Relaciones entre protestantes y católicos.Un poco de historia
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El V Centenario del nacimiento de Lutero
Olegario González de Cardedal, en el año 1983, en los días 6, 13, y 27 de julio publica en el periódico Ya tres artículos sobre este monje agustino que tanto ha influido en Europa, en la Iglesia católica y en España, porque significó romper con la unidad de la Iglesia occidental con modificaciones profundas en Europa y en España.
Para hablar de Lutero hay que situarlo en el contexto, en el final de la Edad Media y el principio de la Modernidad, con el cambio de mentalidad que supuso en todos los ámbitos. Se produjo una transformación en lo religioso con ayuda de los príncipes alemanes, movidos por el deseo de autonomía de los germanos frente a autoridades tanto seculares como religiosas; se consolidó la formación del alemán moderno (traducciones de la Biblia), y la creación de una construcción teológica propia así como el inicio de una cultura política, filosófica y literaria alemana; a la vez, se produjo una diferencia en las expresiones cristianas debido a la idiosincrasia de los países nórdicos frente a los del Sur.
González de Cardedal afirma que no se puede entender Europa si este monje agustino, que revolucionó su momento histórico. En el ambiente se respiraba el deseo de una reforma en la Iglesia, de una Iglesia que carecía de una teología y espiritualidad que satisficiera los deseos de los católicos, y él con su respuesta, cambio la cultura.
El era creyente, religioso y se convirtió en un hereje. ¿Por qué? En todas las épocas se ha intentado buscar esta respuesta, a veces con soluciones como afirmar que Lutero era un profeta, que recibió una revelación; o bien un guía del verdadero evangelio, deformado por el Papa y la iglesia; o el verdadero descubridor de la razón moral; y también se le rechaza por haber despreciado la razón; o por ser servidor de los poderes políticos opresores; o bien como liberador de la religiosidad exterior, etc.
El teólogo se pregunta cómo lo juzga el catolicismo. El catolicismo da su respuesta como “un rechazo cerrado y unánime”, como hereje, inmoral impostor y provocador. El Concilio de –Trento toma cada una de sus proposiciones heréticas y fija el contenido de la doctrina católica. Lutero rompe con la Iglesia y confía la fe a los príncipes o a los teólogos, sin ser normativos, solo indicativos.
Esta imagen de Lutero como hereje, no cambia desde el Concilio de Trento hasta comienzos del siglo XX cuando los autores católicos estudian los motivos de ls Reforma. Se plantearon su etapa católica, y en esta investigación sobresalen tres autores: Denifle con su interpretación teológica moral, Crisar con su interpretación psicológica y Loret entendiéndolo como reformador porque la Iglesia lo pedía, y a pesar de sus buenas intenciones, acabó mal, victima de su propia genialidad.
Cuando León XIII abre los archivos vaticanos, y se da libertad para analizar la verdad histórica, se conoció al Lutero de la historia y el contenido doctrinal que afirmó.
Congar prolonga la interpretación de Lortz sobre él, afirmado que es un hereje pero intentando analizarlo desde dentro de la Iglesia, buscando los motivos que motivaron al fraile y a sus deseos de reforma.
El Concilio Vaticano II recogió las conclusiones de numerosos estudios realizados recuperando la figura de Lutero dentro del catolicismo. Así mismo el protestantismo se ha acercado a Roma, olvidando el desprecio hacia la Iglesia católica. Hay que superar los prejuicios hacia su figura para formar un único Cuerpo de Cristo.
En el año 1983, González de Cardedal afirma que las relaciones entre católicos y protestantes están basadas en la cercanía y su diálogo es de forma pacífica.
Lutero decía: “Solamente la Escritura, solamente la Gracia, solamente la Palabra, solamente Cristo”. ¿Qué decía al afirmar esto? Quería expresar, que frente a todo intento del hombre de divinizarse o de toda soberanía de la iglesia, Dios es anterior al hombre .
El protestantismo moderno se ha dado cuenta que los que afirma el catolicismo Escritura y Tradición, Gracia y Obras, Palabra y Sacramento, Cristo e Iglesia, significa que la acción de Dios es la causa primera, y la de los hombres causa segunda y que nunca pueden entrar en colisión. Dios y Hombre unidos.
Los españoles no hemos beneficiado del esfuerzo que durante muchos años ha realizado la teología, tanto que hoy se puede ser español y protestante, exponiendo públicamente la fe. A la vez, a la fe no nos lleva el ser español y la coacción del gobierno, sino la elección libre, y hoy tampoco se considera al protestantismo como algo negativo para la conciencia española.
Hoy las relaciones entre protestantismo e Iglesia católica han cambiado y ya no se basan en la desconfianza ni en la negación entre ambos porque hoy el antagonismo surge entre fe y no fe, entre cristianismo e increencia. Desde el Concilio, “el ecumenismo de la religión tiene que extenderse hoy al ecumenismo de las culturas, de la esperanzas, de las libertades y de la justicia para todos”. Hoy son considerados como hermanos separados y no herejes, la libertad no es contra los demás y para conseguir la unidad de la Iglesia es necesario recuperar el pasado y proyectarse hacia el futuro con una nueva mentalidad de misión.
