La educación de la mujer a pricipios del siglo XX

Cuando empieza la edad contemporánea todavía persistía la creencia de que la mujer debía de permanecer en el ámbito privado y que su educación tendría como objetivos principales prepararlas para ser madres y esposas, aunque a la vez que avanzaba el siglo se fue modificando esta imagen.


Prueba de esta afirmación es la rocambolesca legalización del acceso de las mujeres a la Universidad, desde finales del siglo XIX y principios del XX. 

En 1872 en la Universidad española una mujer, María Elena Masero, pudo terminar la carrera de Medicina, pero nunca pudo ejercer. 

En 1882, una Real Orden acabó con el vacío legal y suspendió la admisión de las mujeres a la Enseñanza Superior, prohibiendo que pudieran matricularse en cualquier establecimiento docente.

Seis años después, en 1888, acordaron que las mujeres fueran admitidas como alumnas de enseñanza privada. Si alguna solicitaba una matrícula oficial, era la “superioridad la que resolvía cada caso según las circunstancias de la interesada. Se crearon Residencias de Señoritas, dirigida por María de Maeztu,  primer centro oficial  nacido en 1915 para fomentar la enseñanza universitaria para mujeres en España que funcionó hasta 1939. Estas primeras residencias nacieron en el contexto de la expansión del primer feminismo y de sus reivindicaciones, no solo a conseguir el voto, sino al derecho a la educación, siendo sus protagonistas inicialmente las feministas anglosajonas[1].



[1] J. Cuesta Bustillo (coord.) La residencia de señoritas y otras redes culturales femeninas. Universidad de Salamanca, Ediciones universidad de Salamanca. Fundación José ortega y Gasset,  2015

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