Categoria encuentro y camino. González de Cardedal

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En el momento actual se da una crisis de la verdad objetiva. Hasta estos dos últimos siglos se tenía certeza de todo y bajo esa certeza se construía la existencia. Cuando se rompe esta convicción surge “la primacía del pragmatismo, la soberanía absoluta de poder y la oportunidad diaria como criterios de comportamiento”.
Pero, a pesar del presentismo, la aceleración, no desaparece la búsqueda del sentido de la vida, y la preocupación por el  futuro porque el hombre sabe que se dignifica no por el poder o el gusto, sino por la verdad real[1]. Esta preocupación ha estado presente en el humanidad desde su origen[2].
El ser y permanecer teólogo  ha llevado  a Don Olegario en su quehacer teológico a buscar a Dios, a hablar de Dios como un ser personal y  “emplea las categorías  de encuentro y de camino, como búsqueda renovada”.  Y a la vez como meta donde llega el hombre después del encuentro y cuando ha realizado el camino.
La categoríaEncuentroes una categoría del pensamiento filosófico. Para OGC Dios no es un concepto abstracto, es un Misterio que mantiene una relación interpersonal con el hombre, una relación en continuidad. El explica la revelación dentro de la categoría del pensamiento  filosófico  “encuentro”, elaborada por la corriente personalista, presente en  la tradición  judía y cristiana, que describe las relaciones interpersonales, a la vez que  transforma la teoría del conocimiento, la filosofía, la antropología y la ética[3].   
El afirma que Dios es provocador de la búsqueda del hombre, porque el creyente sabe que toda búsqueda supone un encuentro previo, porque no se busca lo que no se conoce[4]
En el artículo de OGC titulado Encuentro, memoria, esperanza[5]  el autor escribe:

La existencia cristiana está determinada por tres realidades que la constituyen y que como principios fundantes le dan origen, la mantienen en el presente y la abren al futuro. Ellas son el encuentro, la memoria y la esperanza.
….. La experiencia cristiana ha dicho siempre que el hombre es prevenido antes de que él venga; es preparado antes de que él  acometa una tarea; es encontrado por Dios antes de buscarlo, o cuando tras larga búsqueda dudaba ya de poder encontrarlo. La vida es así una lenta, a veces anónima pero incesante búsqueda que el hombre hace de Dios; y sin embargo al final el hombre se reconoce a sí mismo encontrado, cuando buscaba por caminos que no conducían a la meta o incluso cuando ni siquiera buscaba[6].

Los profetas en el AT y los apóstoles en el NT han sufrido esa desazón de ver que los hombres no buscan a Dios, aún cuando sea la realidad que más necesitan. A la vez han anunciado la misericordia de Dios, porque justamente comprobaron que El se deja ver de quien no le busca y se hacen encontradizo de quien no quiere encontrarle: “Yo ofrecía respuesta a los que no me interrogaban; salía al encuentro de los que no me buscaban. Yo decía : «Heme aquí», «heme aquí» a gente que no invocaba mi nombre. Todo el día tendía yo mis manos a un pueblo rebelde, que iba por caminos malos en pos de sus pensamientos”(Is. 65, 1-2; Rom. 10, 19-21). 
Esta existencia comienza con el conocimiento y el encuentro con Dios. Un encuentro que se da en el tiempo finito del hombre, abriendo a lo eterno,  al Misterio, rompiendo la temporalidad, y haciéndose preguntas. El hombre en un tiempo y lugar concreto en la historia llega al Absoluto. El tiempo es “la posibilidad que le es dada al hombre, de decidir sobre sí mismo hacia lo Definitivo”. “No somos solo el tiempo que nos queda, sino también la eternidad que nos espera”[7]
Dios como camino. Dios y el hombre se encuentran, Dios tiene la iniciativa y el hombre responde a ella. Pero OGC  no solo habla de un encuentro inicial, que es necesario, sino un encuentro continuo en el camino de la vida[8]. Estas  reflexiones las comparte con Zubiri[9],  quien escribe:
 Con un texto de San Agustín nos adentra en el conocimiento de Dios como un creciente esfuerzo desde el buscar inicial al encontrar final y desde el encuentro logrado a la búsqueda renovada, ya que Dios es el misterio siempre antiguo y siempre innovador del hombre[10].
