Formación humana y educación para y mediante el arte
José Rojas Bez. Cuba. Formación humana y educación para y mediante el arte Revista CLEA N° 9. Primer semestre 2020
RESUMEN
En este ensayo se reflexiona sobre prácticas comunes, posibles errores y conceptos necesarios relacionados con la doble dirección entre arte y educación: el para y el por (mediante). Se resaltan insuficiencias y necesidades en sus prácticas, así como la conveniencia de asegurar la realización de la doble dirección. Se refieren experiencias e ideas fundamentales sobre la correlación para y por el arte, y se resaltan algunas ideas fundamentales sobre la formación artística y humana asentadas por distintos pensadores en diversos momentos históricos.
Palabras claves: Educación, arte, formación humana.
Conclusiones: Principios sobre formación humana, educación y arte
Si se miran las funciones del arte, se evidencian sus lazos indisolubles con el desarrollo de la sensibilidad, las motivaciones, las capacidades y la personalidad íntegra de los seres humanos.
En la actividad artística y en toda situación estética vivenciada a plenitud como tal, los seres humanos se ven compelidos, “tensados” a desplegar sus habilidades sensorio motoras, desplegando la sensibilidad y emociones en necesaria integración con las facultades reflexivas y, en general, racionales sin olvidar la creatividad; de modo superlativo en ciertos movimientos artísticos que solicitan la participación o colaboración co–creadora, pero también en los demás.
La función comunicativa del arte, inseparable de la creativa y de las demás, significa un enriquecimiento del desarrollo social, al implicar el desarrollo de las habilidades y capacidades de comunicación, de los vínculos dialógicos con los demás seres humanos y el vasto universo de temas, problemas y formas naturales y sociales. Pero también incumbe al desarrollo del lenguaje y la imaginación en sentido estricto aún en el disfrute o realización solitaria de la obra.
Tras esta mirada, se sigue la plena conciencia de las posibilidades del arte para una amplia y honda formación humana –incluidos los procesos instructivos y educativos más institucionales– superadora de todo espíritu “bancario”, imitativo o llanamente normativo.
Bien conceptuado, el arte brinda una experiencia y un saber humano y universal inalcanzable comúnmente por otras vías. Proporciona conocimientos sobre nuestros más hondos procesos espirituales y sobre aspectos concretos del saber como la naturaleza, la sociedad y la vida misma, incluyendo los lenguajes y recursos expresivos; sobre los más velados secretos del universo como sobre los fenómenos más cercanos y cotidianos: Todo, siempre transmutado por la mirada artística, de modo que el arte genuino siempre implica una función educativa, muy distinta, contraria, dijimos, a la del didactismo y otras manipulaciones.
Con palabras más elegantes que las nuestras, Ernest Grassi reflexiona en Arte y mito:
En este aspecto también se revela la función pedagógica del arte; sólo cuando el trato con las obras de arte ha aguzado nuestra mirada podemos aprehender en los fenómenos, acontecimientos y objetos, los significados válidos para el hombre.
[...]
Así todo arte extrae del caos una posibilidad especial de ordenación para poder dominarlo. Cada una de estas estructuraciones es capaz de mantener presa por un tiempo limitado la mirada del observador, siempre profundizadora de nuevas dimensiones e indagadora de nuevas posibilidades. Esta mirada capta esas múltiples formas surgidas de la nada, arrancadas de la nada, en su simple sucesión, no en su posible simultaneidad.
Esta agudización de la mirada pervive tan innegable que es, no sólo admitida sino insistencia dada por hondos investigadores y pensadores de las más disímiles tendencias filosóficas desde la fenomenología hasta las filosofías cristianas y marxistas, incluyendo a Husserl, Heidegger, Vigotski, Kagan, Merleau-Ponty, Gadamer, Morin, López Quintás... El arte constituye un reino develador de los secretos del hombre y del mundo; y bastaría solo ello para reconocer su valor formativo.
Para mayor y mejor vislumbre, recuérdese también la función lúdica del arte. El hombre es homno ludens, juega (como los mamíferos y otros animales), y los impulsos lúdicos hallan campo de expresión e incluso sublimación en el arte.
Toda obra de arte lleva implícito el juego, el libre juego de fantasías, reglas, habilidades, procedimientos, ... la libertad, desenvolvimiento de habilidades e ingenio dentro de la reglamentación y la meta, y la libertad creadora también para transgredir las reglas y cánones estrechos, obsoletos, inoperantes, lo mismo en su proceso creativo que en su apreciación y participación consumidora.
Ello hace ver más que las posibilidades la necesidad del arte para el ser humano, individual y socialmente, así como, por ende, de la educación artística en todo proceso cabalmente formativos... pero nunca sólo como mediación, como enseñar tal o más cual cosa, decir una u otra cosa por medicación del arte.
El accionar solo mediante, el por aislado, puede facilitar el desarrollo de conocimientos, habilidades, capacidades, cualidades y valores generales, así como de comunicación y participación social; pero, en contrapartida, siempre queda, por lo menos, en la pobreza espiritual o incluso la mutilación de las potencialidades del ser humano, entonces ajeno a la experiencia plenamente estética.
Se hace necesaria también la otra dirección, la educación para el arte; favorecer, coadyuvar al desarrollo y las oportunidades de experimentar el arte y, en general, lo estético: la valoración, necesidad y disfrute propiamente estético. Con esta intensificación de la capacidad de crear, apreciar y participar socialmente; también el desarrollo de la plenitud espiritual.
Si se exigiesen pocas palabras como ejemplos ilustrativos, pudiera decirse que los filmes han de ser para aprender mucho mediante ellos, pero también para desarrollar y disfrutar las capacidades y la experiencia cinematográficas; así como las novelas han de valer para aprender mucho sobre muchísimos temas, pero también han de valer para desarrollar y disfrutar las capacidades y experiencias literarias.
Si se demandasen pocas palabras para resumir ideas, pudiera decirse que toda relación superior entre arte y educación implica los procesos del para y el por; que pueden ser válidos ciertos usos del mediante o el por siempre que no mutilen el para y que, aún cuando predomine al por siempre conviene el para; y que, cuando se imponga el predominio del para, la formación para el arte o una de las artes (la formación cinematográfica, literaria, plástica...), ello implica de por sí siempre mediaciones para conocimientos y habilidades desde la agudización de la mirada y los saberes, el desarrollo del sentimiento y la personalidad, y el incremento de las capacidades de comunicación y participación social.
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