La Campanica de mi convento para mi querida hermana Sor Josefina Meseguer ¡Campanica del convento! con tu sonido de plata, has llegado a introducirte dentro, muy dentro del alma. Hablándonos de oraciones, de recuerdos y esperanzas, de un pasado venturoso que nunca jamás se pasa. Ella es el reloj del pueblo, ni atrasa, ni se adelanta; y es fijo, siempre en sus horas, de noche y por la mañana. Al amanecer el día. avisan a los que trabajan con el dulce tintineo con que a la oración nos llama. Ella acompaña al enfermo en las tristezas que pasa, en los insomnios que tiene, y lo incierto que le aguarda. Al llegar la media noche, en horas que se descansa, cuando, algunos desgraciados o pobres desorientadas, se han olvidado de Dios y de que tienen un alma, del divino pararrayos, como la gente le llama, suben plegarias al cielo al toque de la campana, y como niveas palomas van extendiendo sus alas, elevándose a los cielos entre las nubes de plata, pidiendo misericordia