La fe de los sencillos, recurso para la Iglesia
La fe de los sencillos, recurso para la Iglesia
El Papa camina solo, con paso lento y apesadumbrado, por el centro de Roma para dirigirse a la iglesia de San Marcello al Corso donde se conserva un crucifijo de madera del siglo XIV, considerado milagroso por generaciones enteras de romanos. Nadie le espera ni le detiene para saludarlo. Tan solo lo acompañan unos pocos agentes de la Gendarmería. Es una “procesión” solitaria que, precisamente por eso, encierra una extraordinaria fuerza simbólica.
Pasan unos días. El Papa al atardecer, bajo un cielo plomizo, reza en una plaza
de San Pedro vacía donde su figura blanca se hace pequeña en un espacio
que se torna surrealista.
Con él, solo ese Crucifijo que había venerado unos días antes y la Salus Populi
Romani, un icono mariano que ha acompañado la vida del pueblo de Roma
durante siglos.
Entre las imágenes que nos regala el dramático período que estamos viviendo
debido a la pandemia, estas instantáneas seguramente quedarán grabadas
en la memoria de millones de personas.
Cabe señalar que los dos momentos, tan espiritualmente intensos, están ligados
a devociones populares hechas suyas por el Papa Francisco, el obispo de
Roma que, como primer acto público después de su elección,
quiso rendir homenaje a la Madre en la basílica de Santa María la
para luego volver decenas de veces más con motivo de sus viajes apostólicos.
Una devoción que viene de lejos.
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