Prólogo de "Voces contra la Ortodoxia"
Con el acelerado desarrollo de las sociedades contemporáneas se han producido todo tipo de transformaciones en el mundo, lo que ha afectado también el caminar de las religiones.
Estas se han visto sacudidas por los cambios culturales que vivimos, conduciéndolas a profundas crisis de las que no han podido salir.
Se pueden advertir en todos los sistemas religiosos dos grandes tendencias: una, que busca conservar desde la ortodoxia la doctrina, la teología y los ritos, es decir, se encierran ante las amenazas externas que representan las transformaciones culturales; la otra es aquella que dentro de las religiones se busca comprender el mundo moderno y hacer los cambios necesarios para saber insertarse en él.
Esta tensión interna la viven todas las religiones, es un choque entre
tradición y contemporaneidad, dando lugar a conflictos que muchas veces terminan en rupturas, y estas dan como resultado versiones de religiosidad, nuevas teologías y ritualidades renovadas.
Sin embargo, las rupturas también han producido sistemas religiosos e inclusive nuevas iglesias. En nuestro contexto esto se puede apreciar con la reproducción de las iglesias cristianas evangélicas y pentecostales.
Los aires de renovación y de cambio están abriendo ventanas, pero
también hay fuertes resistencias para que esa fuerza no modifique lo que
está escrito y lo que se predica desde hace siglos.
El catolicismo no es ajeno a este fenómeno, por lo que está sufriendo esta conflictividad, la cual no ha sido resuelta por el choque de visiones e intereses creados. Desde luego que se trata de un fenómeno de alta complejidad que no puede ser resuelto de la noche a la mañana.
En juego están siglos de creencias, mitos y tradiciones que forman parte de la subjetividad religiosa de millones de personas, y también está en juego el poder de una iglesia y un clero que no quiere perder su capacidad de influencia en la sociedad
Se escuchan muchas voces que indican que la crisis del catolicismo es
irreversible, o sea, que está de picada y que nadie detendrá semejante caída, tal como está sucediendo en la Europa occidental.
Pero también hay voces que dicen que la crisis actual es más por las que ha pasado la Iglesia católica a través de su historia, por lo que se repondrá y saldrá victoriosa para seguir evangelizando.
Lo cierto es que el propio clero católico sabe del tamaño del
problema, y envió una señal de alto valor con la renuncia del papa Benedicto XVI para dar paso, se supone, a un largo proceso de renovación, comenzando por la elección de un papa latinoamericano, el cual efectivamente tiene un discurso que se aleja de varias tradiciones y visiones eclesiásticas.
Ha sido un comienzo interesante; sin embargo, nadie sabe hasta donde
van las intenciones del Vaticano. Han abierto una gran oportunidad de
transformación que se desconoce si esto penetrará en toda la estructura
eclesial hasta llegar a las parroquias mismas, o si los cambios sólo serán superficiales.
El punto es que el papa Francisco ha despertado una importante
simpatía dentro y fuera de la Iglesia, incluso en las voces críticas y disidentes del propio catolicismo.
Bernardo Barranco, analista y crítico de la Iglesia católica señaló recientemente que las posturas y palabras del papa Francisco “son de animar y renovar la esperanza de tiempos nuevos, como si tratara de un segundo o nuevo aggiornamento o puesta al día”. Para este académico que siempre ha sido receloso del Vaticano y del clero mexicano, el papa Francisco representa la necesaria renovación de la Iglesia, aunque “enfrenta poderosos intereses enquistados en Roma”.
Como se aprecia, en diversos ámbitos se han despertado expectativas,
incluso, como se dijo, en aquellas voces que han sido objeto de sanciones por ir en contra de la teología y la doctrina oficial.
Se trata de sacerdotes y teólogos que fueron castigados en su momento por disentir de las “verdades” católicas.
Pues estos también ven esperanzas de una renovación animada por
el papa argentino. Voces progresistas como la de Leonardo Boff, José María Castillo y Hans Küng, entre otros, han escrito a favor del nuevo sumo pontífice y las posibilidades de darle un giro a la Iglesia y su teología tradicional.
Aquí cabe hacer una mención especial, la del mensaje del 33 Congreso
de Teología celebrado en Madrid, España, que abordó como tema La teología de la liberación, hoy, evento que se llevó a cabo del 5 al 8 de septiembrde 2013, y en el que participaron no pocos sacerdotes y teólogos que han sido sancionados por la Iglesia.
