Concepto de "hombre" en la modernidad

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Hay tres realidades sobre los que ha pensado la humanidad en los últimos siglos que determinan la forma concreta de la existencia humana: el hombre, el mundo y Dios.
Cada cultura y cada generación dan primacía a una u otra, pero las tres están interrelacionadas. Dependiendo del lugar que ocupen, el destino que el hombre se marca es diferente.
El centro de interés, de valor y de finalidad en un principio fue el mundo, pasando después a Dios y en el momento actual, al hombre.
En el camino hacia la concentración antropológica se han dado distintas facetas. Si se sigue la historia se contempla que la principal preocupación de Sócrates, fue quién y cómo enseñar a los hombres a ser hombres, es decir, la interioridad moral, o bien, san Agustín, con la interioridad espiritual, rompen el interés del hombre sobre la naturaleza, para preocuparse por el mismo hombre. Durante el giro antropológico que se dio en la modernidad se encuentra como representante las palabras de Alexander Pope, (Oratio de hominis dignitate, Firenze 1942): Conócete a ti mismo, no presumas de escudriñar a Dios; el (objeto de) estudio propio del humanidad es el hombre.
Kant tuvo una preocupación durante su tarea filosófica que no fue otra que descubrir las posibilidades, los fines y los límites de la razón humana. Sus preguntas: ¿qué puedo saber?, ¿qué puedo hacer?, ¿qué me está permitido esperar?, ¿qué es el hombre?, las responde desde la metafísica. la primera; desde la moral, la segunda; la tercera con la religión y la cuarta con la antropología; pero si se analizan las tres primeras, se observan la dependencia con la antropología porque esas preguntas se religan a la cuarta.
Feuerbach hace una reducción de la teología a la antropología, porque afirma que todas las concepciones anteriores de Kant o Hegel, lo único que hacen es ocultar el ateísmo, porque la única realidad, la suprema verdad o el supremo deber es el hombre. Cuando habla de las religiones sostiene que todas han enumerado atributos a Dios que pertenecen al hombre y los ha proyectado a un ser irreal llamado Dios. Frente al protestantismo toma la misma postura, pero en vez de Dios, habla de Cristo, humanizando a Dios.
Nietzsche avanza un paso más en el ateísmo reclamando la negación de la teología, con la premisa que Dios debe desaparecer para que aparezca el hombre. Hace un cambio de palabras: donde antes se decía verdad, el pone voluntad; y donde se decía acción pone poder. Voluntad de poder matando a Dios. Porque si existe Dios hay Verdad, sentido, fin, futuro, origen y deber. Quiere recuperar este mundo del trasmundo identificado con Dios que predicaba el sacerdote y que el filósofo encubría. Dios es una mentira y por lo tanto hay que cambiar al mundo, hay que llevarlo a etapas anteriores al cristianismo uniendo la naturaleza y el hombre, permitiendo ser al hombre ser en plenitud de poder de placer, de ser. Su adopción de Dionisios superará la compresión cristiana del hombre, del mundo y de Dios.



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