La conciencia ecológica en el feminismo




La conciencia ecológica en el feminismo
  • Pascual, M. y Herrera, Y. (2010). Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir el futuro. Boletín ECOS, 10: 1-7
  • Velasco, S. (2009). Sexos, género y salud. Teoría y métodos para la práctica clínica y programas de salud. Minerva Ediciones: Madrid
El surgimiento del Ecofeminismo estuvo liderado por feministas que tenían una fuerte conciencia ecológica, y que denuncian que históricamente el sistema patriarcal ha equiparado a la mujer con la naturaleza, cosa que podría haber sido una posición de poder importante para las mujeres, pero que lejos de eso, terminó siendo desvalorizada y explotada en la economía capitalista.


Es decir: cuestionan el uso y la explotación de la naturaleza que se ha promovido en las sociedades patriarcales y abogan por entablar relaciones con la naturaleza desde una posición más femenina, más cercana al cuidado y a la protección de los seres vivos.

Entre las prácticas que se derivan del Ecofeminismo se encuentran, por ejemplo, la promoción del parto natural o la extensión de la lactancia materna; así como la creación de comunidades de empoderamiento y la autogestión de las mujeres, sobre todo desde los países con mayores índices de pobreza.

Algunas propuestas del Ecofeminismo

Lejos de ser una corriente homogénea, el Ecofeminismo ha desarrollado dentro de sí misma distintas propuestas que nos han permitido comprender algunos matices en las experiencias de subordinación de las mujeres y su relación con la naturaleza.

1. Feminismo esencialista

A grandes rasgos, el ecofeminismo esencialista es una corriente que potencia las cualidades maternales para fomentar la vida y el cuidado de la naturaleza, considerando estas cualidades como importantes para contrarrestar la crisis ecológica.

Parte de un esencialismo radical basado en la diferenciación biológica, en donde dice que el que los hombres no tengan la capacidad para procrear hace que dependan en gran medida del cuidado femenino y se su energía. Propone que las mujeres necesitamos emanciparnos de las masculinidad que es fundamentalmente agresiva, y potenciar la fuerza femenina mediante vínculos entre nosotras mismas.

Las críticas que se han hecho a este feminismo es su excesivo esencialismo biológico, es decir, el supuesto de que los hombres y las mujeres estamos determinadas y diferenciadas por nuestras características biológicas, lo que tiende a demonizar lo masculino y puede mantener a las mujeres en la segregación.

2. Feminismo espiritualista

El feminismo espiritualista cuestiona el ideal de desarrollo de los países primermundistas, porque dicen que se trata de un “mal desarrollo” que provoca injusticias y explotación especialmente a las mujeres y a la naturaleza de los “países no desarrollados”.

Por eso, esta propuesta del Ecofeminismo es actualmente una de las que está tomando mayor fuerza en los países “en vías de desarrollo” antes llamados “el tercer mundo”.

El feminismo espiritualista considera la estructura social patriarcal más allá de lo puramente masculino: entiende al patriarcado como un sistema que entre otras cosas deposita en las mujeres la gestión de la alimentación, el desarrollo infantil y el cuidado del medio ambiente en general; cuestiones que son especialmente explotadas en los países más pobres.

En esta corriente se busca el acceso de las mujeres a la producción de bienes por medio de mantenernos como fuente de control y equilibrio del medio ambiente y del desarrollo alimentario. Es decir, conecta la emancipación de las mujeres con la conciencia ecológica y las prácticas de cuidado.

3. Feminismo ecologista

En reacción y crítica a las propuestas anteriores, surge el feminismo ecologista, que hace notar que el Ecofeminismo se había desarrollado sin tomar en consideración las diferencias de clase o el origen étnico que hacen que la relación de las mujeres con la naturaleza, así como la explotación del sistema patriarcal, sea experimentado de distintas maneras.

Proponen que dicho sistema no es una cosa homogénea que afecta de la misma manera a todas las mujeres, y ponen el foco de la denuncia no solo en la manera en que la explotación de la naturaleza afecta de manera particular a las mujeres, sino que atribuyen responsabilidades a los grupos que monopolizan los recursos naturales y al auge de la economía capitalista.

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