En la muerte de un amigo Gonzalez de Cardedal
 En la muerte de Juan Luís Ruiz de la Peña Olegario escribe un panegírico titulado TRÍPTICO PARA EL AMIGO MUERTO en Ediciones Universidad de Salamanca Enseñanza, 23, 2005, pp. 41-44 Comienza afirmado que hay territorios poblados y territorios despoblados, hay ciudades habitadas y hay ciudades deshabitadas; hay casas encendidas y hay casas apagadas. Es necesaria para que la casa esté encendida la presencia, la luz, la palabra, el trabajo de unos pocos hombres y mujeres libres para ser e ilusionados para trabajar conscientes de una misión encargada y decididos a llevarla gozosos hasta el final con todas sus consecuencias de gozo, de dolor o de gloria. "José Luis era uno de esos hombres con cuya presencia profesional, trabajo personal y amistad cercana yo contaba. Todo ello en la sobriedad del trato ya que no nos vimos mucho. Nos bastaba sabernos existentes, cada uno en el lugar propio asignado por Dios y asumido por uno mismo gozosamente. Su presencia me fue una graci