Manuel Alejandro Serra Pérez, "Finalidad y existencia de Dios. Análisis sistemático de la quinta vía tomista,

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Manuel Alejandro Serra Pérez, "Finalidad y existencia de Dios. Análisis sistemático de la quinta vía tomista, en Espíritu LXVII (2018) ∙ n.º 155 ∙ 201-220

"Introducción
Desde el inicio de la modernidad, marcada por los descubrimientos científicos, el principio de finalidad ha ido tomando cada vez más relevancia en el panorama filosófico. La razón es que cada aspecto que se ha ido descubriendo en el orden de las causas segundas, del funcionamiento de los seres y de su estructura interna ha ido dando paso a la pregunta por la razón y el sentido de su finalidad. El universo, antes considerado como un todo férreamente estático, empieza a verse como un complejo conjunto de elementos bien organizados, de sistemas cuyo estudio han dado paso a estructuras y fenómenos más complejos. En el horizonte de este proceso han cristalizado principalmente dos conceptos: el orden y la finalidad. Ahora bien, como estos conceptos han estado ligados a la teología, dada la crisis que la metafísica experimentó desde el nacimiento del pensamiento moderno, han surgido modelos de explicación de los fenómenos teleológicos que, sin querer dejar a un lado la constatación ineludible de la finalidad en sí, han terminado bien excluyendo la validez de dicho principio, tal y como lo formuló Santo Tomás en su “quinta vía”, o en una explicación ajena totalmente a la cuestión de Dios.
La estructura del artículo es la siguiente: en el primer punto se tratará la composición general de las vías tomistas con objeto de contextualizar  el estudio de nuestro argumento. En el segundo procederemos al análisis sistemático de la quinta vía. En una segunda parte, confrontaré el resultado del argumento de Tomás con dos autores influyentes aún hoy que polemizan con éste. 


El autor clarifica el argumento de finalidad expuesto por Santo Tomas  en el pensamiento actual. Afirma que.

 Descartes formuló un nuevo paradigma metafísico mediante el cual la realidad parte del sujeto cognoscente. 

Kant declaró la imposibilidad de una metafísica concluyente.
  
La finalidad dejó de pertenecer al orden “real” para colocarse en el orden “conceptual”. 

Kant, como en el resto de sus ideas, no niega ni menosprecia la finalidad, sino que la encierra en la conciencia, la considera un concepto puro del entendimiento. 

"Nicolai Hartmann, La finalidad que existe en los seres naturales no es “transcendente” sino “inmanente”, es decir, que no existe porque un ser transcendente,  Dios, dirija a las criaturas irracionales hacia un obrar con una finalidad, sino que existe en éstas un dinamismo interno (inmanente) que las hace obrar de modo finalístico. A esta realidad así entendida Hartmann la llama “teleonomía”43, término que reconoce el obrar por un fin en la criatura irracional pero evitando darle una valencia transcendente". 


No existe en la actualidad una confrontación directa con la finalidad desde el punto de vista metafísico.  SE HABLA DEL FINAL DE LA METAFÍSICA.

En la postmetafíca no existe no existe ningún argumento metafísico que trascienda la realidad.

Presenta  dos autores que confrontan su pensamiento con el argumento de Santo Tomás de la finalidad: Bergson y Monod.  (N. Hartman, Ontología. V. Filosofía de la naturaleza. Teoría especial de las categorías. El pensar teleológico, 127.; y  H. Bergson, La evolución creadora, 46.211).

Conclusión El autor escribe literalmente:


"Los interrogantes que surgen de estas explicaciones mecanicistas dejan sin responder al porqué de la finalidad de los seres. Santo Tomás construyó un argumento metafísico por el que podemos concluir que existe un ser inteligente que dirige las acciones, movimientos y operaciones de los seres naturales, y a éste ser le llamamos Dios. En efecto, podemos observar que existe un orden y una dirección en los movimientos y en las acciones de los seres naturales a su fin propio, lo que nos permite suponer que hay una Inteligencia que ordena porque posee el conocimiento de ese fin. De este modo, esta dirección debe ser causada y no puede procederse al infinito en la serie de las inteligencias que dirigen, por lo que es posible concluir que Dios es la Inteligencia que ordena y dirige el dinamismo de todos los seres hacia su fin". 


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