Para expresar el camino,González de Cardedal recuerda que Heidegger en el año 1950 escribió Holzwege,libro que es la unión de una serie de estudios[11]. La palabra Holzwege se traduce por caminos en el bosque, veredas sin salida, sendas perdidas. El teólogo afirma que la mejor traducción sería trochas. ¿Y qué es una trocha? En el diccionario de la Real Academia significa: “Vereda o camino angosto y excusado, o que sirve de atajo para ir a una parte” o bien,  “Camino abierto en la maleza”. Heidegger utiliza este símbolo de la tradición espiritual con una carga metafísica y mística semejante a  “noche del mundo”. ¿Quién se pierde en el bosque? Aquel que no tiene guía,  al que el camino le es extraño, el que no conoce sus secretos. ¿Y qué significa noche del mundo? Es falta de luz que  se produce cuando se olvida del Ser y también la falta de Dios.
El camino verdadero es el camino hacia la Verdad,a la fuente que da la vida, que aplaca la sed. El autor que nos ocupa recuerda a San Juan de la Cruz, que después de adentrarse en la noche obscura, se deja conducir por ese Camino hacia la fuente que da Vida. Jesucristo afirmó “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.” Este es el camino del cristiano porque el cristianismo es el resultado “de la presencia de Dios  en nuestras vidas”[12]. Dios sale al encuentro del hombre, y el hombre recorre ese camino ya presentado por Dios en Cristo.
En la entrevista que Don Olegario concedió a la autora de este trabajo, al preguntarle: “Su categoría de encuentro, ¿dónde la situaríamos,  en Apologética filosófica, Apologética histórica, Apologética bíblica…? ¿Es una síntesis de todas ellas?”  El teólogo contesta:
No sabría decirle. En primer lugar esta categoría fue puesta en juego por la Filosofía, junto al Personalismo de los decenios del 15 al 40, como Martín Buber y los autores que yo cito. Esto tiene repercusión sobre la Teología y es ahí donde yo me sitúo. Evidentemente para realizarlo tengo que volver la mirada a la Biblia y  es donde descubro que en la historia de la salvación puede ser categorizada con la categoría del encuentro de Dios con el hombre, del diálogo de Dios con el hombre, de la misión compartida entre Dios y el hombre. Y eso es la situación donde yo pongo esta categoría.
Ante la nueva pregunta: “Usted parte de una relación interpersonal de Dios y los hombres, mediante el testimonio que Dios da de sí mismo a través de la revelación en Cristo y entre el hombre que responde a Dios con la fe y el resto de las personas que comunica esa experiencia. ¿Por qué todo el mundo habla de su categoría de encuentro y no de  la de camino y meta que tanta importancia le da en sus escritos?
La categoría de encuentro es la fundamental que está detrás de mi primer gran libro de Cristología, Jesús de Nazaret. Aproximación a la cristología. Fue una novedad, tuvo mucho eco y la gente se ha quedado ahí, es decir, en lo que era mi primera parte de Cristología y no se han adentrado en lo que ha sido la desembocadura final de los años, 1990 y 2000, Entraña del Cristianismoy los dos tomos de Fundamentos Camino y Meta,con lo cual hay un camino hecho con Cristo. Se da el encuentro, pero ese encuentro orienta hacia una Meta y un Misterio que está por delante. Yo ya tengo la experiencia de que los lectores se identifican con un libro, y no entran en el resto. Algunos me dicen que mi libro es Elogio a la Encinaque es de 1973, otros España por pensarde 1986, o bien la Entraña del Cristianismo.Deslumbramiento de una idea, de una fase de mi vida y se quedan sin capacidad de seguir el ritmo interno que yo he vivido.
Las condiciones para que se  produzca el encuentro son:  
·     Trascendimiento:Para que pueda existir el encuentro es necesario dejar al otro ser ese otro, no hacer nada para quitarle esa "otroridad", bien apropiándose o anulándolo.
·     Salir de mi propio Yoy adquirir cualidades como la disponibilidad, la acogida, la apertura hacia el otro, que son la otra cara de la invocación, el requerimiento, la interpelación que me viene del otro, y los dos sujetos existen desde el encuentroy desaparece la soledad.
Y esas son las dos condiciones para el encuentro con Dios sin intentar dominarlo, dejando a Dios ser Dios y con una actitud  de apertura a Él para acogerlo.
Significa que en las relaciones entre el hombre y Dios no se consiguen en un momento aislado, es necesario la continuidad, con avances y retrocesos; que se debe avanzar por él, y no solo con el conocimiento, sino  con todo la persona, con su voluntad y su sentimientos y la acción. El Camino se inicia desde Dios hacia el hombre, en un movimiento descendente,  Dios y el hombre se encuentran y este realiza el camino de vuelta, es un camino de retorno.  
