Espiritualidad cristiana en el Concilio VaticanoII
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Cuando en el Concilio Vaticano II, analizando la necesidad de dar respuesta al mundo actual e intentando intensificar la unidad entre la fe y la vida del cristiano, propuso una renovación de la espiritualidad cristiana. Una renovación de la espiritualidad para transformar el mundo en el que el hombre vive y se inserta. Pablo Martí revisando los documentos del Concilio afirma[1]:
La persona cristiana se comprende desde le misterio de Jesucristo y el misterio de la Trinidad en la Iglesia y en el mundo. A partir del misterio de Cristo la espiritualidad cristiana se ilumina en tres puntos nucleares: en la comunión con Dios (Dei Verbum y Sacrosanctum Concilium); en la llamada universal a la santidad y a la misión apostólica (Lumen Gentium y Apostolicam Actuositatem; en la espiritualidad vivida en el mundo y para la transformación del mundo (Gaudium et Spes).
[1]P. Marti, "La espiritualidad cristiana en el Concilio Vaticano II", en Scripta Theologica 45 (2013) 153-184.
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