Eros-Agape
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OGC Una
encíclica: ¿trivialidad o genialidad?ABC, 13/02/2006.
La encíclica del Papa fechada el 25/12/2006, Deus caritas est, presenta
la unidad del amor en la creación y en la historia de la salvación yen segundo
lugar, caritas, el ejercicio del amor por parte de la Iglesia como
"comunidad de amor" trata del ejercicio concreto del mandamiento del
amor hacia el prójimo.
El arquetipo del amor por excelencia es entre el
hombre y la mujer, conocido en Grecia como “Eros”. En la Biblia se profundiza
en este concepto llamando Ágape al amor oblativo, novedad esencial del cristianismo,
produciendo confusión en muchos al afirmar la negación del Eros por los
cristiano, pero eso no es real, sino que se rechaza el Eros cunado se confunde
con puro sexo. "Eros" y "Ágape" exigen no estar nunca
separados completamente uno de otra, al contrario, cuanto más encuentran su
justo equilibrio, más se cumple la verdadera naturaleza del amor. Si bien el
"eros" inicialmente es sobre todo deseo, a medida que se acerque a la
otra persona se interrogará siempre menos sobre sí mismo, buscará cada vez más
la felicidad del otro, se entregará y deseará "ser" para el otro: así
se adentra en él y se afirma el momento del "ágape". La forma más
radical de ese Eros-ágape se da en Jesucristo, que es el amor de Dios
encarnado. Según OGC, que presenta la encíclica como un diálogo lúcido y
generoso con la modernidad presentando al amor como condición necesaria para
redimirlo:
“La encíclica es una confrontación
silenciosa con el platonismo, el judaísmo
y el Islam. Frente al eros del platonismo y al nomos del judaísmo, expone lo
que, prolongando legítimas intuiciones en aquel y divina revelación en este,
ofrece de específico el cristianismo (ágape). En el horizonte del pensamiento
moderno, la encíclica tiene detrás la postura de Lutero y cierto pensamiento
protestante que, llevado de su acentuación del pecado, proyecta una mirada
negativa sobre lo que este desencadena en el hombre. Desde aquí se contrapone
el eros , como impulso ascendente, posesivo, impuro, propio del hombre pecador
, al ágape o amor generoso, oblativo, de pura benevolencia, propio de Dios y
del hombre”.
Esta encíclica recupera la visión unificada de
creación y redención, de amor divino y amor humano, de ese amor eros y amor ágape.
El mismo Pseudo-Dionisio define a Dios como Eros y ágape al mismo tiempo.
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