Vísperas. Libro: La música del silencio

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Fray Angélico          Revista Criterio

Vísperas
celebra el encendido de las lámparas cuando cae la noche. 
Es la contraparte de Laudes, cuando celebramos la llegada de la luz. … 

El ángel de Vísperas, con su túnica azul noche, ha dejado de tocar y sostiene sereno la pandereta que lleva el lucero nocturno en el parche. 

El ángel me recuerda unas líneas de T. S. Eliot del último de los “Coros de la Roca”: “Nuestro ritmo de vida terrenal, de la luz nos hace cansar. Sentimos alegría cuando termina el día, cuando termina la función […] largo es el día para el trabajo o para la función”. 

Vísperas es la hora que convoca a la paz interior, que es la reconciliación de las contradicciones que hay dentro de nosotros y a nuestro alrededor. …


El punto culminante de Vísperas es el canto del Magnificat … “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador…” Esa canción, que alaba a Dios por nuestra salvación, por nuestra reconciliación final, se canta todos los días del año en Vísperas. 

El oficio nocturno ve en la imagen maternal de María la dimensión materna de Dios como aquel que nos ama incondicionalmente, como una madre. … 

Podemos incorporar en forma activa el espíritu de Vísperas en nuestra vida cotidiana si encendemos todas las luces posibles en este mundo oscuro.
Como dice el lema paulino, “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”. ¿Qué velas podemos encender? ¿Una sonrisa, una palabra amable, una visita? … Nos volvemos más prójimos cuando oscurece. 

Vísperas es un llamado a la proximidad. Todos necesitamos acercarnos al prójimo en esta hora oscura de la historia.

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