Valoración de los dilemas éticos en Educación

 




Carlos Sola Ayape, “Los dilemas éticos y su uso estratégico en el proceso de enseñanza-aprendizaje: pautas para su  diseño y aplicación en el aula”, en Dicere, núm. 2 (julio-diciembre 2022), pp. 31-51.


....el uso didáctico de los dilemas éticos en clase es altamente recomendable por los muchos beneficios que reporta al estudiante en
su proceso formativo integral. En esencia, y con este tipo de propuestas, el docente encarga al estudiante una tarea moral, ya que representa un choque maniqueo entre dos principios morales no ajenos a la contradicción y ambos totalmente factibles y además defendibles. De ahí que el propósito último no sea el de encontrar soluciones
correctas —ni mucho menos, políticamente correctas—, sino de adentrarse de manera responsable en un ejercicio consciente de búsqueda de soluciones con la debida argumentación moral y de desarrollar en el estudiante capacidades morales, además de habilidades cognitivas y comunicativas.

En este sentido, el uso de dilemas éticos, pensados para la formación integral del estudiante, conlleva la generación de ambientes propicios de aprendizaje para enfrentar tareas de reflexión ética suficientemente retadoras, que permitan la expresión de emociones morales y de escuchar a su vez las de los demás. 
Con estas prácticas deliberativas, el alumno va identificando, poco a poco, aquellos principios morales y los valores esenciales que hay detrás de determinadas situaciones conflictivas, y aprendiendo a aplicar de manera práctica y consciente una forma de resolución de conflictos desde una imprescindible y consistente base argumentativa.

Finalmente, y con el diseño de actividades de aprendizaje que hagan de un dilema ético su columna vertebral, el docente se convierte en un impulsor y potenciador de la inteligencia ética en el aula. Sus alumnos irán haciendo para sí no sólo unas competencias cognitivas, sino una propuesta procedimental basada en la generación de destrezas analíticas, deliberativas y de toma de decisiones. En consecuencia y para terminar, éste no es mal camino para estimular lo que Jonathan Glover denominó la “imaginación ética”, ideal para aprehender lo que es importante desde el punto de vista humano, empezando por la génesis de respuestas humanas que, de lo contrario, quedan amortiguadas por la distancia, el tribalismo o la ideología, por no hablar de la conformidad o la obediencia. (18 Glover, Humanidad e inhumanidad, 568 pp.)

Glover, J., Humanidad e inhumanidad. Una historia moral del siglo XX, Barcelona, Editorial Cátedra, 2007.

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