La revolución del Psicoanálisis

La revolución del Psicoanálisis

A principios del siglo XX Freud, con su teoría del psicoanálisis, cambia por completo la idea de hombre. Este se creía libre, dueño de sus decisiones, dotado de razón, y esta teoría pone en tela de juicio todas estas afirmaciones. Freud  afirmaba que  la religión no sería más que la represión ilusoria de unos instintos básicos del ser humano: una ilusión como la de la proyección vacía de los anhelos del hombre (Feuerbach) o el opio servido por las clases dirigentes para la resignación de las masas (Marx).
En el terreno moral, Freud diluía en el inconsciente gran parte de la responsabilidad humana: denunciaba la " falsa conciencia” que promovía según él, una ética basada en el miedo y el disimulo; denunciaba a la autoridad religiosa que se complacía en fomentar los tabúes sexuales, para manejar de este modo las conciencias y sus decisiones. Finalmente, la exégesis psicoanalítica de los textos bíblicos (gran parte de los discípulos de Freud eran judíos como su maestro, aficionados a la lectura de la Biblia) desconcertaba a los biblístas  acostumbrados a una lectura muy distinta de la Escritura, y escandalizaba a los teólogos que veían sus dogmas tachados de ser productos neuróticos de un psiquismo habitado por deseos inconscientes de poder, de sexo o de tener. Ante el recelo y desconfianza de esta teoría para la Iglesia católica, la Pontificia Comisión Bíblica, en un documento del 15 de abril de 1993, reconoce además que el psicoanálisis aporta "una nueva comprensión del símbolo", que «ayuda a descodificar el lenguaje humano de la revelación.
¿Cómo deben relacionarse estas dos ciencias? Se proponen dos caminos:
1º Revisión de algunos conceptos teológicos, y purificarlos  para llegar a la verdad. Se deberá clarificar bajo las aportaciones de la teoría de Freud, la visión de Dios, el misterio trinitario, la expresión de hombre nuevo,  habrá que revisar hasta que punto se ha presentado al cristianismo como  una religión del miedo, del pecado.[1]
2º El estudio de los mitos y símbolos que acerca al hombre a Dios.  En general, se debe   comprender que el psicoanálisis es toda una nueva ideología que impregna nuestra cultura: todos saben hasta que punto el inconsciente, fuera de la voluntad, del conocimiento y del  control,  habita y  determina al hombre. Hoy no podemos pensar en el hombre como se pensaba antes de Freud. El teólogo ha de ser consciente de que hace teología bajo la influencia de todo un mundo de prejuicios y conflictos interiores, que condicionan su manera de pensar. Su hermenéutica del texto bíblico y del pensamiento teológico a lo largo de la historia deberá tener en cuenta ese substrato inconsciente sobre el hagiógrafo o el teólogo de profesión.



[1] A. PEACOCKE, Los caminos de la ciencia hacia Dios. El final de toda nuestra exploración, Santander 2008.

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