Toda teología debe empezar definiendo al hombre
J. Hoyos, "La imagen del hombre en Puebla", en Theologica Xaveriana 51,79 p. 137
Todo discurso teológico tiene, como punto de partida, una reflexión sobre el hombre desde su experiencia histórica, porque "el conocimiento del hombre desde sí mismo, la antropología, es la condición y el punto de partida de cualquier conocimiento" y porque la comprensión que se tenga del mundo y del hombre es horizonte de comprensión de la experiencia de la trascendencia y de su expresión verbal y no-verbal.
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