Algunos conventos del siglo XVI fueron lugares de promoción intelectual para mujeres con inquietudes
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tomado de www.tendencia 21.com
Un estudio llevado a cabo por una investigadora de la Universidad de Alicante analiza el origen de las monjas llamadas emparedadas. El trabajo desvela que diez mujeres encerradas fueron las creadoras del primer convento femenino en Alicante en el siglo XVII y destaca la lucha de estas mujeres por rehuir el control impuesto por parte de los hombres.
Las beatas y las emparedadas son los dos modelos que reflejan los ideales monásticos que desde finales del siglo XVI impregnaban el sentir religioso popular.
Las primeras formaban los beaterios; mientras, las emparedadas eran grupos de mujeres que se retiraban a un lugar de forma espontánea y con la finalidad de alcanzar un alto grado de contemplación mediante la práctica de la soledad y el aislamiento, señala Berta Echániz, investigadora de la Universidad de Alicante.
Según Echániz, autora de un estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Feminismo/s, ambos modelos se definen como manifestaciones libres y voluntarias de la vida regular, conformando movimientos de renovación espiritual no procedente de la jerarquía eclesiástica.
En su opinión, los conventos podían llegar a convertirse en un lugar de promoción intelectual para aquellas mujeres con inquietudes, que deseaban cultivar su afición por la lectura o la escritura. La lucha de estas mujeres por rehuir el control impuesto por parte de los hombres vinculados al convento caracteriza su esencia. "Y todo ello entre los siglos XVI y XVIII, cuando la religiosidad se perfilaba como un rasgo esencial en la educación de las mujeres", señala.
tomado de www.tendencia 21.com
Algunos conventos del siglo XVI fueron lugares de promoción intelectual para mujeres con inquietudes 11/07/2013
Un estudio llevado a cabo por una investigadora de la Universidad de Alicante analiza el origen de las monjas llamadas emparedadas. El trabajo desvela que diez mujeres encerradas fueron las creadoras del primer convento femenino en Alicante en el siglo XVII y destaca la lucha de estas mujeres por rehuir el control impuesto por parte de los hombres.
Las beatas y las emparedadas son los dos modelos que reflejan los ideales monásticos que desde finales del siglo XVI impregnaban el sentir religioso popular.
Las primeras formaban los beaterios; mientras, las emparedadas eran grupos de mujeres que se retiraban a un lugar de forma espontánea y con la finalidad de alcanzar un alto grado de contemplación mediante la práctica de la soledad y el aislamiento, señala Berta Echániz, investigadora de la Universidad de Alicante.
Según Echániz, autora de un estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Feminismo/s, ambos modelos se definen como manifestaciones libres y voluntarias de la vida regular, conformando movimientos de renovación espiritual no procedente de la jerarquía eclesiástica.
En su opinión, los conventos podían llegar a convertirse en un lugar de promoción intelectual para aquellas mujeres con inquietudes, que deseaban cultivar su afición por la lectura o la escritura. La lucha de estas mujeres por rehuir el control impuesto por parte de los hombres vinculados al convento caracteriza su esencia. "Y todo ello entre los siglos XVI y XVIII, cuando la religiosidad se perfilaba como un rasgo esencial en la educación de las mujeres", señala.
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