Dios confía en el hombre




"Dios tiene esperanza en el ser humano, tiene fe en el mundo, que es obra de su amor". González de Cardedal, Raíz de esperanza, 247-273.


No se cansa de confiar en nosotros y, cuando se topa con la cerrazón, la fragilidad o el pecado, abre sin cansarse caminos en la estepa y renueva su alianza haciendo nuevas todas las cosas (Ex 34,9-10; Ap 21,5). 

Al hacerse uno con nosotros, la historia humana se ha convertido en historia de Dios, en una historia de amistad ofrecida en libertad que, por ello, puede acogerse o rehusarse.

El Dios de la creación, de la alianza y de la encarnación, espera del ser humano: le ha encargado una misión y le ha otorgado confianza sin forzar su libertad. Dios deja el mundo en nuestras manos, nos necesita, cuenta con nuestro quehacer y espera de nosotros, de cada uno, de cada una, con nombre propio y singular. 

Toda persona es valiosa a sus ojos; nos confía una misión y nos reconoce como colaboradores y colaboradoras suyos, dignificándonos de manera asombrosa.


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