus poderes. Una vez que la Naturaleza ha desarrollado la inclinación y disposición al libre pensamiento, ese hecho repercute gradualmente sobre el modo de sentir del pueblo (con lo cual éste va siendo poco a poco más capaz de una libertad de obrar) y hasta en los principios de gobierno, que encuentra como provechoso tratar al hombre conforme a su dignidad, puesto que es algo más que una máquina.
Con esto se da una visión global de lo que representaba la Ilustración, un mundo que debía despertar de su incultura y desarrollarse para obtener la libertad y el rumbo de su vida. Tendencia a explicarlo todo por la razón, a orientar la vida y esperar la felicidad en esa misma razón, y ponerla por encima de los sentimientos, de la historia y de la religión. Le hace un Altar, pone a la diosa Razón en él y ésta domina todo.
Nombres como Loke, principal ilustrado inglés, fundador de la moderna epistemología, democracia y pedagogía; Berkeley, fundador de un idealismo espiritualista; Hume, fundador de positivismo; Montesquieu, gran sociólogo; Voltaire, quien llevó la Ilustración a Francia, deísta, y enemigo de la iglesia católica; Condillac, fundador del sensualismo y cofundador de la psicología de la asociación; Lametrie, cuyas ideas materialistas le hacen escribir “el hombre máquina”; los enciclopedistas, con el esfuerzo ímprobo de hacer una síntesis del saber de su tiempo; Rousseau, filósofo y pedagogo social, el más crítico de la Ilustración francesa; Wolf, profesor de matemáticas, de filosofía y derecho, creador de un sistema general de filosofía con las ideas de Leibniz, de la Escolástica y la Ilustración; Lessing, figura clave de la ilustración alemana; forman parte, entre otros, de este periodo. Todas las ideas de los científicos de su época influyeron en los Ilustrados y en los enciclopedistas. D`Alambert realiza una historia de las ciencias y la filosofía gracias al predominio de la razón, Diderot expone su materialismo ateo, pero el protagonista de esta escuela atea fue el barón D`Holbach para el que la naturaleza es eterna y material, toda la naturaleza está regida por leyes naturales producidas por toda la eternidad.
En la Inglaterra del siglo XVIII se extendió el empirismo, limitando el conocimiento al campo de la experiencia sensible, rechazando lo que el racionalismo aceptaba. En este tiempo el modelo científico aceptado era el de Newton y lo que se pretende en este movimiento es aplicar el método experimental de la ciencia al hombre. El siglo XVIII fue el triunfo del materialismo sobre el espiritualismo en Europa. Con David Hume, se inicia la Edad Moderna en filosofía, ya que tanto ella, como la ciencia se rebelan contra la fe. En su libro “Historia sobre la religión natural “ investiga el hecho religioso en su origen y en su evolución. Afirma que en un primer momento, el pensamiento humano, primitivo y no cultivado tuvo que aceptar unos poderes superiores, el politeísmo, para dar respuesta a las preocupaciones de su vida, racionalizándolo en épocas posteriores y buscando argumentos para justificar su fe, como hicieron Loke, Clarke y otros metafísicos, pasando de esta manera del teísmo al monoteísmo, aumentando las supersticiones, la intolerancia y el dogmatismo. Postula una causa inteligente, pero a la que no podemos atribuirle ningún atributo. Esa causa inteligente, no se preocupa del hombre, que depende de las leyes de la naturaleza. Su postura ante la religión es que no se le puede encontrar ni fundamento ni explicación racional, surge de los sentimientos, del miedo, de la ignorancia. Las creencias son sueños de hombres enfermos, pero no existe respuesta al problema de la religión. Es un escéptico, pero un escéptico mitigado. La influencia de Hume es muy importante porque ha sido una figura fundamental para la filosofía neopositivista del s. XX.
Kant, en el siglo XVIII, fundador de la filosofía transcendental, apunta que la religión no va más allá de la razón, rechaza toda religión positiva, ritos y dogmas institucionalizados, y sólo acepta la esperanza última que se encuentra en ella. La tarea de la religión es conseguir el mayor bien posible en el mundo. No niega la validez de una religión revelada pero rebasa los limites de la razón y no se puede conocer.
En este siglo las ramas de la ciencia se presentan de forma secularizada. Después de la revolución francesa, el liberalismo se hace portavoz de ella a lo largo del siglo XIX. Del racionalismo ilustrado deriva la tendencia hacia una actitud no confesional. En esta nueva postura se mezcla la actitud positivista, la tradición regalista, el anticlericalismo postrevolucionario, el nacionalismo, el fortalecimiento del poder y la función del estado. En Alemania, Bismarck declaró la Kulturkaampf, una guerra declarada a la iglesia romana; en Francia, Gambetta, realiza un campaña anticlerical; en Italia, Víctor Manuel de Saboya, invade la ciudad eterna; en España, después de 1868, se ignora la religión católica, acentuada con la primera república de 1873. Se ve el enfrentamiento de la filosofía y la teología no sólo entre los pensadores, sino con influencias en la política.
La “Razón” es el único medio para conseguir la verdad. La razón junto con el progreso, constituye el camino para alcanzar la felicidad; sirve de guía frente a la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia. Las creencias se ignoran.
Hay una postura de hostilidad frente a todos los valores tradicionales, pero especialmente se manifiesta en la manera de enfocar el mundo, la religión y la sociedad. Reimarus llegó a decir que el cristianismo no es más que una creación de los discípulos de Jesús, que no quisieron aceptar el fracaso de su maestro. Lessing, hace de la razón el juez último de lo que se puede contener o no la religión, de manera que donde la religión revelada no esté de acuerdo con la razón, habrá que interpretarla simbólicamente.



En esta época también hubo teólogos, no con la popularidad de los anteriores filósofos, pero que fueron en general grandes predicadores y realizaron una labor importante en la conservación de la tradición religiosa.
Nombres como Alfonso Muzzarelli, quien se dedicó a combatir a Rousseau, Johann Georg Hamann, que apela al sentimiento interior, en el que se vive los misterios de fe que no llegan por la razón, Johann Gottfried Herder, que ve en la historia de la humanidad el camino de formación, Friefricha Heinrich Jacobi, para el que la ciencia es siempre atea, Friedrich Schleiermacher con nuevos lugares teológicos, el sentimiento y la intuición, dedicado a combatir las ideas de la Ilustración, Félix Amat, Fray Fernando Ceballos que combatió al padre Feijó, Francisco Díaz de San Buenaventura con gran cantidad de obras místicas, Enrique (o Henríquez) Flórez de Setién y Huidobro, persona polifacética que escribió una Teología escolástica, Malebranche quien pretendió la síntesis del cartesianismo y agustinismo, con una doctrina personal, el ocasionismo, según el cual Dios constituiría la única causa verdadera, siendo todas las demás causas ocasionales, o Adam Clarke como teólogo metodista.
La crítica de Hume sobre la ciencia acaba con el siguiente enunciado: certeza absoluta sólo la hay en la matemática, pero ésta no dice nada del mundo real.
Naturaleza y razón son los máximos criterios humanos. Siglo en que la filosofía se enfrenta a la teología en permanente conflicto, arrinconando a esta ultima a círculos cerrados.

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