La uva de Almería. Un cultivo comercial que construyó un paisaje agrario en la montaña mediterránea (siglos XIX y XX)

 


Gazeta de Antropología, 2020, 36 (1), artículo 03 · 
La uva de Almería. Un cultivo comercial que construyó un paisaje agrario en la montaña mediterránea (siglos XIX y XX)


La uva de Almería supuso el establecimiento de un sistema de agricultura con componentes tanto tradicionales como innovadores. 

De tradicional tenía el modelo de explotación basado en pequeñas propiedades y en una agricultura eminentemente familiar. También energéticamente se basaba en el uso de energía orgánica (personas y animales) para la recolección y el transporte. Sin embargo, es un modelo de transición hacia la modernización agraria en otros aspectos. 

El acceso a los mercados internacionales se hizo contando con la flota de vapores mercantes que se desarrolla desde finales del siglo XIX. También es moderno el uso de inputs industriales (no aportados por el entorno) como las maderas o el alambre belga.  O por el empleo de pies de origen americano para la lucha contra la filoxera. Y sobre todo, al tratarse de una agricultura comercial conectada con mercados internacionales de todos los continentes, es un ejemplo del despliegue de la primera globalización anterior al estallido de la Primera Guerra Mundial. 

Su declive viene a coincidir y servir de nexo entre la agricultura tradicional y la agricultura intensiva actual bajo invernadero.

El cultivo del parral requirió una transformación importante de los terrenos en los que había de instalarse: la estructura del parral requería el aterrazamiento y abancalamiento de laderas y de ahí también el tener que recurrir a soluciones constructivas tales como los balates de piedra seca para poder corregir la pendiente y proceder al desfonde y arado de la tierra. 

Además, la reconversión de antiguos terrenos en donde se cultivaban cereales a tierras aptas para el parral (que precisaban de riegos), llevó aparejada la construcción de infraestructuras para este fin que pasaron también a formar parte de estos paisajes.

 Desde los pueblos de la alpujarra almeriense con la Exaltación de la Santa Cruz de Canjáyar, hasta la Sociedad de Nuevos Riegos San Indalecio en torno a la capital, pasando por la Fuente Nueva en la zona de Dalías, nacieron numerosas sociedades hidráulicas y se realizaron proyectos de envergadura para proveer de agua las tierras que se llenaron de parrales (Sánchez 1997).

Desde la perspectiva económica, a pesar de las etapas de altos y bajos durante los casi dos siglos precedentes, supuso una fuente de riqueza de primer orden para la provincia, de la que pudieron vivir muchas familias y en torno a la cual se generaron industrias auxiliares y una red de agentes que hacían posible el cierre del círculo productivo y comercial.

El eco del esfuerzo realizado por tantas personas vinculadas al parral pervive todavía en la memoria de los pueblos de las comarcas de mayor tradición. El recuerdo del trabajo realizado a lo largo de toda una vida  es, a día de hoy, objeto de reconocimiento por parte de instituciones provinciales. Otro tipo de iniciativas velan por la conservación y difusión de aspectos etnográficos e históricos de la uva de Almería, tales como el anillo museístico del pueblo de Terque y los proyectos paralelos que realizan encomiablemente.  

Existen así pues motivos para la recuperación de algunos de los territorios donde echó raíces la de Ohanes bajo la justificación de que esto acarrearía consecuencias positivas como serían el freno del deterioro causado por la erosión de las parcelas abandonadas y, además, la puesta en valor de un legado histórico, paisajístico y cultural que marcó la vida de varias generaciones de almerienses.

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