Las claves de la espiritualidad de Jesús.José Antonio Pagola Elorza
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Comentarios finales de Maricel Mena López, Cuerpo y espiritualidad: Para una comprensión del cuerpo de Jesús en el Prólogo de Juan
El estudio realizado hasta este punto nos permite entender a un evangelio inserto dentro de la tradición bíblica, Juan trae la memoria de la teología de la creación, de la teología profética y sapiencial, hasta llegar a la teología de la encarnación.
Estas teologías evocan el pasado y también el futuro de la nueva creación en medio de la cual Jesús se reveló.
Juan reinterpreta la tradición anterior al proponer el cuerpo de Jesús como nueva tienda, su realidad física habita en medio del pueblo y es allí donde ejerce su misericordia y exige de sus seguidores el mandato del amor incluyente.
La riqueza explorada en este prólogo nos deja muchos desafíos para nuestra praxis comunitaria y de fe y para la compresión de todo el evangelio, tales como:
- Pensar Juan desde la teología de la creación, de un Dios que crea al mundo y manifiesta su amor a su creación, de la cual participamos y estamos invitados a ser co-equiperos con Jesús en el en el cuidado de su obra.
- Volver al principio fundamental de toda la lucha cristiana, que es el cuidado de la creación en plenitud. Entender que el punto de referencia de nuestra praxis es la experiencia de la vida. No se trata de seguir leyes que atentan contra la vida sino de potencializar la vida humana acentuando su libertad y capacidad de acción.
- El proyecto luz-vida (v.1-4) enfatiza que la vida precede la verdad, no se afirma que la luz (verdad) es la vida sino que la vida es la luz (verdad). Por lo tanto, nuestra propia vida hay que experimentarla y reconocerla. Este es un gran desafío para las comunidades cristianas que han puesto el énfasis en el templo como algo exterior a nuestro ser, y quizás por este motivo hemos desvalorizado la vida de nuestros semejantes a tal punto de generar exclusiones.
- El entender a Jesús como hijo de la Sabiduría que viene del seno del Padre, nos desafía también a leer la Divinidad desde el principio masculino y femenino, de este modo, son interpeladas nuestras prácticas religiosas y el modo de relacionarnos con Dios de una manera más integral e integradora de la vida.
- La lectura de la Biblia desde nuestra corporalidad, lejos de fragmentarnos nos desafía a una lectura integral e integradora de vida, nos ayuda a entender que la buena sabiduría parte del corazón mismo de nuestras subjetividades.El evangelio de la pluralidad y diversidad puede ser entendido a partir de la complejidad de la experiencia de nuestra gente oprimida. De los enormes conflictos sicológicos, sociales, económicos, políticos, religiosos, de autoridad; presentes en nuestras familias comunidades, movimientos, organizaciones.Esto es importante por varias razones.Primero, para poder entender la dinámica social de lucha contra la opresión.Segundo, para reflexionar sobre la enorme riqueza que hay en la vida real, en la vida cotidiana, de las periferias, de los bordes, desde dónde emerge creativamente nuevos paradigmas teológicos y eclesiales.Tercero, para descubrir el carácter fragmentario, heterogéneo y contradictorio de los textos bíblicos, sobre la formación arbitraria y conflictiva del canon y de su supuesta unidad y completitud.Cuarto, para entender como el pueblo pobre se aproxima a la Biblia de manera abierta, crítica, humilde y creativamente.Quinto, para entender que la producción bíblico-teológica no es un monopolio de los especialistas y que desde la vida cotidiana emergen propuestas nuevas que van en contra vía de las estructuras patriarcales, autoritarias y monolíticas.
Los procesos de fe en la comunidad del discipulado de iguales están requiriendo la inclusión y el reconocimiento mutuo de la diversidad y la especificidad humana.
El Evangelio de Juan nos enseña esta dinámica creadora de lo comunitario a partir de la corporeidad de mujeres y hombres emancipados. La Palabra-Sabiduría; Vida-Luz es el cuerpo comunitario de una comunidad que reafirma el valor de las subjetividades individuales y colectivas y que exalta de manera especial los cuerpos de los sujetos sociales que han sido empobrecidos y excluidos.
Nuestras lecturas bíblicas comunitarias y contextuales se realizan desde los sectores populares, excluidos y marginalizados por el sistema, a quienes en muchas ocasiones su dignidad ha sido quebrantada, mujeres, niños, jóvenes, que han emprendido un proceso de reafirmación de sus identidades. Este proceso pasa indiscutiblemente por la valoración de nuestro propio conocimiento. Con un conocimiento aplicado al plano de nuestras creencias sagradas, nuestras formas de comprender las “verdades de nuestra fe”. El desafío aquí es como aplicar ese conocimiento para una eclesiología liberadora e incluyente. Que apuestas tenemos que hacer para que volvamos al corazón mismo del evangelio y de su radicalidad a favor de la vida misma, del proyecto de Jesús del que nos decimos inspira nuestra praxis cristiana. ¿Cómo hacemos posible un mundo más humano, con relaciones de género más equitativas, más justas y reconciliadas con la naturaleza y con la vida de los más pobres?
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