Jesús es el Camino hacia el Padre.El verdadero rostro de Dios sólo lo podemos conocer mirando a Jesucristo:“Llevo tanto tiempo contigo, ¿y aún no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre”(Jn 14, 9). Jesucristo es el Camino por donde Dios ha venido a nuestro encuentro y nos ha revelado su identidad y a través de él el hombre  llega a Dios.
 Une a la categoría de “encuentro” la de “camino”, siendo complementarias y la primera de ellas  es previa a la segunda. Cuando Dios y el hombre se encuentran, es en el camino donde se profundiza[13]. Y la meta final del camino es Dios mismo.
Esta categoría “camino” está explícita en los evangelistas y ese camino, único presenta tres tamos:
1º Jesús desde la casa del Padre caminando hasta los hombres. Encarnación.
2º El camino desde Nazaret hasta Jerusalén. Pasión
3º El camino desde su tiempo hasta el final de los tiempos, desde su tierra a todas las tierras con todos y cada uno de los hombres. Iglesia
Con este Camino se  une la eternidad de Dios con el fin de la historia en la parusía.
Los sinópticos comprenden la revelación como camino y la subida a Jerusalén como revelación definitiva. Esta categoría está presente en muchas religiones, pero la novedad es que Jesucristo es el Camino[14]:
El caminar con Cristo y el caminar como Cristo terminarán en la adhesión e identificación con Cristo que es el Camino en persona. En el andar (Camino) encontramos la revelación de Dios (Verdad)y anticipamos la esperanza suprema del hombre abierto y ganoso de lo eterno (Vida) (Jn 14,6)
El andar en Cristo lleva a reflexionar y pensar en él y a  creer en él y por tanto, a comunicar a los demás esa fe .Y hablar de Cristo al hacer Cristología, no se puede hacer sin hacer Teología, Antropología, Metafísica, Teología de la historia y Escatología.





[1]  OGC, Dos cardenales en el borde: El País, 23/12/1999.
[2]Un ejemplo claro de esta afirmación es la Epopeya de Gilgamesho el Poema de Gilgamesh narración  sumeria  en verso sobre las peripecias del rey. El poema, escrito en tablillas de arcilla con escritura cuneiforme hacia los años 2500-2000 a. C., plantea cuestiones esenciales para la vida del ser humano: ¿Por qué tenemos que morir? ¿Qué sentido tiene la vida si al fin y al cabo vamos a morir? ¿Hay alguna forma de obtener la inmortalidad?... 
[3]  Cf. M. Buber.En su obra más conocida  Ich und Du (Yo y Tú), publicada en 1923, su interpretación del ser como espacio de diálogo entre el hombre y el mundo, que presupone la apertura al otro y a Dios, formula un humanismo que identifica la excelencia con la realización histórica de la solidaridad, la paz y la tolerancia. El cuidado del otro no es una pesada carga, sino un lastre liviano que nos humaniza. El otro, especialmente en sus situaciones de indefensión y precariedad, es el fundamento de la ética y la vía de acceso a la trascendencia. 
[4]OGC, Meditación teológica desde España, Salamanca 1979, p.91
[5]OGC, Encuentro, memoria, esperanza, en Cuadernos hispanoamericanos, 446-447 (1987) 183-195.
[6]OGC afirma en el píe de página de dicho artículo p.184 : “San Agustín es un exponente máximo de esta necesidad de buscar la verdad, a la vez que de la duda de encontrarla y finalmente de la experiencia de haber sido encontrado por Dios. Así al comienzo del Libro IV de las Confesiones, cuando «ya no era maniqueo, aunque tampoco cristiano católico escribe: «más yo caminaba por tinieblas y resbaladeros y te buscaba fuera de mí, y no te hallaba, ¡oh Dios de mi corazón!; y había venido a dar en lo profundo del mar, y desconfiaba y desesperaba de hallar la verdad» (VI, 1, 1).  Al final del Libro XI en cambio escribe: «.Te lo suplico por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, el Varón de tu diestra, el Hijo del Hombre, a quien escogiste para ti, Mediador tuyo y nuestro, por quien nos buscaste cuando no te buscamos, y nos buscaste para que te buscásemos; Verbo tuyo por quien hiciste todas las cosas, entre las cuales también a mí; Único tuyo, por quien llamaste a la adopción al pueblo de los creyentes.  Y en él a mí» (XI, 3, 4).
