Síntesis de todas estas revoluciones
Síntesis de todas estas revoluciones
Los progresos de la biología molecular y los
fósiles encontrados ponen de manifiesto las grandes semejanzas entre los primates y el hombre. Pero en la
actualidad se está analizando las grandes diferencias sobre todo en la complejidad del cerebro y las nuevas
estructuras con funciones distintivas. No se puede olvidar la comunicación
simbólica, incluso alcanzada por algunos animales, pero el uso exclusivo de los
humanos del lenguaje, de la autoconciencia y aunque también comparten con ellos
la organización social, sólo los seres humanos tienen creatividad y poder
intelectual. La humanidad forma parte de la naturaleza pero tiene singularidad
en el conjunto de las criaturas que pueblan la tierra.
La sociobióloga y la evolución cultural o estudio biológico del comportamiento
social en las diferentes especies presenta un aspecto nuevo cuando se trata del
hombre. Por ejemplo, se ha estudiado el comportamiento altruista y Dawkins[1] en
el libro del Gen egoísta explica ese altruismo como contribución a la
supervivencia. Otro ejemplo que citan es el tabú del incesto, o la base
genética de la diferenciación de los roles masculinos y femeninos. Los
adversarios a la sociobióloga, entre ellos bastantes antropólogos, lo acusan de
un determinismo genético que les
lleva a un reduccionismo. Si
se compara la evolución cultural con la biológica, la ciencia y la evolución, se encontraría cierto paralelismo,
aunque nunca se podría explicar los avances culturales o los de la ciencia porque las diferencias entre ambas son
mayores que las semejanzas.
El cerebro humano es el sistema más complejo de
todos en el mundo natural. Hoy
se conoce que el pensamiento analítico está asociado al hemisferio izquierdo y
que el pensamiento intuitivo al
derecho. Las excitaciones físicas y químicas influyen tanto en la
conciencia como en la conducta, demostrando que la vida mental se halla relacionada con estos sucesos
físicos. ¿Cómo se relacionan mente - cuerpo?
Desde planteamientos filosóficos se dan varias
soluciones:
1.
Dualismo: Platón, Agustín, Descartes afirman que son dos entidades
diferentes. Hoy son varios los neurofisiólogos que defienden este dualismo.
Wilder Enfield,[2]
Karl Popper, John Eccles.
2.
Materialismo:
Atomistas griegos, filósofos franceses, conductistas seguidores de Skinner. Esta postura lleva a una
metafísica materialista. Dentro de esta postura, aunque mitigada está el
epifenomenalismo, donde los fenómenos mentales existen pero no son causalmente
efectivos. Hoy se habla de una nueva forma de materialismo como es la teoría de
la identidad neuronal.
3.
Las
teorías de los dos aspectos, para los que todo es a la vez físico y mental.
4.
La teoría
de los lenguajes múltiples, para los que la propia realidad está organizada en
una diversidad de niveles, a cada uno de los cuales corresponde un tipo
característico de actividad.
Al hablar de la evolución en la religión, Ralph
Burhoe, oponiéndose a la idea de Wilson (evolución biocultural) sobre el
altruismo, afirma que con los
“no parientes” no puede ser
explicado éste por selección
genética, siendo la religión la que más ha contribuido a fomentar el altruismo y la cooperación social.
También el conjunto de los mitos y los ritos
religiosos son los que han contribuido a la cohesión social. En los tiempos
primitivos, la religión colaboraba a la fidelidad al grupo y a la hostilidad
contra los otros grupos, convirtiéndose en cosmovisiones a medida que las tribus
se hicieron más universales, hasta hoy, que es necesario ser reformuladas con los avances de las ciencias. Este autor opina que el naturalismo
evolucionista es la filosofía religiosa más adecuada en una cultura marcada por
la ciencia. Cuando habla de un evolucionalismo naturalista lo que defiende es
un sistema metafísico, no una conclusión científica, muy atractiva en la era de
la globalización, aunque hay temas como la libertad, la existencia del mal que
tienen dificultades de explicación en esta teoría. El mito, que
suele expresar algún aspecto del orden cósmico, según algunos antropólogos son
fenómenos religiosos originarios de los que surgieron con la racionalización,
algunos aspectos de la religión. El relato responde a la necesidad de vivir en un
mundo con sentido. Algunos hacen referencia a los tiempos primigenios, al sufrimiento, a la muerte, al final
de los tiempos, y se encuentra en todas
la culturas.
La experiencia religiosa la han sentido
gentes de mundo entero. Se asocian con el hemisferio cerebral derecho y su
interpretación depende de cada
cultura, pero siempre suscita un convencimiento de la existencia de una unidad
trascendental más allá de la experiencia ordinaria. Las grandes religiones
comparten entre sí muchos aspectos; experiencias revelatorias, interpretadas en
tiempos históricos, tienen escrituras sagradas, usan la oración, instrucciones
para los creyentes.
