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Autora: Julia Yúfera, Universidad de Barcelona
Artículo Mística y ética: desafíos para nuestro tiempo. De la experiencia mística a la acción moral" en ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política n. 53, julio-diciembre, 2015, 679-695. aparece la siguiente introducción:
A pesar del proceso de secularización y de laicidad que trajo consigo la modernidad y, más aún, su deslegitimación posterior, acontecida sobre todo en los países occi- dentales; a pesar de que, en la era de la téc- nica, lo sagrado ya no parece ser lo tras- cendente, sino la tecnología, y que el sentido de la existencia parece no bus- carse en el más allá ni dentro del corazón humano, sino en los instrumentos que el hombre ha fabricado y que apenas con- trola (Jonas, 2001); a pesar de que parece que quien decide qué se ha de hacer, qué es lo correcto y lo justo, ya no es ni la re- ligión, ni el hombre (Alcoberro, 2003), sino la sofisticación de una maquinaria tecnológica que parece configurarnos y al mismo tiempo desconfigurarnos, hacién- donos vulnerables por la potencia de su propia autonomía; a pesar de todo ello, el siglo XX y nuestro siglo son, paradójica- mente, los que más atención han prestado a la experiencia mística.
Autora: Julia Yúfera, Universidad de Barcelona
Artículo Mística y ética: desafíos para nuestro tiempo. De la experiencia mística a la acción moral" en ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política n. 53, julio-diciembre, 2015, 679-695. aparece la siguiente introducción:
A pesar del proceso de secularización y de laicidad que trajo consigo la modernidad y, más aún, su deslegitimación posterior, acontecida sobre todo en los países occi- dentales; a pesar de que, en la era de la téc- nica, lo sagrado ya no parece ser lo tras- cendente, sino la tecnología, y que el sentido de la existencia parece no bus- carse en el más allá ni dentro del corazón humano, sino en los instrumentos que el hombre ha fabricado y que apenas con- trola (Jonas, 2001); a pesar de que parece que quien decide qué se ha de hacer, qué es lo correcto y lo justo, ya no es ni la re- ligión, ni el hombre (Alcoberro, 2003), sino la sofisticación de una maquinaria tecnológica que parece configurarnos y al mismo tiempo desconfigurarnos, hacién- donos vulnerables por la potencia de su propia autonomía; a pesar de todo ello, el siglo XX y nuestro siglo son, paradójica- mente, los que más atención han prestado a la experiencia mística.
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