Aprender, interpretar y actualizar: una manera de vencer la tentación de la espiritualidad individualista


Cuadernos de Teología – Universidad Católica del Norte (En línea) | vol. 14, 2022 

 Aprender, interpretar y actualizar: una manera de vencer la tentación de la espiritualidad individualista 

 

José Gregorio Rodríguez Suárez


Resumen: 

La coherencia entre la fe que se profesa y la vida que se lleva es fundamental para la credibilidad de la experiencia religiosa. Para el cristianismo, las enseñanzas de Jesús son paradigmáticas, de manera que lo aprendido es interpretado y actualizado por sus discípulos en sus contextos vitales. El objetivo de este artículo es proponer una manera para vencer el individualismo y las formas de espiritualidad sin encuentro con Dios, a partir de la enseñanza de Jesús en el texto de Lucas 10, 25-37. Por ser una investigación cualitativa documental, se realizó una revisión bibliográfica para el abordaje bíblico-teológico de tema. Como parte del resultado parcial de la investigación doctoral en Teología, se concluye que, amar con palabras y obras es compromiso ético por el servicio concreto al prójimo como manifestación de la auténtica experiencia de Dios.  

 Consideraciones finales 

La coherencia entre la fe que se profesa y la vida que se lleva es fundamental para la credibilidad de la experiencia de Dios. A partir del texto de Lucas 10: 25-37, nos hemos podido cuestionar en relación con nuestra experiencia creyente, la vivencia de nuestra fe, la relación con el otro, el sentido de la vida y las consecuencias éticas del seguimiento de Jesús. 

Por lo tanto, planteo a continuación unas ideas conclusivas al respecto. 

Primero, todo ser humano por ser espiritual está abierto a la transcendencia, de modo que no está orientado a una vida en la que la finitud y la limitación orienten su existencia, el momento presente no puede convertirse en una oportunidad para dejarse arrastrar por el vacío, sino que por el contrario se ha de vivir como tempiterno, en el que lo temporal se hace eterno y, por ende, oportunidad para la vida en plenitud por el sentido que se le da a la existencia. 


Segundo, para el caso de los discípulos y misioneros de Jesucristo, la realidad de la vulnerabilidad humana ha de remecernos interiormente pero también ha de llevarnos a la acción como ha sido señalado. No será una experiencia espiritual falsa si se reconoce en el prójimo vulnerado la persona de Cristo, porque al tocar la carne vulnerada, en ese “toque de la realidad”, por ser místico es un tocar, en el momento tempiterno, la carne de Cristo. 


Tercero, la experiencia de Dios del samaritano se plantea como modelo de auténtica experiencia de Dios por la aprehensión de la palabra revelada: “amor a Dios y a los hermanos”, interpretación de la realidad humana de sufrimiento como compromiso fraterno solidario y actualización del mandato divino del amor por el ejercicio de la caridad en el momento tempiterno de la historia. 


Finalmente, la caridad se expresa en el paso de la pasividad a la acción, de la lástima al compromiso práctico por medio de acciones concretas, tales como: ver, acercarse, tocar, curar, soportar y responsabilizarse sin esperar nada a cambio. Porque en la experiencia cristiana de Dios nos sabemos hijos del mismo Padre, hermanos de Jesucristo y templos del divino Espíritu. Se verifica la experiencia de Dios por la acción de “tocar el cuerpo de Cristo”, al acercarse y comprometerse con quien está medio muerto física, mental o moralmente. 

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