El papel funcional en la cohesión del grupo ha
sido explicada por el antropólogo Emile Durkheim. Max Weber, ve en la religión
un principio de estabilidad y una fuente de transformación ya que individuos
carismáticos han originado nuevos movimientos religiosos que han alterado la
historia.
Si se analizan los relatos sagrados se
comprende la pretensión de mostrar
la naturaleza del orden cósmico y el lugar del hombre en ella. Al analizar el relato bíblico de la
creación se observa gran complejidad. Se podría definir en ella al hombre como
creado como toda la naturaleza, pero único y singular entre todas las criaturas
y por ser imagen de Dios, libres y responsables. Son individuos,
pero llamados a vivir en comunidad, porque son seres esencialmente sociales.
Esta visión bíblica
de un yo social, concuerda
con los descubrimientos científicos, ya que el lenguaje y el desarrollo
simbólico necesita la mediación de los otros. También se representa en la
Biblia al hombre creado por Dios pero caído por el pecado y muchos teólogos actuales han intentado
expresar estas ideas bíblicas con categorías más actuales. Así, Reinhold Niebur
afirma que el hombre hereda las estructuras sociales pecaminosas que se
perpetúan bajo la forma de injusticia y opresión. Paul Tillich identifica el
pecado con tres formas de alienación, un distanciamiento de los demás, de nosotros mismos y de
Dios. Baubor introduce un cuarto distanciamiento que sería el de la naturaleza
humana con la extrahumana a causa de la violación que hoy se hace de ella.
Actualmente, el hombre, en el siglo XX ha dado muestras de violencia sin
precedentes en la historia, la psicoterapia nos ofrece visiones negativas de lo
humano, autoestima baja, sentimientos de culpa, que impiden el amar a los
demás.
Presenta también la Biblia a una persona
unitaria e integrada, no dualidad de cuerpo y alma. Esta imagen bíblica, a
veces desvirtuada por el gnosticismo y el maniqueísmo, está en consonancia con
la visión psicosomática de la ciencia actual. El cristianismo da una revelancia
primordial para comprender la naturaleza humana. Primero porque Cristo ha sido
considerado como actualización de la verdadera humanidad y porque a través de El, la comunidad
cristiana ha vivido el poder de la
reconcialición como capaz de
superar toda alienación. Los primeros cristianos estaban convencidos que en
Cristo, Dios ha tomado la iniciativa.
Hablar de fututo es siempre especulativo, pero
las expectativas y esperanzas influyen profundamente en las acciones. Desde el punto de vista de la ciencia
permite pensar que la evolución biológica continuará y la evolución cultural, que si bien se apoya en el legado
genético, permite cambios deliberados y más rápidos. Tendrá que afrontar
crisis, crisis como la tecnológica, ya que en el siglo XX, basada esta
tecnología en la ciencia, ha influido en la naturaleza y en ser humano, como se
demuestra en la destrucción ecológica, la extinción de especies, la tecnología nuclear, con sus grandes
avances científicos ha producido grandes desastres como Hiroshima. La
ingeniería genética, que promete posibilidades de mejorar los cultivos
agrícolas, la eliminación de enfermedades genéticas, también presenta el riesgo
de grandes problemas éticos como la clonación, la alteración de genes, el uso
de embriones. Otra tecnología que aportará crisis al hombre moderno será las
tecnologías de la información, la interdependencia global, etc.
¿Qué futuro tiene la humanidad? El teólogo
Philip Hefner estudió el papel de concreadores creados. Ya que Dios se sirve
del proceso evolutivo para crear criaturas libres, y está y seguirá estando
presente en la historia evolutiva, hoy, el hombre con la ciencia y la técnica
tiene un gran poder, por
consecuencia gran responsabilidad, no sólo sobre su propio futuro, sino sobre
el resto de las criaturas del
planeta Tierra. Los objetivos que plantea Babour son Justicia,
Conservación del medio ambiente y Participación.
La tarea esencial ahora
es la incorporación de los contenidos de las ciencias, como la física, la
biología, la neurología, es decir, de las ciencias naturales y médicas al
discurrir teológico. Cuando la teología habla de la creación, de antropología,
de cristología, es necesario conocer las adelantos en el estudio del universo,
de la evolución teológica, de las estructuras del conocimiento y de
comunicación humana o de la teoría de la evolución actual en la compresión de
la cristología, o del impacto en todos los temas de la ecología.