El V Centenario del nacimiento de Lutero
Olegario González de Cardedal, en el año 1983, en los días 6, 13, y 27 de julio publica en el periódico Ya tres artículos sobre este monje agustino que tanto ha influido en Europa, en la Iglesia católica y en España, porque significó romper con la unidad de la Iglesia occidental con modificaciones profundas en Europa y en España.
Para hablar de Lutero hay que situarlo en el contexto, en el final de la Edad Media y el principio de la Modernidad, con el cambio de mentalidad que supuso en todos los ámbitos. Se produjo una transformación en lo religioso con ayuda de los príncipes alemanes, movidos por el deseo de autonomía de los germanos frente a autoridades tanto seculares como religiosas; se consolidó la formación del alemán moderno (traducciones de la Biblia), y la creación de una construcción teológica propia así como el inicio de una cultura política, filosófica y literaria alemana; a la vez, se produjo una diferencia en las expresiones cristianas debido a la idiosincrasia de los países nórdicos frente a los del Sur.
González de Cardedal afirma que no se puede entender Europa si este monje agustino, que revolucionó su momento histórico. En el ambiente se respiraba el deseo de una reforma en la Iglesia, de una Iglesia que carecía de una teología y espiritualidad que satisficiera los deseos de los católicos, y él con su respuesta, cambio la cultura.
El era creyente, religioso y se convirtió en un hereje. ¿Por qué? En todas las épocas se ha intentado buscar esta respuesta, a veces con soluciones como afirmar que Lutero era un profeta, que recibió una revelación; o bien un guía del verdadero evangelio, deformado por el Papa y la iglesia; o el verdadero descubridor de la razón moral; y también se le rechaza por haber despreciado la razón; o por ser servidor de los poderes políticos opresores; o bien como liberador de la religiosidad exterior, etc.
El teólogo se pregunta cómo lo juzga el catolicismo. El catolicismo da su respuesta como “un rechazo cerrado y unánime”, como hereje, inmoral impostor y provocador. El Concilio de –Trento toma cada una de sus proposiciones heréticas y fija el contenido de la doctrina católica. Lutero rompe con la Iglesia y confía la fe a los príncipes o a los teólogos, sin ser normativos, solo indicativos.
Esta imagen de Lutero como hereje, no cambia desde el Concilio de Trento hasta comienzos del siglo XX cuando los autores católicos estudian los motivos de ls Reforma. Se plantearon su etapa católica, y en esta investigación sobresalen tres autores: Denifle con su interpretación teológica moral, Crisar con su interpretación psicológica y Loret entendiéndolo como reformador porque la Iglesia lo pedía, y a pesar de sus buenas intenciones, acabó mal, victima de su propia genialidad.
Cuando León XIII abre los archivos vaticanos, y se da libertad para analizar la verdad histórica, se conoció al Lutero de la historia y el contenido doctrinal que afirmó.
Congar prolonga la interpretación de Lortz sobre él, afirmado que es un hereje pero intentando analizarlo desde dentro de la Iglesia, buscando los motivos que motivaron al fraile y a sus deseos de reforma.
El Concilio Vaticano II recogió las conclusiones de numerosos estudios realizados recuperando la figura de Lutero dentro del catolicismo. Así mismo el protestantismo se ha acercado a Roma, olvidando el desprecio hacia la Iglesia católica. Hay que superar los prejuicios hacia su figura para formar un único Cuerpo de Cristo.
En el año 1983, González de Cardedal afirma que las relaciones entre católicos y protestantes están basadas en la cercanía y su diálogo es de forma pacífica.
Lutero decía: “Solamente la Escritura, solamente la Gracia, solamente la Palabra, solamente Cristo”. ¿Qué decía al afirmar esto? Quería expresar, que frente a todo intento del hombre de divinizarse o de toda soberanía de la iglesia, Dios es anterior al hombre .
El protestantismo moderno se ha dado cuenta que los que afirma el catolicismo Escritura y Tradición, Gracia y Obras, Palabra y Sacramento, Cristo e Iglesia, significa que la acción de Dios es la causa primera, y la de los hombres causa segunda y que nunca pueden entrar en colisión. Dios y Hombre unidos.
Los españoles no hemos beneficiado del esfuerzo que durante muchos años ha realizado la teología, tanto que hoy se puede ser español y protestante, exponiendo públicamente la fe. A la vez, a la fe no nos lleva el ser español y la coacción del gobierno, sino la elección libre, y hoy tampoco se considera al protestantismo como algo negativo para la conciencia española.
Hoy las relaciones entre protestantismo e Iglesia católica han cambiado y ya no se basan en la desconfianza ni en la negación entre ambos porque hoy el antagonismo surge entre fe y no fe, entre cristianismo e increencia. Desde el Concilio, “el ecumenismo de la religión tiene que extenderse hoy al ecumenismo de las culturas, de la esperanzas, de las libertades y de la justicia para todos”. Hoy son considerados como hermanos separados y no herejes, la libertad no es contra los demás y para conseguir la unidad de la Iglesia es necesario recuperar el pasado y proyectarse hacia el futuro con una nueva mentalidad de misión.
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