Religión en hospitales y prisiones

Las cookies de este sitio se usan para personalizar el contenido y los anuncios, para ofrecer funciones de medios sociales y para analizar el tráfico.




Algunas conclusiones de un estudio RELIGIÓN E INSTITUCIONES PÚBLICAS EN ESPAÑA. Hospitales y prisiones en perspectiva comparada. Autores:Mar Griera; Julia Martínez-ariño y García-Romeral, G. 2015. «Religión e instituciones públicas en España. Hospitales y prisiones en perspectiva comparada». Revista Internacional de Sociología, 73 (3) DOI:
Es una investigación desarrollada en Hospitales y prisiones. sobre la religión
.

Conclusiones
El mapa religioso en España ha cambiado profundamente en los últimos años con la consolidación del proceso de secularización, el crecimiento de las minorías religiosas y la emergencia de nuevas formas de espiritualidad.

Todos estos elementos se reflejan en el papel multifacético y ambiguo que la religión desempeña hoy en día en el marco de las instituciones públicas.
El análisis de los discursos de los actores institucionales y la variabilidad de sus prácticas muestra la dificultad de identificar un modelo coherente que nos permita explicar de forma unívoca el rol de la religión en las instituciones penitenciarias y hospitalarias.

En este sentido, la investigación nos muestra que, heurísticamente, es más pertinente explicar las transformaciones en el papel de la religión en las instituciones públicas contemporáneas en términos de tensión y negociación entre fuerzas dicotómicas que actúan de manera paralela:
lo secular/religioso;
lo monoconfesional/multiconfesional
lo espiritual/religioso.

Estas tres lógicas de tensión se solapan entre sí y la morfología de cada una de ellas cambia en los contextos institucionales particulares.

Por un lado, el estudio pone de manifiesto que, lo que Lori Beaman y Winnifred Sullivan (2013) caracterizan como el mantra del estado secular, ha tenido más éxito en hospitales que en prisiones. Los profesionales sanitarios ilustran lo que Peter Berger (1999) llama las «elites seculares» y perciben la religión en clara oposición con el objetivo del hospital. No es este el caso en las prisiones, donde la religión es concebida como una fuerza aliada y en complementariedad con los objetivos de la institución.
Además, el rol de las instituciones religiosas a la hora de paliar las carencias de la institución en términos sociales les atribuye aún mayor legitimidad en este contexto. Ahora bien, y más allá de las declaraciones formales de principios de los profesionales, el análisis meticuloso del discurso de las entrevistas y la observación etnográfica revelan la existencia de un «catolicismo banal» que se hace presente en las rutinas de la institución.
Nos referimos a cuestiones como la familiaridad y confianza en el trato con los actores católicos –especialmente evidente cuando lo comparamos con el que reciben las minorías–, la existencia de un entramado de prácticas que perviven en el tiempo, como los indultos en Semana Santa, o las celebraciones católicas, entre otras muchas. El «catolicismo banal» naturaliza, desproblematiza y convierte en invisible la hegemonía católica en el marco de las prisiones y los hospitales a la vez que contribuye a reforzar la desigualdad estructural entre minorías religiosas e Iglesia católica.

En relación con el impacto de la diversidad religiosa en estas dos instituciones, las entrevistas muestran que las instituciones penitenciarias tienen una política más proactiva hacia la diversidad religiosa que los hospitales. Sin embargo, el enfoque resultante es también más uniforme, constrictor y homogeneizante que el de los hospitales.
La gestión de la diversidad religiosa dentro de una «institución total» (Goffman 1961), es decir, altamente cerrada y estructurada como la prisión, implica la necesidad de construir categorías, normas y procedimientos muy claros. Esto puede dar lugar a la imposición de una noción reificada de religión (Beckford 2009) que no tenga en cuenta las variaciones individuales o la diversidad intrarreligiosa y favorezca la aplicación de un enfoque más intervencionista (Bader 2007).
Por el contrario, en el caso de los hospitales, la ausencia de un enfoque global hacia la acomodación de la diversidad religiosa deja un espacio mayor para la acción individual y la variabilidad. La gestión de la diversidad religiosa no es percibida como una prioridad en el contexto hospitalario y, en general, las demandas de las comunidades religiosas permanecen invisibilizadas. El laissez faire obliga a que sea el paciente o su familia quien se responsabilice de la atención religiosa, poniéndose en contacto con su propio ministro de culto o voluntario religioso. Solo en aquellos casos en los que hay un conflicto, o una petición formal y expresa, los centros ponen en marcha dispositivos de atención. Ahora bien, el contexto del hospital favorece en mayor medida el surgimiento de «emprendedores institucionales», que se convierten en agentes clave en el fomento de nuevos enfoques hacia la diversidad religiosa en los hospitales.

La investigación también ha revelado la creciente existencia de una amalgama de prácticas que, a medio camino entre la religión, la ciencia y la salud, se identifican con una concepción difusa de espiritualidad
. El entorno penitenciario es especialmente receptivo a la incorporación de estas actividades que, de la mano de los profesionales mismos, va adquiriendo protagonismo. La necesidad impertérrita de las cárceles de «llenar el tiempo» de los internos, junto con la existencia de voluntarios/as dispuestos a dedicar su tiempo a esta cuestión, dan mayor cabida a estas prácticas en un contexto de crisis y de reducción de programas formales. Detectamos, también, la emergencia de este tipo de prácticas en los centros hospitalarios, si bien de forma mucho más modesta y más dirigido a los propios profesionales que a los pacientes. En ambos contextos, la frontera entre religión y espiritualidad es, fundamentalmente, una distinción emic de los actores fundada en la percepción del desprestigio social de la religión y la valoración y popularización de una llamada «espiritualidad abierta» (Fedele and Knibee 2013; Cornejo 2012).


Comentarios

Entradas populares de este blog

Clasificación de valores en Ortega y Gasset

diferencia entre Sinodo y Concilio

Diferencias y semejanzas entre el Bautismo de Juan Bautista y Jesús