Identificación de la Espiritualidad cristiana según Saturnino Gamarra Mayor

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La identificación de la espiritualidad cristiana


 Se entiende la comprensión de la espiritualidad cristiana como la integración de toda la persona desde la vida teologal, como nos lo presenta A. M. Besnard: 

«La espiritualidad, en el fondo, no es más que la estructuración de una persona adulta en la fe, según su propia inteligencia, su vocación y sus carismas por un lado, y las leyes del universal misterio cristiano por otro» (A. M. BESNARD, Tendencias dominantes en la espiritualidad contemporánea, Concilium 9 (1965) 27.

La espiritualidad cristiana, entendida como la estructuración de toda la persona desde la vida teologal, no es cualquier cosa, entraña una serie de importantes implicaciones:

a) La espiritualidad en este caso se entiende, no como algo que se sobreañade o como algo accidental a la persona, sino en referencia a la estructura de toda la personaNada de la persona –actitudes, comportamientos, relaciones– queda fuera de la espiritualidad.

b) Esta estructuración se hace desde la vida teologal. Todo en la persona debe estar en coherencia con su realidad teologal de ser hijo y hermano en CristoSalta a la vista que la espiritualidad hace referencia a la misma identidad del cristiano.


c) Según esto, es la misma identidad de cristiano la que incluye espiritualidad, y no puede considerarse a esta como un sobreañadido o como un ropaje adicional a lo que es ser cristiano. La espiritualidad es de la identidad de la persona cristiana.

d) No puede verse a la espiritualidad como un dato previo desde el que se fija la identidad cristiana, sino al revés. Lo decimos porque existe el peligro de fijar la concepción de ser cristiano desde una espiritualidad entendida y vivida como un valor en sí misma.

e) No se puede decir que atiendo a un cristiano si no atiendo a su espiritualidad, porque su identidad incluye espiritualidad.

Después de este somero recorrido sobre las implicaciones de una espiritualidad que parte de la identidad cristiana, surge la pregunta de cuáles son los elementos básicos y radicales de la identidad cristiana, que deben tenerse en cuenta para su espiritualidad.


2. LA «VIDA EN CRISTO» EN LA IDENTIDAD CRISTIANA Y SU ESPIRITUALIDAD. 

Conviene subrayar que la vida en Cristo es el elemento más básico y radical de la identidad cristiana

Pero como es verdad que dicha expresión da pie a muchas interpretaciones, no siempre correctas, es necesario ahondar en su significado.

Cuando hablamos de vivir en Cristo nos referimos a la novedad de vida que supone ser en Cristo, expresión muy utilizada por san Pablo (1Cor 1,30; Rom 8,1; 2Cor 5,17; Gál 3,28). Ser cristiano es ser en Cristo, vivir en Cristo, que es la participación de la pascua del Señor: «El que está en Cristo es una criatura nueva» (2Cor 5,17). Y su significado va mucho más allá del intento de una identificación moral con Cristo desde uno mismo, aun teniendo a Cristo como paradigma de la vida; se trata de una vinculación con Cristo constitutiva para el cristiano (Jn 15,1).


El punto de partida de esa relación no está en nuestra iniciativa, sino en la autodonación de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos lleva a participar del ser de Dios (divinización), como nos lo indica el hecho de ser hijos en el Hijo (filiación).

 La condición de desformes nos es dada en la filiación. 

Este es el contenido de ser en Cristo: divinización y filiación

La nueva condición del ser en Cristo es participar del ser mismo de Cristo como Hijo encarnado del Padre. Este nuevo ser divino «introduce al hombre en el misterio personal de la vida trinitaria y le pone en relación personal con el Padre de Cristo y con el Espíritu de Cristo». (J. ALFARO, Cristología y antropología, Cristiandad, Madrid 1973, 101). 

 Se es en Cristo, y en Cristo se vive su vida, que es trinitaria.

Si queremos ver el sentido que tiene el ser en Cristo, ser criatura nueva en Cristo, en la relacionalidad de la persona cristiana lo encontramos fácilmente: en Cristo participamos de su relación de filiación: somos hijos en el Hijo, entrañados en el Padre (cf Rom 8,29; Gál 3,26; 4,6-7; Un 3,1); participamos de su relación de fraternidad: en Jesús somos hermanos de todos, entrañados en la solidaridad de todos los hombres (cf Rom 8,29; Col 1,18; Un 3,11.24), y participamos de su relación de señorío sobre el mundo (Mt 12,8; 15,1-20). Estamos ante la nueva relacionalidad del cristiano como criatura nueva en Cristo.


Las conclusiones que se derivan para la espiritualidad. 

 1) Una toma de conciencia de que esta participación del ser y del vivir del Hijo es el núcleo fundamental e irrenunciable en el ser del cristiano: «Estar en Jesús y participar de la vida que él tiene y es recibida a su vez del Padre, es el centro y el fundamento de la existencia del creyente, y la máxima plenitud a la que el hombre puede aspirar» (L. F. LADARIA, Introducción a la antropología teológica, Verbo Divino, Estella 1993, 150).

2) Esta profunda realidad del ser cristiano podrá olvidarse, pero es imposible marginarla: seguirá ocupando el lugar central en la vida cristiana. 