Estableciendo sus
campos, evitando invadir otros campos no propios, se pretende llegar a la
integración por las aportaciones de ambos. Centra su atención en dos
cuestiones: el carácter radicalmente humano y verificable de la experiencia
humana y la segunda, la compresión de Dios. Para una teología sensible a su
tiempo y consciente de los nuevos desafíos, resulta posible hacer que en él, la
experiencia religiosa, pensada con rigor y coherencia, puedan fructificar en
esta dirección las incitaciones de la ciencia actual.[3]
Leandro Sequeiros[4]
afirma que las creencias no hay que ocultarlas si son razonables y no
dogmáticas, es decir, que no se oponen a la razón, pero sin ser agresivo ni
fundamentalista, ya que esto cierra toda posibilidad de diálogo con los que no
creen. Así mismo, afirma que las palabras fe, religión y espiritualidad se
utilizan como
sinónimas y es necesario que cada religión explique estos términos sobretodo la
espiritualidad, tan buscada en estos momentos.
También se han creado Centros de Estudios entre
Ciencia y Religión, como por ejemplo el CECIR de la universidad Popular
Autónoma de Puebla en México, cuyo objetivo es promover el diálogo entre la
ciencia y la religión a través de la investigación, la docencia y la difusión.[5]
En España está el Grupo de
Investigación sobre Ciencia, Razón y Fe (CRYF) constituido en la Universidad de Navarra con objeto de
promover el estudio interdisciplinar de cuestiones en las que se entrecruzan
las áreas de ciencias, filosofía y teología.[6]
La
publicación del astrofísico
Stephen Hawking[7]
vuelve a reabrir la polémica entre ciencia y religión con su nuevo libro, The
Grand Design (El gran diseño). En él se vuelve a trae la antigua cuestión de
Newton sobre el origen del Universo. Hawking afirma que el universo puede
crearse a sí mismo y no hay necesidad de ningún dios Ante estas afirmaciones
muchos científicos ha expresado su disconformidad con sus ideas volviendo a
integrar la física y la teología. Entre ellos esta George Ellis, presidente de
la sociedad Internacional para la Ciencia o la Religión, o David Wilkisón, o
Francisco Ayala, investigador de la Universidad de California en Irvine, EEUU,
experto en evolución genética de las especies; o César Nombela, catedrático de
Microbiología y presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) o Nicolás Jouve,
Catedrático de Genética en la Universidad de Alcalá de Henares. Agustín Udías Vallina afirma que es
necesaria una reflexión seria sobre este tema, ya que tanto la ciencia como la
teología dan visiones sobre el mundo
El estudio entre ellas puede hacerse desde puntos de vista diferente:
epistemológico, histórico y sociológico.
Lo que interesa ahora es saber si son compatibles, es decir, si estas visiones del mundo pueden
entrar en diálogo o bien en conflicto.
En
una selección de documentos del Papa Benedicto XVI,[8] la idea
esencial emanada de ellos, es la
importancia dada por el Papa a las relaciones entre Razón y Fe, entre Ciencia y
Teología. Los destinatarios de estos mensajes son diversos, pero la mayoría
están destinados a investigadores, científicos, teólogos, y además hay dos cartas, dirigidas una al alto
clero y otra a todos los fieles. El Papa comenta que el hombre no puede cancelar
el vínculo de la realidad temporal con Dios, porque le produce insatisfacción,
afirmando que la crisis de fe es crisis de esperanza; el hombre a lo largo de
su vida tiene muchas esperanzas, que no le llenan del todo una vez alcanzadas,
porque sólo puede contentarse con el infinito, por lo que las esperanzas
puestas en los progresos científicos, en el reino del hombre no suplen la
búsqueda del reino de Dios, y esto abre el camino a la unión entre ambos. Es
necesaria esta relación así como la del hombre con el mundo actual. Reconoce la
utilidad de la ciencia, del influjo de
los científicos en la
sociedad, pero previene quedarse
sólo en la búsqueda del hombre, olvidándose de la dignidad humana, no
sólo reconocida por la Iglesia,
sino por la razón, dignidad única e inviolable de la vida humana, sin fines
utilitarios, basada en la ética. La filosofía y la teología, pueden contribuir
a las ciencias empíricas para no negar la trascendencia, conservando cada uno
su identidad, buscando la identidad del hombre caracterizado por la alteridad,
creado a imagen de Dios y por Dios, con capacidad de amar. Este enfoque
interdisciplinar debe buscar la verdad y aplicar los descubrimientos de un modo
que se busque lo que es justo y bueno. En esta labor de diálogo entre Razón y
Fe, pone como ejemplo a San Agustín, a San Alberto Magno, a Santo Tomás, y la
labor del monacato en la Edad Media explicando las raíces de la cultura
europea. En la universidad de Ratisbona, después de una larga argumentación
llega a la conclusión que no actuar según la razón es contrario a la naturaleza
de Dios, afirmando la Teología,
como una profundización en la racionalidad de la fe. Las aportaciones de la ciencia y de la técnica
son parciales. El hombre necesita una visión de totalidad que de sentido a la
vida.
