PRINCIPIOS DE LOS CATAROS

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 De la enciclopedia católica


 PRINCIPIOS DE LOS CATAROS

La característica esencial de los cátaros fue la fe en el dualismo. 

Por ejemplo creer en el principio del bien y el mal. 
El primero creó el universo invisible y espiritual, mientras que el segundo fue el autor del mundo material. 

Existen diferencias de opinión acerca de la naturaleza de estos dos postulados.

Los dualistas absolutos admitieron una perfecta equidad, mientras la corriente mitigada del dualismo se inclinaba por considerar que el principio del bien era eterno y supremo, mientras que el mal, inferior y una mera criatura. 

Tanto en el oriente como en el occidente, las dos versiones del dualismo llegaron a coexistir. Los bogomili del oriente profesaron las formas modificadas.

En occidente, los albaneses en Italia y casi todos los cátaros no italianos, fueron partidarios del dualismo rígido


El dualismo mitigado o modificado prevaleció entre bagnolenses y concorrezenses, quienes fueron más numerosos que los albaneses de Italia, aunque con poca representación en el exterior 


No solamente los albanenses y los concorrezenses se opusieron entre ellos, al punto de condenas mutuas, sino que también existieron divisiones entre los albanenses. 

Juan de Lugio, o de Bergamo, introdujo innovaciones en el sistema doctrinal tradicional, el que fue defendido por su (y quiza único) padre espiritual Balasinansa, o Belesmagra, el Obispo Cátaro de Verona. Hacia el año 1230 Juan llegó a ser el líder de un nuevo partido compuesto por los integrantes más jóvenes e independientes de la secta. 

En los dos principios coeternos de bien y mal, él ve dos dioses en contienda; entre ellos se limitan mutuamente sus libertades.


La perfección infinita no es un atributo del bien. Siendo un rasgo del mal, puede penetrar en todas las criaturas, y sólo puede producir seres imperfectos. Los bagnolenses y Concorrenzes fueron también diferentes en algunas cuestiones doctrinales. Los primeros mantuvieron que las almas humanas fueron creadas y habían pecado antes de que el mundo estuviese ya formado.


Los concorrezenses enseñaron que Satán insufló en el cuerpo del primer humano, su trabajo, un angel de quien se derivan las almas humanas en el sentido de haber sido culpable y de haber sido un transgresor. El sistema moral, la organización, liturgia del absoluto y el dualismo mitigado no tienen entre ellos diferencias substanciales, y han sido tratados como temas en el artículo de los albigenses.

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