3) No puede afirmarse que es un planteamiento de elites, sino todo lo contrario: es lo radical de toda vida cristiana y, consecuentemente, es propio de toda espiritualidad cristiana, que luego se vivirá de forma laical, religiosa o sacerdotal. 

4) Al tratarse de un valor tan radical, deberá hacerse presente a lo largo de todo el proceso de la vida cristiana, también en su comienzo.

 5) Queda al descubierto que la espiritualidad cristiana no tiene como punto de partida nuestras actitudes y nuestros comportamientos, sino el ser en Cristo. Las actitudes y los comportamientos serán consecuencia de lo que somos.


 LA «VIDA EN LA IGLESIA» EN LA IDENTIDAD CRISTIANA Y SU ESPIRITUALIDAD. 

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. La relación del cristiano con la Iglesia es mucho más que la que puede suponerle una colaboración generosa con ella; se trata de la relación con la Iglesia, que es constitutiva del ser cristiano y, consecuentemente, de su espiritualidad. La espiritualidad cristiana se entiende y se vive en la Iglesia.


 EL COMPROMISO POR EL HERMANO. 
....
 Conclusiones muy concretas:

 1) Resulta totalmente necesaria la toma de conciencia de que el compromiso por los hermanos es de la identidad cristiana y que no puede considerarse como supererogatorio en la espiritualidad cristiana. 

2) La fundamentación presentada es la propia de la espiritualidad cristiana, y, consecuentemente, el compromiso por el hermano deberá estar presente tanto en la espiritualidad laical, como en la religiosa y en la sacerdotal. 

3) Resulta obvia en la vida cristiana la interrelación entre la gratuidad y el compromiso: la gratuidad de la filiación conlleva el compromiso fraterno, y el compromiso por el hermano descansa en la gratuidad de la filiación.


 LA ESPIRITUALIDAD EN EL DINAMISMO CRECIENTE DE LA VIDA CRISTIANA. 


— En primer lugar, el crecimiento del cristiano radica en la misma identidad cristiana: el cristiano «está en Cristo» (2Cor 5,17), es «un hombre en Cristo» (2Cor 12,2) por la participación de la pascua y «vive en Cristo» (1Cor 1,9; Un 4,9; Rom 6,8; 2Tim 2,11). 

— En segundo lugar debe tenerse en cuenta que el crecimiento de la vida cristiana es integral. 

— el Espíritu está muy presente en el crecimiento de la vida cristiana. Se puede asegurar que todas las dimensiones de la vida cristiana están acompañadas y dirigidas por el Espíritu. El Espíritu está presente en el crecimiento de la vida cristiana porque está en su origen (Jn 3,5); porque guía al cristiano (Rom 8,14; Gál 5,18); porque da el conocimiento profundo de Jesucristo (lCor 2,6-16; Jn 14,26; 16,12-15); porque nos da el amor de Dios (Rom 5,5); porque nos garantiza la libertad (Rom 8,2); porque su presencia es actuante en la vida del cristiano y la conocemos por sus frutos (Gál 5,22-25), y porque nos acompaña al final de nuestros días (Rom 8,11). La vida cristiana se vive en el Espíritu. Según esto, la presencia del Espíritu es llamada al dinamismo y garantía del crecimiento cristiano hasta su plenitud.
La consecuencia es obvia: la espiritualidad no puede entenderse de forma estática cuando el cristiano está llamado a la vida en Cristo en plenitud (LG 39-42). Dentro del crecimiento propio del ser cristiano debe situarse el dinamismo de la espiritualidad cristiana.


BIBL.: 

ARZUBIALDES. G., Theologia spiritualis. El camino espiritual del seguimiento a Jesús, Universidad Pontificia Comillas, Madrid 1989; 

BERNARD C. A., Teología espiritual. Hacia la plenitud de la vida en el Espíritu, Atenas, Madrid 1994;

CAPDEVILA V. M., Liberación y divinización del hombre, 2 vols. Secretariado Trinitario, Salamanca 1984; 

DE FIOREs S.-GOFFI T. (dirs.), Nuevo diccionario de espiritualidad, San Pablo, Madrid 19914; ESPEJA J., La espiritualidad cristiana, Verbo Divino, Estella 1992; 

GAMARRA S., Teología espiritual, BAC, Madrid 1994; 

GOFFI T.-SECONDIN B., Problemas y perspectivas de espiritualidad, Sígueme, Salamanca 1986; 

GOFFI T., La experiencia espiritual hoy, Sígueme, Salamanca 1987; 

GOZZELINO G., En la presencia de Dios. Elementos de teología de la vida espiritual, CCS, Madrid 1994; 

GUTIÉRREZ G., Beber en su propio pozo, Sígueme, Salamanca 1984; 

JAÉN J., Hacia una espiritualidad de la teología de la liberación, Sal Terrae, Santander 1987; 
Ruiz DE LA PEÑA J. L., El don de Dios. Antropología teológica especial, Sal Terrae, Santander 1991; 

Ruiz SALVADOR F., Caminos del Espíritu. Compendio de teología espiritual, Espiritualidad, Madrid 1974; WEISMAYER J., Vida cristiana en plenitud, PPC, Madrid 1990.



Saturnino Gamarra Mayor



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