Teología feminista

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Olga Consuelo Vélez Caro. "A 50 años de Medellín: balance y futuro de la teología feminista latinoamericana", en Revista de la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás Vol. 1, Núm. 1 (2019). 


Resumen 
A propósito de la celebración de los 50 años de la Conferencia de Medellín nos preguntamos por la situación de la mujer y el camino que se ha hecho en la reflexión teológica para contribuir a la defensa de su dignidad y el logro de su plena participación en la sociedad y en la Iglesias. Se señalan los logros alcanzados y los caminos pendientes. 

Palabras clave: mujer, dignidad, teología feminista, liberación. 


Conclusión 
La teología feminista latinoamericana constituye una palabra profética para la humanidad porque su mensaje apunta a la construcción de una nueva sociedad donde la inclusión de las mujeres devuelva el rostro original de la creación divina donde Dios “creó, al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, varón y mujer los creó” (Gn 1, 27). 

La teología feminista comunica la buena noticia de la igualdad fundamental entre todos los seres humanos. Una afirmación que no es “teórica”, “universal” o “abstracta”, sino que considera a los sujetos concretos -las mujeres- en sus condiciones particulares de sexo, raza y condición social. Si en los inicios de esta teología se proclamó la necesidad de mirar la realidad humana desde la perspectiva de la mujer hoy se exige una resignificación de su ser y misión, al igual que la del varón, y su trabajo va mucho más allá de esa etapa inicial. 

Toda la teología está llamada a reconstruirse y a dejarse enriquecer con las nuevas categorías de análisis que ha incorporado esta teología y que permiten una nueva visión, más integral de la revelación divina y su sistematización teológica actual. 

En realidad todo trabajo teológico es un “programa de acción”. La teología feminista latinoamericana implica una postura existencial, una transformación de mentalidades y estructuras, un partir de la realidad de las mujeres, iluminarla desde la fe y volver a ella para transformarla. 

Su desarrollo y consolidación contribuye decisivamente en devolver el lugar negado a las mujeres por tantos siglos y favorece su mayor desarrollo integral, al mismo tiempo que incorpora a los varones en esta misma búsqueda. 

Compromete a los dos géneros en la construcción de un mundo que hace presente de manera más clara el Reino de Dios, no sólo como una exigencia ética sino como imperativo de la fe en el Dios creador del género humano -varón y mujer- a los que les confió el devenir de la historia-. Sólo una humanidad que reconozca la dignidad fundamental de todos los seres humanos, puede realizar el designio salvífico de Dios de llevar todo a su plenitud, cristificando en Él toda la realidad. 

Finalmente, es importante anotar, que la teología feminista latinoamericana no es tarea de las mujeres. Tiene que ser un empeño común, sumando esfuerzos y apelando continuamente a la autenticidad humana y evangélica de nuestro ser teólogos y personas de fe porque lo que está en juego no es una realidad particular, una teología contextual o un movimiento social sino el género humano llamado a ser imagen y semejanza de Dios Trinidad. 

Dijimos al inicio que en Medellín se afirmó la igualdad fundamental entre varón y mujer y la legitimidad de reclamar ese derecho. Todo el camino feminista que hemos trazado ha  
perseguido hacerlo posible. Mucho se ha avanzado, falta mucho más. Que el impulso liberador de Medellín y la esperanza que engendró, hace 50 años, sea hoy un nuevo impulso para no detener el paso sino para dar muchos más. Un trabajo teológico feminista que promueva la identidad y reconocimiento pleno de las mujeres en todas las instancias es signo de ese reino anunciado por Jesús que no hace diferencia entre “judío y griego, esclavo y libre, entre varón y mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús (Gal 3, 20). 

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