En su comunicado final, en el punto 12, los participantes del Congreso señalan lo siguiente:
Pedimos la inmediata suspensión de las sanciones y la rehabilitación de todas las teólogos y los teólogos represaliados (de quienes han visto sus obras prohibidas, condenadas o sometidas a censura, de quienes han sido expulsados de sus cátedras, de aquellos a quienes se les ha retirado el reconocimiento de “teólogos católicos”, de los suspendidos a divinis, etc.), sobre todo durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVÇI, que fueron especialmente represivos en cuestiones de teología moral y dogmática, en la mayoría de los casos por su vinculación
con la teolog.ía de la liberación e incluso por seguir las orientaciones del Concilio Vaticano II.
Dicha rehabilitación es exigencia de justicia, condición necesaria de
la tan esperada reforma de la Iglesia y prueba de la autenticidad de la misma.
Reivindicamos, a su vez, dentro de las Iglesias, el ejercicio de los derechos y libertades de pensamiento, de reunión, de expresion, de cátedra, de publicaciones, no respetados con frecuencia, y el reconocimiento de la opción por l@s pobres como
criterio teológico fundamental.
Con don Pedro Casaldaliga afirmamos que todo es relativo, incluida la teología, y que solo son absolutos Dios, el hambre y la liberación.
El presente libro se sitúa precisamente en este punto, es decir, en el tema
de los teólogos sancionados por su disidencia de las versiones oficiales.
En las siguientes páginas se puede leer una serie de breves ensayos sobre teólogos progresistas que guardan distancia del Vaticano y de los episcopados de sus países ses, debido a que su producción teologica cuestiona la forma de ser Iglesia y la teología tradicional, asunto que según n el alto clero contamina la pureza de las enseñanzas evangélicas y la autoridad eclesial.
En la mayoría de los casos abordados se trata de teólogos que fueron sancionados y de otros que prefirieron la ruptura con la Iglesia.
Pues bien, esta obra no tiene otra pretensión que exponer algunos testimonios, teologías alternativas y conflictos que se han suscitado con la autoridda vaticana.
El objetivo no es abonar a la prolongación del conflicto, sino
conocer esas otras teologías que han emanado dentro del mismo catolicismo y que buscan transformar, cambiar, renovar, reformar e incluso revoluciona las enseñanzas y la forma de ser Iglesia.
El propósito es poner sobre la mesade la reflexi.nó esos planteamientos que pueden contribuir a trazar cambios profundos en estos momentos en que se avizoran posibilidades de renovación.
La lista de te.logos que se inscriben en la tendencia renovadora es larga,
estos han existido desde siglos atrás. Sin embargo, en el libro solo reunimos diez testimonios que dan idea de cómo ha sido el debate teológico dentro del catolicismo.
En las siguientes líneas se pueden leer las posturas de claretianos,
jesuitas, franciscanos y diocesanos, tanto de Europa como de América
Latina y Asia central.
Algunos ya han fallecido, pero otros siguen activos e insistiendo en la necesidad de renovación de la Iglesia católica.
El primero en la lista de este volumen es el jesuita hinú. Anthony de
Mello, le sigue el te.ólogo diocesano de origen suizo Hans Küng, despues viene el texto sobre el exfranciscano y brasileo Leonardo Boff. A continuación exponemos los testimonios del teólogo español y exjesuita Jos María Castillo, y del gallego diocesano Andrés Torres Queiruga. Le siguen el claretiano radicado en Panamá Jose María Vigil y el jesuita Ignacio Martín-Baró, este último asesinado por el Ejército salvadoreño en 1989.
Tres preguntas nos hacemos con este libro: ¿el papa Francisco tendrá la
sensibilidad y el interés por escuchar estas voces que desde hace años proponen cambios urgentes en la Iglesia?
¿En este proceso que inicia con el nuevo pontificado ser. posible una reconciliación entre las teologías renovadas y las teologías tradicionales? .¿Habrá diálogo?
No queremos dejar de señalar que en el contenido del libro también
aparece un ensayo sobre Baruch Spinoza, judío, filósofo y teólogo de la modernidad del siglo XVII, quien tuvo una profunda ruptura con el judaísmo de su tiempo y quien pugnó a favor de la tolerancia religiosa y propuso un modo libre de interpretar las Sagradas Escrituras.
A su vez, también incluimos un texto sobre sufismo, corriente religiosa dentro del Islam pero que se le considera pre-islámica. Ambos casos, al igual que los ensayos sobre el catolicismo, representan posturas distintas a las oficiales, razón por la cual se producen desencuentros y, en no pocas ocasiones, rupturas.
De este modo, ofrecemos una pequeña muestra de los debates teológicos que viven las religiones, esperando despertar el interés por conocer esas otras visiones religiosas que, sin duda, enriquecen el panorama en estos momentos de cambios profundos en las sociedades contemporá neas.
Las religiones forman parte sustancial de las culturas de nuestro tiempo, como ha sido siempre en la historia, y es obligación de la academia estudiar estos fenómenos como parte del conocimiento que deben producir las universidades.
Juan Diego Ortiz Acosta
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