Educación emocional en adolescentes

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María Gutiérrez Carmona y Jorge Expósito López de la Universidad de Granada, en la revista,REOP. Vol. 26, no2, 2o Cuatrimestre, 2015, pp. 42 - 58, han publicado un artículo muy interesante titulado AUTOCONCEPTO, DIFICULTADES INTERPERSONALES, HABILIDADES SOCIALES Y CONDUCTAS ASERTIVAS EN ADOLESCENTES, con el alumnado de PCPI que muestran la importancia de la educación emocional en los adolescentes. Como lo considero interesante copio íntegramente el resumen y las conclusiones.


La literatura especializada considera la importancia de las habilidades sociales, autoconcepto y otros términos relacionados en el desarrollo personal y académico del alumnado adolescente. En este estudio se emplea un diseño cuasi experimental pretest postest con selección intencional de la muestra, analizando las necesidades formativas en el ámbito de las habilidades sociales, relacionadas con la Inteligencia emocional (IE), de 142 alumnos de siete centros de Educación Secundaria, que cursan Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI). En el proceso de evaluación se emplean cuatro cuestionarios: La Forma 5 de auto concepto/AF5 de García y Musitu (2001), el Cuestionario de evaluación de dificultades interpersonales en la adolescencia/ CEDIA de Inglés Saura, Méndez e Hidalgo (2000), la Escala de Habilidades Sociales/EHS de Gismero (2000) y el Auto-informe de Conducta Asertiva/ADCA de García Pérez y Magaz Lago (1994). El análisis de los datos permite describir las características y necesidades previas de este grupo y valorar la información obtenida con respecto a los déficits y mejoras antes y después de la intervención con este alumnado, mediante un programa de intervención para la mejora de estas competencias. La información recogida ha permitido poner de manifiesto los cambios que necesitan estos jóvenes en cuanto a su respuesta socio-emocional, ya que éstos se ven en continuas situaciones de riesgo, y carecen de las destrezas suficientes para evitar ciertos comportamientos conflictivos. Los resultados aportados no muestran diferencias estadísticamente significativas entre el pretest y postest, lo que plantea la necesidad de intervenciones más profundas y extensas para mejorar estas habilidades.
Conclusiones
Considerando las cuestiones, planteadas como origen de este estudio, se puede afirmar que el análisis diagnóstico muestra un alumnado de PCPI caracterizado por déficits en ciertos factores socio-emocionales, principalmente en habilidades sociales, que hacen imprescindible la consideración de intervenciones educativas sobre estos aspectos mediante el desarrollo de programas específicos basados en estos componentes.
Considerando el inconveniente de la necesidad de actuaciones profundas y a largo plazo para alcanzar consistentes cambios conductuales, se pueden apreciar ligeros cambios entre el pretest y el postest. Aunque estadísticamente no significativos, si puede hacer vislumbrar la necesidad de plantear una intervención y evaluación más profunda. Y por otro lado, sería interesante evaluar si otro tipo de alumnado diferente al que se encuentra cursando PCPI asignado a un grupo control, presentaría cambios más significativos en el mismo espacio temporal.
Además de esta dificultad de crear cambios de conducta a corto plazo, en cuanto al diseño de las intervenciones, ha de considerarse la impulsividad prototípica de la población de destino. Por lo que los planteamientos y planificaciones de intervención deben plantearse desde la flexibilidad (Vaello, 2007), ya que en las sesiones pueden surgir múltiples obstáculos que sería necesario solventar sin vaciarla de contenido. Además sería más adecuado que fuesen implementadas por personas conocida y respetada previamente por el grupo destinatario, como pude ser uno de los/as tutores/as habituales o cualquier persona con un acercamiento temporal amplio a los escenarios y actores, que infunda mayor confianza y facilidad en las sesiones, permita la libre expresión de ideas y opiniones de los usuarios, dejando al final de cada sesión, unos minutos para conocer su opinión y sugerencias de mejora (Samaniego, 2001). Estos aspectos de acceso a los centros y sujetos han supuesto una de las limitaciones más importantes en el desarrollo de la investigación, ya que además de ofrecer una muestra limitada, son contextos educativos complejos y los propios sujetos implicados le asignan una escasa valoración cercana al fracaso en el sistema formativo y con una asignación de escasa visibilidad social.
La enseñanza de las emociones y habilidades sociales no depende de instrucciones verbales, por lo que las acciones específicas serán más influyentes en la medida que los sujetos puedan ponerlas en práctica y entrenarlas para su perfeccionamiento; de este modo, podrán convertirse en parte de nuestro repertorio emocional (Fernández y Extremera, 2000). Por lo tanto, el programa de intervención llevado a cabo, ha sido diseñado en este sentido para un mejor aprendizaje/entrenamiento de las habilidades sociales, que de algún modo generalizara la
REOP. Vol. 26, no2, 2o Cuatrimestre, 2015, pp. 42 - 58 [ISSN electrónico: 1989-7448] 54
Autoconcepto, dificultades interpersonales, habilidades sociales y conductas asertivas... María Gutiérrez Carmona et al
aplicación de las emociones en nuestra vida diaria y en las relaciones sociales, por lo que podría tomarse como un programa prototípico en la base de planificaciones más amplias o incluso para el diseño e incorporación curricular de esta tipología de temáticas.
Hay que tener en cuenta el cuestionario CEDIA, ya que mientras el resto de instrumentos muestran un claro nivel insuficiente de destrezas del área evaluada; en lo que se refiere a la dificultad de relación con los demás, el alumnado presenta una gran seguridad y facilidad. Sin embargo, un análisis más profundo desde la experiencia en esta tipología de actividades, cabe decir que esa facilidad no viene respaldada por destrezas sociales como la empatía, el respeto o la comprensión, sino más bien, por una actitud generalmente fuera de lugar de exigencia, y con poca reflexión de las palabras. Es un colectivo que no se caracteriza por su timidez sino por lo que podría denominarse brusquedad en las relaciones; siendo ésta r una de las causas por las que obtienen bajas puntuaciones en los demás cuestionarios, ya que incluso, auto- declarativamente no se paran a pensar, incluso puede que les de igual a quien se dirigen y la forma en que se dirigen con su entorno.



La importancia de esta tipología de evaluaciones, en contextos educativos considerados tradicionalmente complejos, se refiere precisamente a la especificación de los factores sobre los que convendría intervenir. De forma que a mayor puntuación en los cuestionarios, mayor madurez en aspectos como la responsabilidad, la resolución de conflictos, la integración social y escolar; y mientras obtengan puntuaciones más negativas habrá mayor desajuste escolar, presencia de ansiedad, problemas con los iguales o conductas violentas. Por lo que de forma general, se puede afirmar que la enseñanza de las emociones tiene un papel muy importante en la educación de los adolescentes, principalmente adolescentes que se encuentren en contextos conflictivos, u otro tipo de colectivos con riesgo de exclusión como pueden ser personas con alguna discapacidad que tienen mayores dificultades para la integración.
De forma general estos hallazgos son congruentes con estudios sobre el mismo campo (Trianes, 1996; Garaigordobil y García de Galdeano, 2006; Garaigordobil, 2004; Torrente y Rodríguez, 2004; Extremera y Fernández-Berrocal, 2004; Pérez-Fuentes, Gázquez, Fernández- Baena, y Molero, 2011) que ponen de manifiesto la importancia de enseñar habilidades socio- emocionales a estos colectivos, como una asignatura más del currículo (Bisquerra, 2000; Vallés, 2008).





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