Para la teología es bueno que exista la literatura.



VERITAS, No 52 (agosto 2022) 73-94 ISSN 0718-9273


La literatura como otredad de la Teología. Valoración teológica a la obra Cuatro poetas desde la otra ladera de Olegario González de Cardedal

SOLEDAD ARAVENA ARAVENA* Universidad Católica de la Santísima Concepción (Chile) saravena@ucsc.cl

Resumen

Esta investigación propone una valoración al diálogo teológico-literario desde la obra Cuatro poetas desde la otra ladera del teólogo español Olegario González de Cardedal. En primer lugar, se esbozan elementos que la obra –tangencialmente– sugiere para una lectura teológica fundamental, poniendo de relieve el diálogo con la literatura; la relación dialógica del ser humano con Dios, en su doble vertiente: homo capax Dei/Deus capax hominis; y el aspecto vivencial de los poetas como criterio de lectura para la comprensión de la Revelación. En segundo lugar, se propone un balance valorativo del diálogo y método teológico-literario que ha surgido de la lectura de la obra, ofreciendo claves de lectura metodológica e interpretativa desde la literatura como otredad de la teología.

Palabras claves: Diálogo teológico literario, método teológico, Revelación y fe, Olegario González de Cardedal.



CONCLUSIONES

La literatura sin dudas es un campo fundamental para conocer los registros en los que el ser humano expresa su cultura, y con ello su tiempo, sus gozos y esperanzas, así como sus miedos y sus dolores. En este sentido, el Concilio Vaticano II ha motivado a los teólogos a buscar en las voces de los poetas y artistas, porque en ellos se anida un campo de pleno significado para la comprensión ser humanoDios.

El teólogo español Olegario González de Cardedal, en su obra Cuatro poetas desde la otra ladera: Unamuno, Jean Paul, Machado y Wilde, se ha hecho eco de este llamado y ha acudido a cuatro poetas para escuchar lo que han dicho sobre Cristo con el fin de reconocer un nuevo lenguaje sobre Cristo desde nuestra actual cultura. La lectura atenta a la obra no solo ha dejado una reflexión sobre Cristo, y con ello grandes intuiciones dignas de consideración para la cristología dogmática, sino que también ha permitido identificar prolegómenos para una teología fundamental renovada, a partir del diálogo entre literatura y teología.

En este sentido, se han propuesto pistas de abordaje, desde dos pares de categorías teológico-fundamentales interrelacionadas entre sí. Por un lado, desde un dinamismo antropológico que permite comprender la relación ser humano–Dios desde una horizontalidad, las categorías homo capax Dei / Deus capax hominis las que se co-implican con un intercambio dialógico libre y beneficioso para ambos. Los poetas de González de Cardedal no comparten una fe cristiana ortodoxa, pero denotan la profunda libertad para encontrarse con Dios, al mismo tiempo que desde sus creaciones embellecen y reverberan un nuevo relato de Dios, con imágenes y lenguajes únicos. Por otro lado, el Concilio Vaticano II permitió una lectura mucho más dinámica de la Revelación, dejando atrás cualquier lectura extrinsecista. En esta línea, la obra investigada permite poner de relieve, a través de los poetas, que la revelación natural y sobrenatural son dos momentos de un mismo proceso histórico, que acontece y se expresa de modos diversos. Por tanto, la teología debe estar atenta a esos registros para comunicar la Palabra Revelada desde el hontanar que supone la realidad.

Luego se ha realizado una valoración metodológico-teológica al diá- logo entre teología y literatura considerando a la literatura como otredad de la teología. De la mano de la literata argentina Cecilia Avennati, se ha enfatizado en que el diálogo teológico-literario no puede darse desde un campo de instrumentalización de la teología hacia la literatura. En este sentido, la obra Cuatro poetas desde la otra ladera expresa en su metodología un auténtico diálogo que considera la literatura como otredad para la teología. El autor, en primer lugar, ha recepcionado la literatura como otra palabra (otra ladera) distinta sobre Dios y el ser humano y, por lo tanto, distinta de la teología. Pero que, en última instancia, ambas están referidas a Dios, en cuanto que ambas palabras –teológica/literaria– permanecen existiendo en Dios. En segundo lugar, González de Cardedal ha puesto en escena a la literatura como otredad de la teología desde la plena positividad que es la literatura para la teología. Es bueno que exista lo otro porque en un auténtico encuentro la recepeción es positiva, da lugar a algo nuevo, que no se contenta con ser complemento, sino suplemento. Este nuevo acontecimiento, puede dar lugar a una nueva forma de expresión del diálogo hombre-Dios, una nueva forma de comprensión de la fe y de la Revelación. Por último, en tercer lugar, en la obra la otredad de la literatura se expresa desde la dimensión de impacto y advenimiento que supone el encuentro teoliterario. No puede haber algo nuevo si antes no ha tocado internamente las estructuras de lo humano que susciten una auténtica metanoia. En ese sentido, la literatura a través de su propio lenguaje manifiesta algo de la Gloria de Dios, que la teología por las limitaciones de su propio lenguaje no está habituada a ver. Por ende, cuando se deja impactar por el lenguaje propio de la literatura –que es la Belleza–, la teología es capaz de mirar nuevas dimensiones antropo-teológicas.

Para la teología es bueno que exista la literatura. ¿Cómo podría apreciarse la belleza y la verdad del dogma cristológico –que proclama la unidad y distinción de las naturaleza humana y divina–, sin considerar un poema de raíces cristológicas como El Cristo de Velázquez de Unamuno? Es cierto que la filosofía y la teología entregan unas dimensiones sorprendentes a la razón humana, en las cuales se admira la Verdad, pero no menos cierto, es que la Gloria de Dios impacta al corazón por la Belleza que la literatura provoca.

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