Ecología y Política

Gabriela Merlinsky TODA ECOLOGÍA ES POLÍTICA las luchas por el derecho al ambiente en busca de alternativas de mundos 


Revista Argentina de Investigación Educativa 


vol. II • nro. 4 • diciembre de 2022 • pp. 309-313 


Reseñas Antonio Nicolau 


En palabras del papa Francisco, “Nunca hemos maltratado y dañado nuestra casa común como en los dos últimos siglos” (Laudato Si, p. 53), 
“Las predicciones catastróficas ya no pueden ser vistas con desprecio e ironía [...] hemos superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el actual estilo de vida insostenible sólo puede terminar en catástrofe” (p. 161). Ello exige “una conversión ecológica radical” (p. 5). La llegada de la técnica de la mano del capitalismo desencadenó un progreso nunca antes visto. Sucesivas transformaciones de las sociedades hoy son impulsadas por un fenómeno de aceleración en los cambios tecnológicos con impacto en las subjetividades, conocido en el ámbito de la sociología como fenómeno de “rapidación”. La fluidez de la que habla el filósofo polaco-británico Zygmunt Bauman, comporta la disolución de fundamentos consistentes. 
En el proceso de “rapidación”, el consumo se propone como la meta primordial y el lucro indefinido como su objetivo último. La concurrencia de la tecnología en el consumo gravita de manera determinante en el escenario mundial, a la vez que envejece velozmente. 
Para ello, la teoría de la obsolescencia programada constituye un instrumento efectivo en el sostenimiento de la dinámica del consumo. Así, el progreso indefinido constituye la base de la cultura del descarte con efectos determinantes en crisis ecológica. No obstante, el problema de la ecología no se trata solo de un problema ambiental. 


Sería una ingenuidad y, al mismo tiempo, una simplificación de una problemática superior. En otro orden, el problema ecológico expresa la contradicción intrínseca al modelo de desarrollo del capitalismo. Es el “vacío moral” propio del capitalismo el que plantea un estímulo cada vez mayor al consumo convirtiéndose en una “forma de vida” que consiste simplemente en tres operaciones: comprar, usar, tirar. Es ello mismo una auténtica crisis civilizatoria. Resulta un imperativo ecológico categórico su resolución. 


El avance científico tecnológico de la cuarta revolución industrial le ha dado al ser humano un bienestar y una seguridad que le ha hecho olvidar su dependencia ontológica y espiritual de la Madre Tierra. Nuestra suerte está cada vez más cercana a la extinción como especie. 


El capitalismo y su destructivo tratamiento de la Tierra articula su modelo de desarrollo con la política. El ex juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, nos recuerda en un bellísimo texto La Pachamama y el humano (2011), la importancia para el neo constitucionalismo latinoamericano del llamado “delito ecológico”, que se apoya en el ineludible reconocimiento a la naturaleza como parte esencial de la vida biológica.
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Lo peor que nos puede pasar es volver a la situación anterior, con una doble y perversa injusticia: una ecológica con la devastación de los ecosistemas y con las amenazas que pesan sobre nuestro futuro, y otra social. Por un pequeño grupo que controla casi toda la riqueza y los flujos financieros provocando que gran parte de la humanidad viva en la pobreza incluso en la miseria, muriendo antes de tiempo. La consecuencia lógica es que tenemos que cambiar si queremos sobrevivir. O bien, dar la razón a Zigmund Bauman que nos advirtió poco antes de su muerte: “o nos tomamos de la mano y todos colaboramos o vamos a aumentar la 
procesión de los que caminan hacia su propia tumba” (Boff, 2021). 
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Una conversión ecológica no significa retroceder en las beneficiosas conquistas científicas alcanzadas. Significa asumir la idea de que el progreso no puede ser indefinido. La idea de un desarrollo sustentable, capaz de aceptar los avances de la ciencia y de la técnica desarrollados por el conocimiento y, al mismo tiempo, acompañadas de una ética de responsabilidad social del uso de los avances científicos, nos parece ajustada en dirección a las postulaciones de la autora. 

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