El cristianismo como seña de identidad de Europa









El cristianismo como seña de identidad de Europa

Si hoy día disfrutamos de los conocimientos que tenemos es gracia a labor paciente y callada de los monjes y sabios cristianos

Manuel Villegas
Lunes, 11 de julio de 2022, 08:55 h (CET)




Hoy día se está expandiendo por el mundo civilizado una corriente cuya finalidad es desterrar y negar la influencia del cristianismo en la cultura europea. ¿Propósito deliberado? ¿Ignorancia consentida, o mala fe y peor intención para educar nuevas generaciones que desconozcan su pasado?
Se dice que los pueblos que ignoran su pasado están condenados a repetirlo. No lo considero así, puesto que la historia no se repite. Se viven nuevos tiempos, se ponen en marcha nuevas ideas, nuevos descubrimientos y nuevas formas de vida. En una palabra, la civilización avanza y progresa con el discurrir el tiempo, ya que si no hubiese sido así, estaríamos aún en las cavernas, vestidos con pieles de animales y adorando al fuego y a las fuerzas de la Naturaleza.
Este viejo continente llamado Europa, cuna de la civilización occidental, desde hace más de dos mil años ha conseguido los logros de sus avances a la luz de la religión cristiana

A finales del siglo V nace en Nursia Benito, creador de la vida monástica cristiana. Funda monasterios que serán autosuficientes bajo la norma sagrada de su Regla, Ora et labora, reza y trabaja. Gracias a los monasterios por él fundados y los subsiguientes erigidos por otras órdenes monásticas cuyos monjes, en los callados y laboriosos escritorios copiaban y transmitían los saberes de la civilización grecolatina.
Durante los siglos V y VI, la Iglesia se transforma en la heredera del Imperio romano en lo tocante a su dimensión cultural y núcleo de la civilización, de ahí que la producción de libros fuese deber y objetivo de ésta, de tal manera que la elaboración de éstos, no solo a nivel episcopal, sino también como tarea de los cenobios que tenían mayor continuidad para la obra intelectual, se convierte en un objetivo de los monasterios en cuyo escritorios un monje leía un texto que era copiado por el resto de los religiosos. 
De esa manera nos legaron los escritos de los eruditos griegos y latinos que hoy día, son la base y el fundamento de nuestra civilización.

Es más, esa cultura que sin la colaboración de ellos se hubiese perdido, se expande por toda Europa, siendo uno de sus vehículos más importantes el Camino de Santiago.

Durante este tiempo que comentamos, los fieles cristianos marchaban como devotos, ya a los Santos Lugares, quienes efectuaban esta viaje eran conocidos como palmeros ya que su distintivo era una hora de este árbol, los que se dirigían a Roma, recibían el nombre de romeros, y los que venían a España a visitar el Sepulcro de Santiago, eran llamados peregrinos.

A España le cabe el honor de haber sido la receptora y difusora de los conocimientos recibidos de la cultura grecolatina expandidos por lo peregrinos del Camino de Santiago a través de las distintas rutas que cruzaban Europa y las procedentes de Inglaterra, y, posteriormente, en los siglos XIII y XIV la Escuela de Traductores de Toledo extendió por toda Europa los conocimientos antiguos.

Pilares también de nuestra civilización fueron Rábano Mauro que fue conocido como primus praeceptor Germaniae, o primer maestro de Alemania, y Alcuino de York conocido como el primer Ministro de Educación de la Historia. 
Ambos llamados por Carlo Magno a su corte de Aquisgrán para llevar a cabo la gran reforma educacional promovida por éste.

Así que, le pese a quien le pesa, si hoy día disfrutamos de los conocimientos que tenemos es gracia a labor paciente y callada de los monjes y sabios cristianos que difundieron el saber por toda Europa, es decir, en un magnífico legado cristiano




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