Argumentos de una razón cristiana desde la Universidad

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Argumentos de una razón cristiana desde la Universidad

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La tarde del 1 de febrero de 2021 tuvo lugar el coloquio «¿Cómo proponer una razón cristiana desde la Universidad?», organizado por el Instituto Razón Abierta de la Universidad Francisco de Vitoria.

Moderado por Rocío Solis e introducido por el padre Florencio Sánchez LC, el encuentro contó con cerca de 230 participantes que, de forma telemática,  pudieron escuchar las argumentaciones sobre esta materia de los profesores universitarios Miguel García-Baró, Armando Zerolo, Isidro Catela y Miguel Ángel Quintana Paz.

La pregunta que suscitó este coloquio parte, en buena medida, de la reflexión que el propio Quintana Paz introdujo en The Objective el pasado mes de noviembre de 2020; cuando se preguntaba por “el escondite” de  los intelectuales cristianos. Este mismo artículo tomó a su vez como referencia la tribuna de Diego S. Garrocho, publicada en la versión digital de el diario El Mundo, donde el filósofo madrileño vino a afirmar que el pensamiento cristiano está del todo ausente en este nuevo escenario dialéctico —de bloques de pensamientos contrapuestos— denominado como «guerra cultural».

En su momento,  ambos textos generaron cierto revuelo no solamente en el ágora digital,  sino también en las instituciones académicas y eclesiásticas. Sin ir más lejos, Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), se posicionó respecto a este asunto en el número 4059 de ECCLESIA, donde indicó que «desde la razón, iluminada por la fe, los cristianos  deben entrar a reflexionar sobre los grandes temas de la vida pública.  Las universidades católicas de nuestro país tienen una responsabilidad importante en este aspecto».

Miguel García-Baró: «Las universidades cristianas deberían tener una facultad de Teología»

Por espacio de diez minutos, cada uno de los invitados pudo exponer sus razones en relación con la pregunta planteada en este coloquio.

García-Baró, miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, compartió su preocupación ante la situación actual de la universidad; institución en la que ha impartido clase durante tres décadas.

El académico consideró elemental reflexionar sobre la organización universitaria: desde la dispersión de las facultades hasta  la falta de conocimientos transversales en los alumnos y jóvenes docentes que desean hacer carrera académica.

Además de abogar por una facultad de Teología en cada centro católico «donde se investigue y no se haga catequesis», quiso hacer partícipe a «cada uno de los sujetos» que cursan estudios superiores en esta institución sobre la necesidad  de «una actitud pensante y crítica de la universidad ideal». 

Por último, ya en el turno de peloteo con sus colegas, García-Baró no quiso dejar pasar la ocasión de recordar  que el Amor, que es el fundamento de todas las cosas y que conforma «la esencia del cristianismo», no puede resultar «más asombroso ni más escandaloso» hoy en día. 

Miguel Ángel Quintana Paz: «La mayoría de nuestros compatriotas desconocen el legado cristiano de occidente»

El profesor titular de la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid, comenzó su intervención agradeciendo a todos los participantes y asistentes para acto seguido adentrarse en el “ubi sunt” de los cristianos intelectuales; subyacente en el artículo anteriormente citado y que está en el origen de este coloquio.

Quintana Paz empezó aludiendo a la comparativa museística que se había hecho del cristianismo en una sana discusión en Twitter con el periodista Fernando de Haro. En esta ocasión quiso puntualizar la metáfora: «para mí el museo es un lugar de recuerdo y de reconocimiento de las raíces. Conocer el legado cristiano no es algo aburrido, me interpela». A su vez señaló que para su sorpresa existe un desconocimiento imperante del  «legado cristiano en Europa» entre el claustro docente y  el alumnado de su facultad

Por último y citando al Papa Francisco sobre los riesgos del proselitismo, las posturas moralistas o aquellas promociones ideológicas tan frecuentes en el mundo de hoy, puso un ejemplo paradigmático de lo que puede llegar a ser una universidad centrada en las humanidades; como es el caso del centro académico superior de  Kansas, en Estados Unidos, donde durante la década de los años setenta tres profesores —Dennis Quinn, John Senior y Frank Nelick— decidieron lanzar un programa formativo donde se estudiaban los grandes libros, no se tomaban apuntes, se aprendía de memoria los poemas, se bailaban vals y se salía, en noche cerrada, a contemplar las estrellas.  Ante el ruido mediático que generó la proliferación de vocaciones religiosas entre el alumnado de una universidad pública, en 1979 la dirección de este centro educativo dio por concluido el “experimento” del programa de Humanidades Integradas Pearson.

Armando Zerolo: «La universidad tiene que generar una cultura con sentido»

Bajo los interrogantes de «cómo se debe y puede formar en la universidad» y de «cómo se debe y puede estar en el mundo», el profesor de la Universidad CEU – San Pablo, Armando Zerolo, empezó su disertación contraponiendo el marxismo cultural de Gramsci con la propuesta regenerativa de Von Balthasar. Frente a la pretensión del dominio de las estructuras por parte de una clase intelectual,  “El compromiso del cristiano en el mundo”; reconociendo como punto de partida la existencia de un Otro que ya se ha comprometido con nosotros. 

Gracias a la dinámica amorosa operante en la relación de ese Otro con la humanidad,  se cumple la máxima que señala Zerolo de que «el mundo es un lugar que merece la pena ser vivido». Y en ese mundo, la universidad no puede ser un monasterio de pensamiento homogéneo, sino un espacio de razón abierta en diálogo permanente; donde «la cultura» se sublima «como experiencia compartida de la verdad».

En definitiva: «La universidad como un signo visible del compromiso de Dios con el hombre» capaz de crear una «cultura con sentido». 

Isidro Catela: «Ante la corriente de las tiranía dominantes, una razón ensanchada»

Teniendo presente a Benedicto XVI, el que fuera director de la oficina de Información de la CEE — en la actualidad profesor de la UFV— , Isidro Catela, aseveró «el deber de los cristianos a la hora de ejercer adecuadamente la razón».

Habló sobre la importancia de presentar a Cristo de forma razonable y para ello se valió de tres conceptos presentes en Juan 14: camino, verdad y vida. 

Un camino que, según Catela, va entre «Babel y pentecostés». De  la confusión, división e incapacidad de entendimiento al encuentro de un puñado de hombres «que tenían más miedo que vergüenza» y que infundidos del amor de Dios «salen al mundo con una propuesta comprensible para cualquier cultura». 

Ante el drama de las generaciones desheredadas dentro del nihilismo galopante, los cristianos han de asumir la dejación de funciones perpetrada en los últimos tiempos en sus ámbitos de acción. Ahora toca, como indica Catela, dar a conocer la verdad como una «propuesta liberadora». Porque «la verdad nos lanza hacia adelante». 

Buscar «la fecundidad de la universidad» pasa por poner en jaque nuestras áreas de conocimiento, haciendo necesario incrustar la teología y filosofía dentro de un plan multidisciplinar que se ejecute en la síntesis de saberes; donde se resalte la primacía  de la verdad y donde nadie —ni maestros ni discípulos de la comunidad universitaria— se conformen con la irrelevancia. Pues la misión, a fin de cuentas, no es otra distinta que la aportación al bien común de todos los hombres partiendo del reconocimiento del bien que es el otro para la constitución de una auténtica comunidad cristiana.  



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