[7]OGC. Entre la alegría y la melancolía: ABC, 31/12/2012.
[8]Siguiendo a Buber se explica este encuentro como el mundo del hombre es doble: Yo-Ello y Yo-Tu. De esta forma el Yo no esta aislado y así se supera  la visión de la filosofía moderna, que ponía al Yo como explicación de la realidad condenado a la soledad. Pone al principio la relación, el encuentro (Yo-Tu), en vez del principio de experiencia (Yo-ello) convirtiéndose el encuentro en espíritu, amor, palabra, siendo la respuesta del hombre a su TU. Toda la vida es encuentro y este encuentro humano, permite la relación con el Tu eterno, con Dios. Dice Martín Velasco: Y es que la relación con el absolutamente trascendente sólo puede ser vivida en términos de total trascendimiento, y este se prepara, se realiza y se manifiesta en el descentramiento que requiere el reconocimiento de  la alteridad del tú humano. Mucho del pensamiento de Levinas tiene su origen en las palabras de Martin Buber, que describió la necesidad de vivir un diálogo con el otro y con Dios en su obra general Yo y tú.  1º En la actitud de un yo ante un ello al que usa, no se genera una relación, sino un trato; 2º Una verdadera relación solamente nace del encuentro entre un tú y un yo; 3º En los encuentros en lo que los otros son tratado como cosas son reencuentro; 4º En la vida cotidiana todos los encuentros normalmente son ‘deencuentros’, sin embargo solamente los verdaderos encuentros forman nuestra verdadera identidad. Buber escribe: “Me realizo al contacto del Tú.” [...] 5º Critica a Buber diciendo que plegaria y oración no son dialogo y que Dios no está en el tú del otro. 6º En el concepto de Levinas Dios aparece como tercero. Para Levinas Dios no está en el otro, sino que el otro está en la huella de Dios: “Ser a la imagen de Dios, no significa ser el ícono de Dios, sino encontrarse en su huella.” Pero este Dios está presente en ausencia; ocultándose a sí mismo y desde sí mismo, señala al otro.;7º  Ir hacia Dios es seguir la huella, es ir hacia los otros, que están en la eleidad, no hay otra camino hacia Él. Esta es la ética como prima philosophia, que reclama Levinas.  La Ética en Levinas llega a un nivel superior; 8º Esta ética es el pensamiento más exigente, porque al considerar cada otro en relación con Dios se lo trata en consecuencia con el mayor respeto y la mayor dignidad posible.  Levinas traza un concepto de ética en cual el hombre une lo profano y lo sagrado, lo humano y lo divino. Acercando filosofía y religión desarrolla una nueva ética a un máximo nivel, que no parte de un sujeto autónomo, sino de un yo dependiente del otro. Pero esta ética es la “ética de la heteronomía que es, no una servidumbre, sino el servicio de Dios a través de la responsabilidad para con el prójimo donde soy irremplazable; 9º El Yo no se identifica consigo mismo, sino que es para el otro y reposa allí; 10º Rechaza el principio de reciprocidad porque el yo no se relaciona con el tú igual que el tú con el yo y la relación no contiene una promesa ni un compromiso, sino es un sacrificio sin sueldo. Mi responsabilidad para el otro, lejos de ser una responsabilidad recíproca, es una elección inevitable. Para Levinas el yo, de pie a cabeza, hasta la médula de los huesos, es vulnerabilidad y así está expuesto a la herida y al ultraje del otro. Esta vulnerabilidad extrema es la base de nuestra relación con el otro, por eso nos afecta y sufrimos por él. Como yo soy vulnerable, el otro también, siempre intervengo en su existencia, soy responsable y puede ser acusado de esta responsabilidad no elegida; 11º El ser responsable de todos, hace que nazca una nueva ética
[9]OGC, En la muerte de Zubiri
[10]Cf: De trinitate,9: “Busquemos como quienes van a encontrar y encontraremos como quienes aún han de buscar, pues cuando el hombre ha terminado algo, entonces es cuando empieza”.
[11]OGC, El bosque, la noche y la fuente: ABC,6/03/1990.
[12]OGC, Ante el futuro, coraje y esperanza: Ya, 27/ 01/1980.
[13]OGC, Fundamentos de cristología I. El camino, Madrid 2005, p 37.
[14]OGC, Fundamentos de cristología I. El camino, Madrid 2005, p 37.

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