Uno de los temas actuales que
preocupan al mundo científico son las relaciones entre la ética y la ciencia. Según Jesús Sanjosé estas relaciones
han pasado por tres etapas: la primera, la ética y la ciencia se integraban en
un mismo conjunto superior a ambos, la metafísica; en la segunda se separan
hasta llegar a su independencia y en la tercera, intentan relacionarse,
reconociéndose cada uno en su ámbito específico.[9]
La multitud de investigaciones y el interés de
los científicos demuestran su
colaboración e integración en el momento actual. La
interdisciplinariedad es no sólo la moda, sino la lógica consecuencia del
descubrimiento de la complejidad. La física es uno de los campos donde con más
frecuencia se producen incursiones filosóficas, hasta el punto de que los
físicos de nuestros días se pueden
clasificar en materialistas o idealistas, de la misma forma que
dividimos a los pensadores de las diferentes épocas según crean que el espíritu
es anterior o posterior a la materia.[10]
[2] W. PENFIELD, El misterio de la
mente. Estudio crítico de la conciencia y el cerebro, Madrid 1977.
[6] En este momento, sus campos de interés
abarcan los temas siguientes: origen del universo, evolucionismo, orden,
complejidad y finalidad, naturaleza y persona, ciencia y verdad y ciencia y
religión
[8] Selección de fragmentos de
Discursos, Audiencias, Carta
Encíclica, y Carta Apostólica del
Santo Padre Benedicto XVI desde 2005 hasta 2012, recopiladas por el padre José
María Roncero Moreno: Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los
participantes en la XX Conferencia Internacional sobre el Genoma Humano, 19 de
noviembre de 2005; Discurso a los cardenales, obispos y prelados superiores de
la Curia Romana, 22 de diciembre de 2005;Encuentro con los representantes ante
de la Ciencia en el aula de la Universidad de Ratisbona, 12 de septiembre de
2006; Discurso a la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias, 6
de noviembre de 2006; Carta encíclica SPE SALVI sobre la esperanza cristiana 30
de noviembre de 2007;Discurso para el encuentro con la Universidad de Roma “La
Sapienza” 17 de enero de 2008;
Discurso a los participantes en un coloquio internacional sobre la Identidad
del Individuo, 28 de enero de 2008; Discurso a los participantes en la Asamblea
Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura, 8 de marzo de 2008; Discurso en
su viaje apostólico a Francia: encuentro con el mundo de la Cultura en el
College Des Bernardins, 12 de septiembre de 2008; Discurso a la Asamblea
plenaria de la Academia pontificia de Ciencias, 31, de octubre de 2008;
Discurso a los participantes en un congreso sobre el tema: “Confianza en la Razón”
con motivo de X Aniversario de la Encíclica “FIDES et RATIO” en 16 de octubre
de 2008; Discurso en su viaje apostólico a la Republica Checa: encuentro con el
mundo académico, 27 de septiembre de 2009; Discurso a los participantes en un
encuentro organizado por el Observatorio Astronómico Vaticano, 30 de octubre de
2009; Mensaje al congreso sobre el tema: “Del Telescopio de Galileo a la
Cosmología Evolutiva”, de 26 de noviembre de 2009; Ángelus en la solemnidad de
la Epifanía del Señor, de 6 de enero de 2010; Discurso a los participantes en
la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la fe, del 1 de
enero de 2010; Audiencia General del 24 de marzo de 2010; Audiencia General del
24 de marzo de 2010; Audiencia General del 26 de junio de 2010; Discurso a los
participantes en la plenaria de la Academia Pontificia de Ciencias de 28 de
octubre de 2010; Entrega del “Premio Ratzinger” de 30 de junio de 2011; Carta
Apostólica en Foma de Motu propio Porta Fidei de 11 de octubre de 2011;
Discurso a los miembros de la comisión Teológica Internacional de 2 de
diciembre de 2011; Discurso a los participantes en la Asamblea de la Pontificia
academia para la vida de 25 de febrero de 2012.
[9] J. SANJOSE, «Etica y ciencia en Lo natural, lo
artificial y la cultura», edit por Alonso Bedate, Madrid 2011, 135-1254.
[10] Cf. www. catholic.net. consultado el 03/03/2012: “Ahora
hay físicos que incluso reivindican la física como la nueva teología,
asegurando no sólo que Dios es una exigencia de la evolución tal como la
conocemos hoy, sino también que la resurrección de los muertos se deduce de
ecuaciones matemáticas, al igual que la existencia del cielo y del infierno.
Una parte del discurso teológico es hoy reivindicado desde el ámbito
científico, si bien con otro vocabulario y conceptos. Hay diversas teorías, como la de la Realidad Última, que parecen
explicar a su manera la trascendencia inmanente del mundo que nos revela la
teología”.
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